Colosenses 3:9 "No mintáis los unos a los otros..."
En la sociedad y por ende en la iglesia, se tiende a encerrar el concepto de vejez según los años vividos.
Si tenemos en cuenta que Dios nos mira personalizadamente, pero nosotros al ver la vejez, vemos que cada ser humano es en sí la suma de todos sus días y de sus experiencias vividas en esos días. Por lo tanto, no es posible generalizar las características personales, financieras y sociales de este sector poblacional.
En todas partes existen creencias sobre la vejez, ideas que suelen ser erróneas y asociadas a aspectos negativos, Ej. que una persona anciana no puede valerse por sí misma, que no será productiva a cierta edad o incluso hasta llegar a ser una carga en la familia. Esta forma de pensar se aprende socialmente y no suele ser juzgada ni cuestionada, se da por hecho. Puede afectar la imagen de una persona mayor, y por consiguiente de lo que se espera para su propia vejez. Es posible, que de esto pueda venir el rechazo hacia el envejecimiento.
Las creencias de la vejez varían según la cultura, pero prevalecer el análisis negativo en cuanto a la concepción que se tiene de la vejez. Esto podría desaparecer si se conceptualiza el envejecer como el aprendizaje de unas nuevas funciones sociales y se presta más atención a las otras facetas del envejecimiento.
En las sociedades el tema de la vejez está cautivo en una gama de mitos y falsas concepciones, que permiten una mezcla confusa de verdad e imaginación.
Algunas falacias en torno a la vejez son:
Falacia de la senilidad.
Esta mentira supone que la vejez y la enfermedad van de la mano. Expresa que una vez que se llega a la edad de 60 años el camino es cuesta abajo y en cualquier momento la persona decae o se enferma.
Realidad. Muchos científicos coinciden en que el proceso de envejecimiento implica una disminución de las capacidades físicas, sensoriales y cognoscitivas. Sin embargo, los efectos de la vejez suceden sólo en forma gradual y mínima en el transcurso de la vida y nunca son causa directa de la muerte.
Falacia del aislamiento social
Se dice, que el adulto mayor se siente miserable y que lo mejor para ellos es el aislamiento de la vida social, que las personas de edad mayor buscan a menudo el reposo o la soledad.
Realidad. Algunas personas mayores optan por llevar una vida solitaria por decisión propia o porque son forzados por una serie de circunstancias sociales. Esta acción muchas veces puede ser creada por actitudes y valores de una sociedad que provee pocas oportunidades para participar activamente.
Falacia de la inutilidad
Cuando lo que producimos es una medida de valor de la persona, el no estar activo en el trabajo remunerado contribuye a perder prestigio social. Si la fortaleza física decae, se cree que hay poco valor de su desempeño.
Realidad. Es la sociedad la que margina a las personas de mayor edad de las líneas de producción al obligarle a retirarse o jubilarse. En muchas sociedades la jubilación actúa como una barrera que deja afuera del círculo a todos aquellos que al cumplir 60 o 65 años engrosan las filas de los llamados pasivos.
Falacia de la incapacidad de aprender
Muchas veces se atribuye al envejecimiento dificultades relacionadas con la falta de hábito o de capacitación, ya que la educación se vincula al aprendizaje para la vida productiva y no para las personas mayores.
Realidad. Si bien es cierto que el pensamiento es más lento en esta etapa de vida, esto no impide el aprendizaje. Se disminuye la agilidad. Es decir, el tiempo o rapidez, pero no así las habilidades cognoscitivas. A pesar de ello, los mayores pueden seguir aprendiendo, con otro ritmo y talvez con otros recursos.
Falacia de la inflexibilidad
Se imagina a las personas mayores tercas y enojadas. El nivel de rigidez de las personas no es efecto del envejecimiento, ya que se asocia a patrones desarrollados en etapas anteriores.
Realidad. El carácter inflexible de algunas personas no es producto de su edad, sino de su personalidad que ha sido moldeada por sus experiencias de vida. Si de joven fue intransigente o intolerante, lo va a seguir siendo. Muchas características de personalidad se agudizan o desaparecen a medida que pasa el tiempo.
Falacia de la asexualidad
Se considera que pasada la edad de 60 años las relaciones sexuales no son placenteras y que las personas mayores son asexuales. Los tabúes culturales y la actitud de muchos profesionales son responsables de este mito.
Realidad. A pesar de los prejuicios sociales, la mayoría de las personas mayores tienen capacidad para las relaciones sexuales y pueden llevar una vida sexual activa. Con el envejecimiento disminuye la potencia sexual, se produce lentitud para la erección y eyaculación, pero no desaparece el deseo sexual.
Por último, los cristianos estamos llamados a vivir la verdad y en la verdad, entonces ¿Por qué insistimos en seguir con esas falacias? o podría preguntárselo a las iglesias que no transforman su entendimiento como lo manda su misma palabra que predican:
Colosenses 3:9...10 "No mintáis los unos a los otros, puesto que habéis desechado al viejo hombre con sus {malos} hábitos, y os habéis vestido del nuevo {hombre,} el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de aquel que lo creó"
Vamos ya dignificando a nuestros adultos mayores.
S.A.G. – 16 – JUL – 2021


No hay comentarios:
Publicar un comentario