viernes, 10 de julio de 2020

Llamados A Ser Viejos Por Saúl Guevara


Job 29:8 NVI: "Los jóvenes me veían, y se escondían; Y los ancianos se levantaban, y estaban de pie."

La pandemia de la enfermedad por coronavirus (Covid-19) ha puesto de relieve, la importancia de los cuidados para la sostenibilidad de la vida y la poca visibilidad que tienen nuestros adultos mayores en la inclusión social para el pleno derecho y desarrollo de sus derechos; los adultos mayores en las sociedades de nuestro continente se siguen considerando una carga y no un componente fundamental para el desarrollo.

La crisis sanitara en curso pone en evidencia la injusta organización social de los cuidados en América Latina y el Caribe. Urge pensar las respuestas a las necesidades de cuidados desde un enfoque humano, ya que, como ha demostrado en reiteradas ocasiones, son nuestros viejos, quienes, de forma remunerada o no remunerada, realizan la mayor cantidad de tareas de cuidados.

Al analizar el efecto de esta crisis sanitaria en los mayores, se descubren las posibles consecuencias que dejara, por lo que urgente recuperar el valor del cuidar y acompañar a nuestros mayores.

Sabemos que las personas mayores son las más frágiles y vulnerables, pero los datos de fenecidos son escandalosos en forma de muerte y cantidad”.

Esta pandemia, en el Nombre de Jesús, pasara y debemos empezar a preocuparnos por las consecuencias físicas y psíquicas del confinamiento.

Esas consecuencias son múltiples y variadas como la pérdida de los contactos familiares o sociales; problemas psicológicos como miedo, ansiedad o depresión, o la reducción de movilidad por falta de ejercicio físico y en estos momentos, por la dificultad de muchos mayores para acceder a los centros de salud y obtener la medicación, lo que puede incidir en un empeoramiento de sus problemas médicos.

Un anciano ahora puede pesar mucho el sufrimiento: como el no poder acompañar a sus familiares en el proceso enfermedad o de fallecimiento en el hospital. Está claro que, en la situación actual, el aislamiento social puede acentuar el problema de la soledad.

Hay que intentar utilizar todas las herramientas a nuestro alcance para paliarlo, desde ir a hablar con ellos por las ventanas, por teléfono, o con video-llamadas…”
Los ancianos que sufren demencias o dependencias físicas o psíquicas son un grupo especialmente sensible: “la reclusión en el domicilio o en una habitación, el no acceder a recursos de descarga, como internet, no salir a la calle o la pérdida temporal del cuidador, en muchos casos está precipitando o empeorando los trastornos conductuales”.

Es conveniente reformular la atención a los mayores, siempre es bueno mejorar y debemos, entre todos, propiciar cambios sanitarios y sociales. La sociedad debe recuperar el valor del cuidar y acompañar. Debemos preocuparnos por el bienestar de los que nos rodean.

2 Timoteo 1:13: "Retén la forma de las sanas palabras que de mi oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús."  

Que ¿Quiénes son los llamados a hacerlo?

Los llamados son los jóvenes porque ellos son los llamados a ser viejos

Ya aburre abuelo. Dicen frecuentemente, con marcada ironía, muchos jóvenes pretenciosos de llevarse el mundo por delante. Y, sin embargo, por un proceso inevitable, el que hoy es joven mañana llegará a viejo. Y, desde luego, tendrá que soportar esos mismos dardos.

Caminamos, día por día, hacia la tumba; la cuna ya no volverá. De este proceso biológico ningún ser humano escapa.

El joven que hoy denota a los que considera viejos inútiles porque han llegado a los sesenta años o más; no piensa que en el transcurrir de unos pocos años llegará a esa edad y sufrirá el impacto demoledor si se implanta como norma el desprecio a las personas de edad avanzada.

Esos jóvenes piensan, con estrecho criterio, solamente en su vida presente. Nada les importa; hasta llegan a ser tan desaprensivos que no tienen en cuenta si lastiman a sus propios padres o a las personas que puedan estar cerca de él. Su idea fija y evidentemente egoísta radica en exaltar sus años jóvenes.

En nuestras sociedades muchas de esas actitudes segregacionistas hacia nuestros viejos, responde a consignas preestablecidas para lograr una separación más radical entre generaciones de ideologías foráneas.

Fácil es, dentro de su alocada fantasía, que los jóvenes la emprendan contra los que llegan a sesenta años y más, y éstos en una reacción lógica, apresten sus arreos guerreros y a su vez, marchen decididos a eliminar el peligro que los jóvenes les plantean.

Los hombres jóvenes tienen mucho campo donde desarrollar sus inquietudes y tienen mucho que aprender de los hombres de edad avanzada. Por eso deben de respetarlos, solamente por eso. El hombre no puede dar saltos imprevistos. Se requiere una previa preparación de años para llegar a los estamentos más altos de la representatividad colectiva.

Recuérdate hombre joven, que, si hostilizas a los de edad avanzada, estás cavando tu amargura para cuando traspases la mitad de tu existencia y por el amor de Dios, recuerda que estas en la edad de construir tu futuro para cuando seas viejo. 

Y al final Jeremías 31:13 NVI: "Entonces las jóvenes danzarán con alegría, y los jóvenes junto con los ancianos. Convertiré su duelo en gozo, y los consolaré; transformaré su dolor en alegría."    
S.A.G. 10 JUL 2020




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