viernes, 20 de mayo de 2022

Una Acción Mundial Que Involucra A Las Iglesias – Por Saúl Guevara

 

"Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros" Juan 13:34

 Un decenio de acción mundial concertada sobre el Envejecimiento Saludable. En el mundo más de mil millones de personas tienen 60 años o más, la mayoría, en países de ingresos bajos y medianos. Muchas no tienen acceso a los recursos básicos para una vida plena y digna. Otras se enfrentan a numerosos obstáculos que les impiden participar plenamente en la sociedad.

 ¿Qué es el Envejecimiento Saludable?

Es el proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez. La capacidad funcional consiste en tener los atributos que permiten a todas las personas ser y hacer lo que para ellas es importante. La Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030) declarada por la ONU en diciembre de 2020, da la oportunidad de aunar a los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, los profesionales, las instituciones académicas, los medios de comunicación y el sector privado en torno a diez años de acción concertada, catalizadora y de colaboración para mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y las comunidades en las que viven.

 La pregunta de cuándo envejece una persona se puede responder de varias maneras: Tradicionalmente, la edad de 65 años se considera como el comienzo de la vejez. Pero el motivo de esta consideración no se fundamenta en la biología, sino en la historia. Hace muchos años, la edad de 65 años fue elegida como la edad de jubilación en Alemania, el primer país en establecer un plan de jubilación, y sigue siendo la edad en que en la mayoría de las sociedades.

 

Edad cronológica: Se fundamenta en el paso del tiempo. Es la edad expresada en años. Tiene poco sentido en términos de salud, aun cuando la probabilidad de desarrollar un problema de salud aumenta a medida que las personas envejecen y la principal causa de pérdida funcional durante la vejez son los problemas de salud, más que el envejecimiento normal. Así, la edad cronológica contribuye a predecir muchos problemas de salud, se emplea en el campo legal y en el económico.

 

Edad biológica: Se refiere a las modificaciones que experimenta el organismo y que se presentan con el paso de los años. Estos cambios afectan a algunas personas antes que, a otras, algunas personas son viejas desde el punto de vista biológico a los 65 años mientras que otras no lo son. Sin embargo, la mayoría de las diferencias notables en la edad aparente entre personas de edad cronológica similar son causadas por el estilo de vida, los hábitos y los efectos sutiles de ciertas enfermedades en lugar de por las diferencias en el envejecimiento real.

 

Edad psicológica: Se refiere a cómo se comportan y se sienten las personas. Por ejemplo, un octogenario que trabaja, hace proyectos, espera con ilusión hechos futuros y participa en actividades es una persona joven psicológicamente.

  

Una iglesia debe reflexionar

 

En lo cultural, como en el plano de la conciencia civil y cristiana, es oportuno realizar un profundo replanteamiento de los modelos de asistencia para los ancianos. En la iglesia, aprender a “honrar” a los ancianos es crucial para el futuro de nuestras sociedades y en última instancia, para nuestro propio futuro.

 “Honra a tu padre y a tu madre”. Honor es reconocer el valor de aquellos que nos han generado a la vida y a la fe. La realización de una vida plena y de sociedades más justas para las nuevas generaciones depende del reconocimiento de la presencia y de la riqueza que constituyen para nosotros los abuelos y los ancianos, en todos los contextos y lugares geográficos del mundo. Y este reconocimiento se expresa en la acogida, la asistencia y la mejora de sus cualidades y necesidades.

 Sin duda se deben de crear las mejores condiciones para que los ancianos puedan vivir esta fase, en la medida de lo posible, en un ambiente familiar, con sus amistades habituales. ¿Quién no querría seguir viviendo en su propia casa, rodeado de sus seres queridos, incluso cuando se vuelve frágil? La familia, el hogar, el propio entorno representan la elección más natural para cualquiera.

 No todo puede seguir siendo igual que cuando se era joven; a veces se necesitan soluciones que hagan posible el cuidado en casa. Hay situaciones en las que la casa no es suficiente o adecuada. En estos caso es necesario no dejarse llevar por una “cultura del descarte”, que puede manifestarse en la pereza y en la falta de creatividad para buscar soluciones. Poner a la persona, con sus necesidades y derechos, en un centro de atención es una expresión de progreso, civilización y auténtica conciencia cristiana. En esta perspectiva, se debe prestar especial atención a los hogares, para que sean adaptados a las necesidades de los ancianos: la presencia de barreras arquitectónicas o la insuficiencia de las instalaciones higiénicas, la falta de calefacción, la escasez de espacio, deben tener soluciones concretas. La fundación de este tipo de vivienda colectiva para ancianos, debidamente equipados en todos sus aspectos, puede ser una obra de las iglesias.

En otras palabras, es necesario y urgente activar un “hacerse cargo” de la persona mayor en el lugar donde se desarrolla su vida. Todo esto requiere un proceso de conversión social, civil, cultural y moral.

 Las instituciones educativas cristianas deben reflexionar que en lo educativo, necesitamos aumentar el número de cuidadores, una profesión que ha estado presente en las sociedades occidentales durante años. Pero también hay otras profesiones que deben encuadrarse en marcos reglamentarios y así poder potenciar los talentos y apoyar a las familias. Todo esto puede permitir que los ancianos vivan esta fase de su existencia de una manera “familiar”.

 Las nuevas tecnologías y los avances de la telemedicina pueden ser de gran ayuda: si se utilizan y distribuyen bien; una alianza entre la iglesia y la familia de un anciano, pueden crear, en torno a la casa del anciano, un sistema integrado de asistencia y cuidados capaz de hacer posible la permanencia en la propia casa o en la de los miembros de la familia. Una alianza cuidadosa y creativa entre las familias, el sistema sociosanitario, los voluntarios y todos los actores implicados puede evitar que una persona mayor tenga que abandonar su hogar.

 Por lo tanto, lo que se necesita, más bien, es una personalización de la intervención social y sanitaria. Todas aquellas experiencias inspiradas en el concepto-valor de la asistencia mutua que permiten a la persona mantener una vida autónoma, deben promoverse con creatividad e inteligencia.

 Las autoridades eclesiásticas, aun cuando no les guste, han de entender, asimilar y accionar, que cuando Dios habla de “transformar el entendimiento”, está hablando no solo de temas bíblicos, habla de cosas como esta donde se materializa el “amaos los uno a los otros.

S.A.G. – 20 – MAY – 2022

 

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