El envejecer es una parte inexorable y absoluto de la vida.
La Palabra de Dios en la Biblia suele asociar el envejecimiento con la obtención de mayor sabiduría. Un ejemplo es Proverbios 16:31 NVI que dice: "Las canas son una honrosa corona que se obtiene en el camino de la justicia"
Las Escrituras también nos dicen que, si vivimos una vida, según nuestra percepción del tiempo, una vida larga, la vida en la tierra es corta, para ello leamos Santiago 4:14 NVI "¡Y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes son como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece"
El rey Salomón con toda su sabiduría, frecuentemente hace referencia al envejecimiento, lo que podemos leer en Eclesiastés, cuando descubre el significado de la vida. Salomón esclarece lo inutilidad que es vivir para el momento, lo inútil que es tratar de cumplir nuestros deseos más íntimos con las cosas de este mundo. Ejemplo encontramos en Eclesiastés 1:7.
Por lo general según vamos envejeciendo, vamos desarrollando deseos de dejar una herencia, algo así como desarrollar una forma en que las personas nos recuerden después de que muramos y según envejecemos este deseo tiende a crecer. Curiosamente, a medida que crece, también la percepción del mundo va transformándose y aquellas cosas que se consideraban riquezas y admiración van decreciendo en su valorización. Podríamos decir que disminuye nuestra fase materialista y surge nuestro lado espiritual.
El surgimiento de esta espiritualidad explica el por qué la presencia de las personas mayores es mayor en las iglesias, con ellas su perseverancia en la búsqueda de una cercanía a Dios. En este fenómeno que se da en la vejez, pareciera que Dios busca, en esos momentos, nuestra atención, devoción y deseo.
En Dios, la vida y el desarrollo del envejecimiento cobran un significado y una gran importancia.
Así Salomón aconseja: "Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero, cuando te lleguen los malos, piensa que unos y otros son obra de Dios, y que el hombre nunca sabe con qué habrá de encontrarse después." Eclesiastés 7:14 NVI
Ahora bien, Romanos 8:28…29 nos dice: "Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos" En otras palabras, nuestras vidas están en la mano de Dios, y cada etapa de nuestras vidas tiene un propósito en Él.
Como enseña Salomón aconsejándonos aumentar en sabiduría y también usar las cosas con las cuales Dios nos ha bendecido, esta etapa no solo nos permite entender bien Eclesiastés 8:12, si no que nos permite vivirlo cuando apunta: "El pecador puede hacer lo malo cien veces, y vivir muchos años; pero sé también que le irá mejor a quien teme a Dios y le guarda reverencia".
En lugar de preocuparnos por el envejecimiento, debemos entender, preparar y vivir en plenitud, nuestra vida terrenal.
Salomón habla de la diferencia entre nuestro tiempo en la tierra y la eternidad, lo breve de la vida y la aparente indiferencia de la justicia en esta vida, por lo que le recomiendo leer y reflexionar Eclesiastés 3:15…17; 8:5…8, 12…15; 9:11…12; 11:9 y 12:14.
Asimismo, Jesús hizo referencia a ideas similares cuando relató las parábolas de las diez vírgenes y los talentos Mateo 25, por debemos entender que seremos responsables de lo que Dios nos ha otorgado y pedido. Moisés oró: "Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría." Salmo 90:12.
Es deber de nosotros, reconocer que la vida es corta y querer vivir nuestras vidas plenamente para Dios nos ayuda a aceptar el proceso de envejecimiento y envejecer con dignidad.
Por lo anterior, Salomón reflexionaba según nos lo dice en Eclesiastés 9:4…6: "¿Por quién, pues, decidirse? Entre todos los vivos hay esperanza, pues vale más perro vivo que león muerto. Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido. Sus amores, odios y pasiones llegan a su fin, y nunca más vuelven a tener parte en nada de lo que se hace en esta vida", puede leer también Eclesiastés 9:7…10; 11:9…12 y 7.
Mientras estamos vivos, mantenemos la oportunidad de marcar la diferencia en la vida de los demás. Para quienes vivimos en Cristo, conocemos que la muerte nos traerá a la presencia de Dios según 2 Corintios 5:8.
Sabemos que nuestra vida está en sus manos por lo tanto tenemos tiempo en nuestra vejez para servirle aquí y estar agradecidos por todos los días que Dios nos da.
Envejecer es importante, grato, significativo e incluso alegre, cuando nos damos cuenta y aceptamos el mayor otorgamiento de Dios para nosotros: Su Hijo Jesucristo según nos cuenta Juan 3:16. Al hacerlo, podemos esperar nuestra herencia eterna, para mientras vivamos con gratitud nuestro propósito terrenal dado por Él en Efesios 2:10: "Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica" mientras nos acercamos a Dios y llegamos a Él.
S.A.G. – 25 – JUN – 2021
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