Job
29:8 NVI: "Los jóvenes me veían, y se escondían; Y los ancianos se
levantaban, y estaban de pie."
La
pandemia de la enfermedad por coronavirus (Covid-19) ha puesto de relieve, la
importancia de los cuidados para la sostenibilidad de la vida y la poca
visibilidad que tienen nuestros adultos mayores en la inclusión social para el
pleno derecho y desarrollo de sus derechos; los adultos mayores en las
sociedades de nuestro continente se siguen considerando una carga y no un
componente fundamental para el desarrollo.
La
crisis sanitara en curso pone en evidencia la injusta organización social de
los cuidados en América Latina y el Caribe. Urge pensar las respuestas a las
necesidades de cuidados desde un enfoque humano, ya que, como ha demostrado en
reiteradas ocasiones, son nuestros viejos, quienes, de forma remunerada o no
remunerada, realizan la mayor cantidad de tareas de cuidados.
Al
analizar el efecto de esta crisis sanitaria en los mayores, se descubren las posibles
consecuencias que dejara, por lo que urgente recuperar el valor del cuidar y
acompañar a nuestros mayores.
Sabemos
que las personas mayores son las más frágiles y vulnerables, pero los datos de
fenecidos son escandalosos en forma de muerte y cantidad”.
Esta
pandemia, en el Nombre de Jesús, pasara y debemos empezar a preocuparnos por
las consecuencias físicas y psíquicas del confinamiento.
Esas
consecuencias son múltiples y variadas como la pérdida de los contactos
familiares o sociales; problemas psicológicos como miedo, ansiedad o depresión,
o la reducción de movilidad por falta de ejercicio físico y en estos momentos,
por la dificultad de muchos mayores para acceder a los centros de salud y
obtener la medicación, lo que puede incidir en un empeoramiento de sus
problemas médicos.
Un
anciano ahora puede pesar mucho el sufrimiento: como el no poder acompañar a
sus familiares en el proceso enfermedad o de fallecimiento en el hospital. Está
claro que, en la situación actual, el aislamiento social puede acentuar el
problema de la soledad.
Hay
que intentar utilizar todas las herramientas a nuestro alcance para paliarlo,
desde ir a hablar con ellos por las ventanas, por teléfono, o con
video-llamadas…”
Los
ancianos que sufren demencias o dependencias físicas o psíquicas son un grupo
especialmente sensible: “la reclusión en el domicilio o en una habitación, el
no acceder a recursos de descarga, como internet, no salir a la calle o la pérdida
temporal del cuidador, en muchos casos está precipitando o empeorando los
trastornos conductuales”.
Es
conveniente reformular la atención a los mayores, siempre es bueno mejorar y
debemos, entre todos, propiciar cambios sanitarios y sociales. La sociedad debe
recuperar el valor del cuidar y acompañar. Debemos preocuparnos por el
bienestar de los que nos rodean.
2 Timoteo 1:13: "Retén la forma de las
sanas palabras que de mi oíste, en la fe y amor que es en Cristo
Jesús."
Que
¿Quiénes son los llamados a hacerlo?
Los
llamados son los jóvenes porque ellos son los llamados a ser viejos
Ya
aburre abuelo. Dicen frecuentemente, con marcada ironía, muchos jóvenes
pretenciosos de llevarse el mundo por delante. Y, sin embargo, por un proceso
inevitable, el que hoy es joven mañana llegará a viejo. Y, desde luego, tendrá
que soportar esos mismos dardos.
Caminamos,
día por día, hacia la tumba; la cuna ya no volverá. De este proceso biológico
ningún ser humano escapa.
El
joven que hoy denota a los que considera viejos inútiles porque han llegado a
los sesenta años o más; no piensa que en el transcurrir de unos pocos años
llegará a esa edad y sufrirá el impacto demoledor si se implanta como norma el
desprecio a las personas de edad avanzada.
Esos
jóvenes piensan, con estrecho criterio, solamente en su vida presente. Nada les
importa; hasta llegan a ser tan desaprensivos que no tienen en cuenta si
lastiman a sus propios padres o a las personas que puedan estar cerca de él. Su
idea fija y evidentemente egoísta radica en exaltar sus años jóvenes.
En
nuestras sociedades muchas de esas actitudes segregacionistas hacia nuestros
viejos, responde a consignas preestablecidas para lograr una separación más
radical entre generaciones de ideologías foráneas.
Fácil
es, dentro de su alocada fantasía, que los jóvenes la emprendan contra los que
llegan a sesenta años y más, y éstos en una reacción lógica, apresten sus
arreos guerreros y a su vez, marchen decididos a eliminar el peligro que los
jóvenes les plantean.
Los
hombres jóvenes tienen mucho campo donde desarrollar sus inquietudes y tienen
mucho que aprender de los hombres de edad avanzada. Por eso deben de
respetarlos, solamente por eso. El hombre no puede dar saltos imprevistos. Se
requiere una previa preparación de años para llegar a los estamentos más altos
de la representatividad colectiva.
Recuérdate
hombre joven, que, si hostilizas a los de edad avanzada, estás cavando tu
amargura para cuando traspases la mitad de tu existencia y por el amor de Dios,
recuerda que estas en la edad de construir tu futuro para cuando seas
viejo.
Y
al final Jeremías 31:13 NVI: "Entonces las jóvenes danzarán con alegría, y
los jóvenes junto con los ancianos. Convertiré su duelo en gozo, y los
consolaré; transformaré su dolor en alegría."
S.A.G.
10 JUL 2020
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