El
Salvador, si en este país que el Señor me escogió para que viviese, es quizás
en el mundo, el único en donde la reapertura económica después del “Quédate En
Casa” (que sigue siendo válido), en donde dicha reapertura no se ha realizado
apoyada o dirigida dentro de un marco de ley.
Así
como lo ha leído es.
Sucede
que en este país, los partidos políticos han prácticamente secuestrado el Órgano
Legislativo, es en este país en donde la legendaria izquierda guerrillera a
llegado a unirse con el tradicional capital inhumano de derecha y todo porque
la presidencia de la republica no es de sus partidos. Lo anterior parece
simplista, ciertamente así es, pero agréguele usted a su gusto, todos los
detalles de sus pro y contras.
Pero es
valedero reflexionar dentro de esta problemática, como la de todas las problemáticas
del continente, es válido preguntarse: ¿Y Los Derechos De Los Adultos
Mayores? ¿Dónde están?
Pero
no es solo El Salvador el carente, estamos próximos (noviembre) al 72º
aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ¿sabías que no
existe una declaración universal de los derechos de los adultos mayores, como
sí la hay en el caso de los niños y de los pueblos indígenas? Lo que sí existe
en las Naciones Unidas es un espacio de discusión formal sobre cuáles son los
derechos más relevantes para esta población. Y solo en 1991, cuando se
adoptaron los Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de
edad mayor
Las
Naciones Unidas ha reconocido que hacen falta esfuerzos específicos para
mejorar las condiciones de vida de los adultos mayores, incluyendo el acceso a
los servicios de salud y de atención a la dependencia. Este último punto es
particularmente relevante, pues los adultos mayores son más propensos que otras
poblaciones a requerir de apoyo para realizar tareas básicas que la mayoría
consideramos como algo muy cotidiano y personal. Por ejemplo, tomar decisiones
sobre las finanzas personales o el tratamiento médico a recibir o realizar
actividades sumamente privadas como utilizar el baño y ducharse. De acuerdo a
estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el 11% de las
personas adultas mayores (60+) en América Latina y el Caribe tiene dificultad
para realizar al menos alguna de esas actividades. Dicha proporción aumenta
considerablemente en los grupos de mayor edad y afecta más a las mujeres que a
los hombres.
La
discusión técnica más reciente sobre envejecimiento abordó, entre otras, el
papel de la autonomía en los servicios de apoyo a la dependencia. Entendió la
autonomía como la habilidad de elegir y tomar decisiones de acuerdo con la
conciencia, los valores, la voluntad y las preferencias propias.
En un
principio, podría parecer difícil conciliar el concepto de autonomía con la
idea de necesitar la ayuda de alguien más para realizar actividades de la vida
diaria. Sin embargo, mantener en la brújula dicho principio es fundamental para
que los servicios sociales y de salud de largo plazo dirigidos a los adultos
mayores en situación de dependencia sean de alta calidad.
La
pandemia a causa del Covid-19, no ha demostrado que esto no es una tarea
sencilla porque implica dilemas complejos como:
·
¿Qué es más importante, respetar la voluntad
del adulto mayor o su seguridad? Por ejemplo, cuando una persona insiste en
vivir sola, pero ya ha sufrido algunas caídas (¡por suerte no se ha fracturado
la cadera!), y además olvida tomar sus medicamentos y no sigue la dieta
adecuada para controlar la diabetes que padece.
·
¿Qué deben priorizar las personas que atienden
a los adultos mayores, las capacidades del adulto mayor para realizar
actividades o el tiempo y costos de la atención? Por ejemplo, cuando la opción
de asistir parcialmente a un adulto mayor para vestirse toma mucho más tiempo
que hacerlo por ellos.
·
¿Los cuidadores de adultos mayores entienden,
viven y responden conscientemente a su rol? La mortandad de adultos mayores en
esta pandemia a sido en Hogares de Ancianos o ancianos abandonados.
Frecuentemente,
las personas que toman estas decisiones son los familiares y los cuidadores,
privando a los adultos mayores del control y opinión para decidir lo que es
mejor para sí mismos.
La
colectividad de los Adultos Mayores como otro grupo vulnerable muy importante
consiste en personas con edades arriba de los 65-70 años, en su mayoría con afecciones
de salud subyacentes como enfermedades cardíacas, diabetes y obesidad, hipertensión,
insuficiencia urinaria, etc., que “son particularmente susceptibles a
hospitalización, enfermedad grave y muerte debido a Covid-19” y enfrentan
interrupciones en el tratamiento de sus enfermedades porque los sistemas de
salud están abrumados. Este grupo de riesgo representa alrededor de 221
millones de personas en las Américas.
Es
solo cuando se garantizan los derechos humanos para todos, cuando todos los
pueblos tienen acceso universal a la salud y sus determinantes socioeconómicos,
cuando garantizamos la protección social de los vulnerables y cuando nuestro
desarrollo económico aborda la erradicación de la pobreza y el logro del
desarrollo sostenible objetivos solo entonces el mundo estará preparado para
enfrentar futuras pandemias. Pero tenemos que comenzar este trabajo ahora.
En
América Latina y el Caribe hay algunos avances. Cada vez más países incorporan
los servicios de atención a la dependencia a sus marcos legales en materia de
envejecimiento y discapacidad, y algunos se plantean implementar sistemas
integrales de cuidado. Muchos de ellos en esta pandemia han retornado a la
actividad, pero han legislado en favorecer la protección de adultos mayores, de
60 a más años, los han dejado en su casa, les retribuyen sus salarios, sus
medicinas les llegan a sus domicilios, etc.
Y ¿los
cristianos qué?
La
vida a veces es dura y no está llena de placeres. Pero nuestros viejos estoy
seguro, ellos siempre miraron al Señor y dejaron que fuera y siga siendo su
guía. Creo que ellos abrazaron el evangelio de tal manera que la recomendación
de Pablo a Timoteo fue una constante en sus vidas: “Ninguno tenga en poco tu
juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor,
espíritu, fe y pureza” 1 Timoteo 4:12.
Muchas
veces usamos ese versículo para alentar a nuestros hijos, a los jóvenes en
general, para que sigan una conducta irreprensible delante de Dios y los
hombres. Sin embargo, creo más alentador recordarlo al mirar las vidas de que
siendo ancianos siguen sirviendo al Señor. Por supuesto que en el camino hubo
luchas, a veces angustias, frustraciones y tristezas. Lo especial es que siguen
amando a su Señor, amándose entre ellos, amando a la familia que formaron y
sirviendo según sus fuerzas todos los días. ¡No hay excusas! La manera en que
servimos puede variar, pero la fuerza e intención del corazón de quien ama a
Dios con todas sus fuerzas, con toda su alma y con toda su mente hace la
diferencia.
Quizás
le temas a la vejez… quizás ya eres una persona mayor… quizás ni se te cruce
por la cabeza que llegarás a serlo. No importa cuál sea tu situación, honra hoy
a un anciano y da gracias por su vida hoy.
S.A.G.
04 – SEP - 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario