Éxodo 15:26 RV "y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador."
Aunque seguimos sin conocer del todo a este virus indeseable que se instaló en la cotidianidad de nuestras vidas de un momento a otro, sin invitación alguna y con una clara vocación de quedarse, hoy, a diferencia de lo vivido en las primeras semanas, se puede afirmar que hay muchas más certezas sobre cómo actúa y lo que es capaz de hacer.
Por eso, ahora que la furia de la tempestad ofrece una tregua con una alentadora reducción en las tasas de contagios, hospitalizaciones y letalidad, es posible tener un respiro, pero que nadie se llame a engaño ni olvide el devastador alcance del enemigo al que se enfrenta.
Hay que insistir en la necesidad de acatar con absoluta rigurosidad las normas de prevención porque el virus permanece al acecho esperando por quien se lo ponga fácil, aguardándolo a la vuelta de la esquina, en las calles, en los servicios de transporte público e incluso en los sitios de trabajo o en los propios hogares.
No será fácil, nunca lo ha sido, pero la clave sigue estando en evitar la cercanía natural. Parece lógico que, si una persona está infectada, no usa tapabocas y habla, grita, canta o simplemente se ríe lanzará pequeñas gotas de saliva con una gran cantidad de virus. Así funciona. Los expertos señalan que estas situaciones son las que más inciden en la propagación de la enfermedad.
En cuanto a nuestra población de mayores, personas e instituciones, publican ampliamente sobre personas mayores y gerontología, en las redes sociales de internet, especialmente en redes más adultas como el Facebook, muchas instituciones, se orientan en el mismo sentido de un envejecimiento activo, saludable y con enfoque de derechos, hay mucha coincidencia en los objetivos y principios declarados.
Todos coinciden en un bien común, en mejorar la calidad de vida de las personas y contribuir a su empoderamiento, basado en todo ello, los diversos espacios como páginas o grupos, por una simple lógica de principios declarados, que están por encima de las instituciones y sus integrantes, es ilógico el hablar y hablar de la tercera edad y no poner los ojos en su salvaguarda.
Ahí siguen nuestros viejos en casi todos los países muriendo en forma mayoritaria por el ataque del virus.
Es sumamente importante para las personas con mayor riesgo de enfermarse gravemente a causa del Covid-19 y para sus convivientes, que se protejan para evitar contraer el Covid-19.
La mejor manera de protegerse y ayudar a reducir la propagación del virus que causa el Covid-19 es haciendo cosas sencillas y prácticas como:
· Limite todo lo posible las interacciones con otras personas.
· Tome precauciones para prevenir el COVID-19 cuando interactúa con los demás.
· Si comienza a sentirse mal y cree que podría tener COVID-19, póngase en contacto con su proveedor de atención médica dentro de las 24 horas
Nada sucede en este mundo sin el consentimiento de Dios. Él usa todas las circunstancias para acercar al hombre a su amor y su gracia infinitos. Cualquier buen lector de la Biblia sabe que hasta Satanás sirve a los propósitos de Dios. Y desde que nuestros primeros padres pecaron toda maldición y calamidad sobrevenida ha servido para que el corazón endurecido del hombre busque a su Creador; y una de las mayores calamidades son las enfermedades.
En una ocasión «al pasar, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: “Rabí, ¿quién pecó, para que éste haya nacido ciego? ¿Él, o sus padres?”. Jesús respondió: “No pecó él, ni tampoco sus padres. Más bien, fue para que las obras de Dios se manifiesten en él” Juan 9:1…3. Es decir, Dios permitió su enfermedad para glorificar su nombre a través de su Hijo Jesús.
¿Sabe que Él todavía sigue haciendo eso?
Cristo venció y resucitó, la sanidad es parte del plan redentor de Dios para la humanidad, pero también lo es la enfermedad, pues por medio de ella el Señor muestra su amor y misericordia. Jesucristo es la solución del Padre eterno a cualquier dolencia, enfermedad o calamidad, si el hombre se acerca a Él de corazón Jesús le recibirá con los brazos abiertos.
Sea que recibamos sanidad física o no, Cristo nos asegura que... “...Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir. El que estaba sentado en el trono dijo: “Mira, yo hago nuevas todas las cosas”. Y me dijo: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas”. También me dijo: "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo." Apocalipsis 21:4...7.
¡Esta es nuestra mayor esperanza!
S.A.G. 27 – NOV - 2020
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