viernes, 26 de febrero de 2021

Animo Anciano Aun Sirves Por Saúl Guevara

 


2 Reyes 13:14 NVI "Cuando Eliseo cayó enfermo de muerte, Joás, rey de Israel, fue a verlo. Echándose sobre él, lloró y exclamó: —¡Padre mío, padre mío, carro y fuerza conductora de Israel!"

 El profeta Eliseo, tuvo un largo ministerio que duró por cincuenta años periodo en que reinaron cuatro reyes de Israel: Acab, Jehú, Joacaz y Joás.

 El periodo profético de Eliseo, se inicia con la sucesión de Elías y el recibo de la doble porción que anhelaba, esa parte de su ministerio, fue mucho más activo que el final, donde por varios años, se mantuvo en un relativo anonimato; pero siempre, tanto en los momentos de mucha fortaleza física, como en los de debilidad, sirvió el profeta a Dios con mucha fidelidad.

 El momento final de su vida es muy interesante y llama la atención: ya Eliseo enfermo, quizás mayor de los ochenta años, estaba próximo de morir en relativo anonimato, fue entonces que el rey Joás vino a visitarle, en un acto de gratitud, por haber sido un profeta utilizado por Dios en otros tiempos para el bienestar de su pueblo.

 En medio de la visita sucedió algo de suma impresión, admiración y asombro; cuando Eliseo y nadie lo esperaba, estando aún en medio de la enfermedad y enfrentando su muerte inminente, Dios vino otra vez a él y le usó con poder para profetizar la destrucción de los enemigos de su pueblo. ¡Lo que el profeta anheló y no consiguió en sus años de mayor vigor!

 Todo sucedió de forma rápida e imprevista, se relata en 2 de Reyes 13:14…19. Lleno de la autoridad con que hablan los comisionados del Señor, el débil profeta fue guiando al rey de Israel a lo largo de dos lecciones objetivas: lanzar una flecha al oriente, poniendo sus debilitadas manos sobre las manos del rey, y golpear el suelo con las flechas en señal de la victoria.

 No menospreciemos nuestros viejos, cuando nuestros hermanos estén llenos de años y en medio de los achaques de las enfermedades, quizás no puedan ser utilizados para las mismas cosas que en su juventud, pero Dios en su poder y soberanía aún puede usarles y lo que el mundo considera que ya es una carga, puede ser el medio que Dios utilice para traernos una gran victoria.

 Esto debe ser de aliento para nuestros hermanos mayores, pero también para la iglesia en general.

 Si un creyente anciano, por faltarle las fuerzas físicas llegara a pensar que ya no es útil, debería reconsiderarlo, pues para hacer avanzar la obra del Señor el vigor espiritual es el que realmente importa.

 Aún en nuestra debilitad, Dios sigue siendo potente y se goza en utilizar instrumentos limitados, enfermos y postrados en cama para demostrar que son solamente eso, instrumentos debilitados en las manos de un Dios todo poderoso. Una de las más hermosas expresiones del amor en una iglesia local es ver a los jóvenes involucrando en el servicio con paciencia y alegría a sus hermanos mayores. Siendo estas una de las maravillas de Dios.

Amado adulto mayor, aún en tu debilitad propia de tu edad, Dios sigue siendo potente y se goza en utilizar instrumentos limitados, enfermos y postrados en cama para demostrar que son solamente eso, instrumentos debilitados en las manos de un Dios todo poderoso.

 En la actualidad en el mundo e inclusive en nuestras iglesias, la mayor longevidad junto con los cambios tecnológicos, sociales y económicos están reconfigurando la manera en cómo los viejos son considerados y tratados.

 En el sentido más amplio y más simple, discriminación significa distinguir, separar, diferenciar. En el plano social, la discriminación expresa marginación y segregación con consecuencias negativas, debido a alguna característica específica de una persona o de un grupo. Quien la ejerce parte generalmente de un sentimiento arbitrario de superioridad mezclado con menosprecio, odio, temor o ignorancia. Quien la sufre es sujeto de una injusticia ante una condición involuntaria que no puede cambiarse y que le causa una pena inmerecida. La discriminación ha estado presente a lo largo de toda la existencia humana y la historia muestra que en acontecimientos importantes y dramáticos tiene un papel protagónico. En nuestros días la discriminación persiste; todo indica que va a seguir existiendo y que solamente cambiará de forma e intensidad. En este sentido, se deben fijar límites con el objetivo de minimizarla o de que no rebase el nivel de lo tolerable.

 Nuestras iglesias y fundamentalmente bajo la dirección de sus autoridades, deben proponerse una acción incluyente de sus viejos, nuestros hermanos mayores pueden hacer grandes contribuciones a la iglesia local: con la sabiduría que han adquirido en Cristo a través de los años, con un testimonio de militancia cristiana y perseverancia en las diferentes temporadas de la vida y aún más, con los recursos espirituales: la oración, la exhortación y la palabra de ánimo. No hace falta estar en la primera juventud, sino estar frescos en la presencia del Señor y prestos para responder cuando se nos requiera.

 ¡Gloria al Señor por aquellos creyentes que sirven bien al pueblo en todas las etapas de su vida y aún más por aquellos a los que se le concede la gracia de despedirse sirviendo!

 Así mismo oró el salmista: "Aun cuando sea yo anciano y peine canas, no me abandones, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a la generación venidera, y dé a conocer tus proezas a los que aún no han nacido" Salmo 71:18 NVI

 Animo amigo anciano, aun estas vivo, por lo tanto, sirves.

S.A.G. – 26 – FEB – 2021

 

 

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