1. Resultados de la indiferencia
Cuentan que un pequeño ratón decidió mudarse a una granja. Los dueños de la granja eran dos ancianos que tenían: una gallina, un gallo, un cerdo y una vaca.
Al pasar de los días, el dueño de la granja se dio cuenta que había un ratón en ella, y fue a comprar una ratonera para atraparlo. El ratón, al notar el peligro, comenzó a pedir ayuda. Fue al gallinero, pero el gallo y la gallina le dijeron que no era problema de ellos, luego fue donde estaba el cerdo, éste respondió que no tenía tiempo. Finalmente fue donde la vaca, la cual le dijo que no podía ayudarle pues estaba ocupada… al ver que nadie quería ayudarle, muy decepcionado, pensaba que de un momento a otro iba a caer en la ratonera.
Una noche la esposa del grajero escuchó que la ratonera había atrapado algo, ella en la oscuridad fue a averiguar, pero la ratonera había atrampado una serpiente y la mordió. La señora cayó en cama muy grave y para tratar de reanimarla, el granjero cocinó un caldo de gallina y al otro día coció una sopa de gallo.
Las visitas llegaban a ver a la señora enferma y el granjero decidió cocinar el cerdo para darles de comer. Pero, aún con los cuidados, la señora empeoró y finalmente murió. Entonces el granjero tuvo que vender la vaca, a un destazadero, para pagar los gastos fúnebres.
Ahora reflexionemos en esta palabra de Dios: “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir” Hechos 20:35
Dios nos enseña que debemos ayudar a los necesitados, a los desprotegidos y a todos aquellos que buscan de nuestra ayuda. Pero la ayuda no únicamente aplica para las personas, sino también al planeta que Dios nos ha dado para cuidarlo. Pueda ser que te no importe gastar los recursos naturales de una forma desmedida, o arrojar basura en lugares inadecuados y contaminar el ambiente. Al final esas malas prácticas traerán consecuencias que no solo afectarán a nuestra generación, pero también a las futuras, incluyendo probablemente a tus hijos y nietos.
Debemos aprender a dejar de lado nuestra indiferencia y no esperar que otro haga el trabajo que Dios nos ha encomendado hacer.
2. Naciste para volar y volar alto
Un hombre caminando por el bosque encontró un polluelo de águila. Al verlo desprotegido decidió llevárselo a su casa y lo puso en un gallinero. Estando allí, el polluelo aprendió a comer la misma comida que las gallinas y a conducirse como ellas. Un día, un hombre experto en zoología pasó por allí y le preguntó al propietario del gallinero, por qué tenía un águila encerrada en el corral.
Como le he dado la misma comida y siempre ha estado entre las gallinas, nunca ha aprendido a volar, respondió el propietario. Se comporta como ellas, así que ahora, ya no es un águila si no una gallina.
Dijo el zoólogo, es un águila, tiene instinto de volar y con toda seguridad, se le puede enseñar a hacerlo. Tomó en sus brazos al águila y le dijo: Tú perteneces al cielo, no a la tierra, no eres gallina. Abre tus alas y vuela. El águila, sin embargo, estaba confundida y al ver que las gallinas comían, saltó y se reunió con ellas nuevamente.
Al día siguiente el zoólogo llevó al águila al tejado de la casa y la animó, diciéndole de nuevo: Eres un águila, abre las alas y vuela. Pero el águila saltó una vez más en busca de la comida de las gallinas.
El zoólogo al tercer día, sacó al águila del corral y la llevó a una montaña. La elevó directamente hacia el sol. El águila empezó a temblar, a abrir lentamente las alas y finalmente, con un chillido triunfante, voló, alejándose en el cielo.
Ahora reflexionemos en esta palabra de Dios: “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento” 2 Corintios 2:14
Al ver nuestro pasado o el pasado de nuestros padres, pensamos que nuestra vida debe ser de la misma forma, sumergida en aquellas cosas que nos detiene a salir adelante posiblemente ha sido una cadena de pobreza y dolor, creyendo que nunca llegaremos a triunfar en la vida y tomamos las mismas actitudes, el mismo pensamiento de negatividad el cual nos hace recaer en la misma forma de vivir.
Dios lo que espera de nosotros es que triunfemos en cada área de nuestras vidas. No viviendo con la mirada baja viendo las circunstancias si no viendo al cielo con la fe puesta en Él y llegar mucho más allá de lo que los demás han llegado.
3. El pequeño camello preguntón
Un bebé camello y su madre descansaban bajo un árbol y el pequeño preguntó a su mamá: “¿Por qué los camellos tenemos joroba?” La mamá pensó un momento y respondió, “Nosotros somos animales del desierto, por eso tenemos una joroba para almacenar agua y poder sobrevivir en medio del calor”.
El pequeño animal pensó un rato y luego dijo, “¿Por qué nuestras piernas son tan largas?” La madre respondió, “Son para caminar mejor en el desierto”
Después de un rato volvió a preguntar, “¿Por qué nuestras pestañas son tan largas? A veces siento que me estorban la visión” Ella respondió, “esas enormes pestañas protegen tus ojos de la arena del desierto cuando el viento sopla”
El pequeño pensó y pensó, luego dijo: “Ya veo, entonces si la joroba es para almacenar agua cuando estamos en el desierto, las piernas largas son para caminar mejor en el desierto y las enormes pestañas son para protegernos de la arena del desierto, ¿Qué hacemos en un zoológico?”
Lo que podemos aprender de este relato es que nuestros talentos y habilidades solamente son útiles si estamos en el lugar correcto y en el momento correcto, de lo contrario se desperdiciarían. Ahora reflexionemos en esta palabra de Dios: “Según cada uno ha recibido un don, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” 1 Pedro 4:10
Todos hemos recibido dones de parte de Dios, que nos permiten colaborar en su obra y llevar bendición a los demás, pero debemos estar dispuestos a ponerlos a disposición del Señor e ir donde Él nos mande para que no se desperdicien.
Nadie es inútil en la viña del Señor, todos tenemos algo que aportar, solo pide a Dios que te ponga en el lugar y el momento correcto para trabajar.
S.A.G. - 30 – JUL – 2021
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