La Depresión es una de las enfermedades de salud mental más comunes en el mundo. Un adulto mayor y una adulta mayor con cara de tristeza En algunas personas mayores la depresión puede estar presente sin saberlo o sin contar con un diagnóstico previo, debido a que el sentimiento de tristeza no es el síntoma principal, sino que existen otros de los cuales no se habla regularmente.
¿Qué es la Depresión?
Es un trastorno mental que se caracteriza por la disminución del estado de ánimo y se traduce en la pérdida de interés y la incapacidad para disfrutar las actividades y experiencias de la vida, aún aquellas que anteriormente resultaban placenteras.
Afecta física y mentalmente a las personas, a través de distintos síntomas:
· Afectivos: sentimientos de dolor profundo, de culpa, de soledad, tristeza patológica, decaimiento, irritabilidad, desesperanza, sensación subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de la vida.
· Cognitivos: baja atención, concentración y memoria, pensamientos de muerte o ideación suicida.
· Físicos: dolor de cabeza, fatiga, dolores, alteraciones del sueño, propensión a infecciones.
Esta enfermedad puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida, no es exclusiva de la vejez, no obstante, las personas mayores de 60 años se consideran uno de los grupos más vulnerable. Su aparición durante la vejez depende de factores biopsicosociales. Entre los factores biológicos están la predisposición genética heredada y la presencia de otras enfermedades; entre los factores psicológicos y sociales vivir la pérdida de algún familiar o amigo, laboral, material, de salud, de funciones físicas y/o cognitivas, vivir abandono familiar, falta de redes de apoyo, viudez, y recursos económicos insuficientes. Así que este padecimiento puede ser el resultado de la combinación de los factores antes mencionados.
La Respuesta de Dios ante la Depresión
¿Puede un cristiano sentirse deprimido? ¿Es pecado la depresión? ¿Por qué esta plaga emocional afecta a tantas personas, incluidos creyentes consagrados y maduros en la fe? ¿No es Cristo el mejor médico y la oración la mejor terapia?
Estas preguntas frecuentes, reflejan es difícil entender cómo una persona con fe en Cristo puede atravesar tiempos de depresión, agotamiento o sequía espiritual. Se les hace difícil conciliar la exhortación de Pablo “estad siempre gozosos”.
Vasijas de barro y no de oro
Es difícil encontrar en la Biblia un solo personaje que no haya atravesado la angostura del valle o la oscuridad del túnel. Unas veces fue en forma de depresión (Elías en 1 Reyes 19:1…18; Jeremías 20). A veces en forma de duda (Habacuc, Juan el Bautista); casi siempre con profundas experiencias de soledad y frustración (David, Pablo). Al ver esta lista de héroes de la fe, pasando por duras pruebas emocionales, nuestros ojos se abren a una conclusión realista: estos hombres y mujeres fueron gigantes en la fe, pero también hombres de carne y hueso “sujetos a pasiones (sufrimientos) semejantes a las nuestras” Santiago 5:17. Esto es así porque Dios, en su soberanía, se vale de vasos de barro y no de oro, por cuanto “el poder de Dios se perfecciona en la debilidad...” 2 Corintios 12:9…10
Dios permite sombras en sus mejores instrumentos para que solo su nombre resplandezca. La depresión se presenta, con mucha naturalidad en la Biblia.
La Biblia nos dice que estemos llenos de gozo y alabanza (Filipenses 4:4; Romanos 15:11), así que aparentemente Dios propone que vivamos vidas con gozo. Esto no es fácil para alguien que atraviesa por una situación depresiva, pero ésta puede mejorar a través de los dones de Dios en la oración, estudios bíblicos y su aplicación, grupos de apoyo, compañerismo con otros creyentes, confesión, perdón y consejería. Debemos hacer un esfuerzo consciente para no estar absortos en nosotros mismos, sino más bien dirigir nuestros esfuerzos al exterior. Los sentimientos de depresión con frecuencia pueden resolverse cuando el que sufre quita la atención de sí mismo y la pone en Cristo y los demás.
La depresión clínica es una condición física que debe ser diagnosticada por un médico especialista. Puede que no sea causada por circunstancias desafortunadas de la vida, ni los síntomas pueden ser aliviados por voluntad propia. Contrariamente a lo que algunos creen en la comunidad cristiana, la depresión clínica no siempre es causada por el pecado. En ocasiones la depresión puede ser un desorden que necesita ser tratado con medicamentos y/o consejería. Desde luego, Dios es capaz de curar cualquier enfermedad o desorden; sin embargo, en algunos casos, el consultar a un doctor por una depresión, no es distinto a ir a un médico por una herida.
Hay algunas cosas que pueden hacer quienes sufren de depresión, para aliviar su ansiedad. Deben asegurarse de estar firmes en la Palabra, aun cuando no sientan deseos de hacerlo. Las emociones pueden desviarnos, pero la Palabra de Dios permanece firme e inmutable. Debemos mantener firme también nuestra fe en Dios, y acercarnos aún más a Él cuando pasemos por tribulaciones y tentaciones. La Biblia nos dice que Dios nunca permitirá en nuestras vidas, aquellas tentaciones que estén más allá de nuestra capacidad para manejarlas (1 Corintios 10:13). Aunque el estar deprimido no es pecado, el cristiano sí es responsable de la manera cómo responda a la aflicción, incluyendo el obtener la ayuda profesional que necesite. “Así que, ofrezcamos siempre a Dios por medio de Él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesen su nombre” (Hebreos 13:15).
S.A.G. – 14 – MAY - 2021
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