viernes, 17 de julio de 2020

Dios Contra El Aislamiento De Los Ancianos Por Saúl Guevara


Nuestros mayores merecen ser tratados con veneración y que tengamos, hacia ellos, una actitud filial. Las iglesias deberíamos impulsar un compromiso mayor, empezando por las familias y las instituciones públicas, para que los ancianos puedan estar dignamente en sus hogares.

1 Timoteo 5:8 NVI: "El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo."  

Dios nos manda al respeto, la inclusión y cuidado de nuestros ancianos y eso nos impone una tarea que debemos desarrollar con agrado para que sea del beneplácito del creador. No es fácil, pero hay que hacerlo, de ahí este artículo, con el que pretendo dar una sugerencia para esa tarea.

Los expertos recomiendan planificar las tareas del día, la comunicación con familiares y evitar una exposición excesiva a la información para evitar la angustia y la depresión

El confinamiento por coronavirus puede provocar ansiedad y depresión a la población en general, sobre todo en personas mayores en confinados en sus hogares o en asilos de ancianos. La disminución significativa de las actividades y rutinas cotidianas, una baja estimulación sensorial y una disminución del contacto social pueden alterar su estado anímico.

La preocupación de la Iglesia por la atención de los mayores es ciertamente poca, a pesar que esta se torna más urgente y necesaria en los últimos años debido al aumento de este sector de la población y al creciente abandono que sufren las personas mayores de parte de la sociedad, incluso de sus propias familias.

Los expertos alertan de que la situación excepcional por Covid-19 acentúa el aislamiento social de este sector generacional. Si la persona que vive sola solía salir y tener contacto social, el aislamiento puede influir negativamente en su estado de ánimo, favoreciendo ciertos estados depresivos. No hay que olvidar que ser población de riesgo los puede llevar a tener una percepción más negativa de la situación, con un aumento de la sensación de vulnerabilidad y miedo.

En la medida en que se transita hacia una edad cada vez más avanzada, la fe pasa a ser menos activa y más pasiva, lo cual no implica que no se generen nuevas expresiones tanto públicas como privadas y principalmente, íntimas de la fe, las cuales generan cambios en las percepciones del mundo material y espiritual.
Ante el actual aislamiento y para reducir la angustia, se recomienda a la gente mayor pensar que es una situación momentánea que, a pesar de su importancia, pasará. Se trata de ver que es un hecho temporal. Hay que poner el pensamiento en el mañana. A menudo, cuando la realidad del momento no es agradable, pensar en lo que encontraremos cuando termine nos puede ayudar.

Todos nosotros estamos creciendo en edad, no solamente como individuos sino como miembros de una comunidad de fe. El crecimiento espiritual de las personas de edad es afectado por la comunidad y afecta a la comunidad. El hecho de entrar en la edad avanzada exige la atención de toda la Iglesia. La manera en que la familia de la fe se relacione con las personas de edad que forman parte de su comunidad reconociendo su presencia, motivando sus contribuciones, respondiendo a sus necesidades, y proveyendo oportunidades apropiadas para su crecimiento espiritual, así podemos medir su madurez espiritual de la Iglesia.  

Gálatas 6:10 RV: "Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe." 

Mantener la comunicación con los familiares y amigos también es clave. Deben evitar encerrarse en sí mismos y procurar un contacto regular con amigos y familiares ya sea por teléfono o videoconferencia. Hay una parte importante de la población mayor, casi el 50 % de los mayores de 65 años, que ya se conecta a internet desde su casa y en la mayoría de los casos lo hacen a través de su celular. Pareciera ser que WhatsApp es la aplicación preferida, es importante que en situaciones excepcionales como loa que ahora vivimos, estas comunicaciones se acentúen, motivemos el uso de esa herramienta como canal de sociabilización.

Para aquellos que navegan por internet, es un buen momento para entrar en contacto con comunidades virtuales para compartir intereses: libros, cine, cocina, fotografía, etc. Y también es una oportunidad para aprender a hacer cosas nuevas a través de la red, por ejemplo, apuntarse a algún curso de pintura o de escritura.

Un enemigo del aislamiento es la inactividad. Por lo tanto, también es clave planificar las tareas a realizar cada día, aunque muchas de ellas puedan ser a nivel doméstico. No importa que sean actividades menores, el objetivo es evitar la inactividad que puede desembocar en un bajo estado de ánimo. Se procurará seguir unas rutinas cada día: respetar el horario de levantarse, de irse a dormir, de las comidas, entre otras cuestiones.

El ejercicio físico debe ser recomendado y fomentado: 1 Corintios 6:19 NVI: "¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños"  

Las tareas domésticas, más allá de ayudar a mantener la mente ocupada, también son una forma de ejercicio físico: hacen que las personas se muevan por casa y que circule la sangre. Para contribuir a mantener una salud general, se recomienda, pasear diariamente, en la medida de lo posible, por los diferentes espacios de la casa, es importante y determinante mantenerse activo.

Y sobre todo, evitar la exposición excesiva a información sobre el coronavirus. Está bien mantenerse informado, pero hay que elegir medios de comunicación contrastados y reservar unos momentos concretos para hacerlo. También es necesario saber desconectar de las noticias.

Como pueblo de Dios y sin importar el estatus económico que poseamos, estamos llamados a ser compasivos. A dar siempre con generosidad. No podemos ser egoístas y llevar agua solo para nuestro molino. La iglesia primitiva es el claro ejemplo de cuan compasivos fueron unos con otros, ya que podemos leer varios relatos sobre como muchos de ellos estuvieron dispuestos a vender sus posesiones y que sirvieran para el bien de todos (Hechos 4:36…37). Si conocemos las necesidades de otros demos con compasión.  

No podemos pasar por alto ese hecho, es el más importante de todos. Siempre hemos de Dar la Gloria a Dios por su magnífico poder, su fidelidad, su bondad y su compasión. Porque a pesar de la maldad de su pueblo, Él sigue obrando de acuerdo a su soberanía. Dios es soberano a pesar de ti y de mí. Porque para Él no hay nada imposible. Lo que para el hombre no parece solucionarse, para Dios resulta posible. Por eso el Pablo escribió: A Él sea la Gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén (Efesios 3:21).

Haz tu lo posible y deja que Dios haga lo imposible.
S.A.G. 17 JUL 2020 


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