viernes, 15 de mayo de 2020

Por Amor A Nuestros Ancianos No Callare Por Saúl Guevara


Son alarmantes los reportes de personas mayores abandonadas en asilos o de cadáveres sin reclamo en las mismas instituciones. Se trata de algo inaceptable, la sociedad y en ella los cristianos, tenemos el deber de ser solidarios y proteger mejor a las personas mayores ahora que son éstas las que sufren un riesgo mayor de muerte a causa del Covid-19. “Todos tenemos la obligación de protegerlas de esa amenaza”.

Los ancianos son uno de los más proclives a adquirir el virus, por lo que tienen necesidad de cuidados o asistencia, además de que muchas viven en entornos de alto riesgo, aun entre sus familias y no digamos los asilos.

Si bien las personas mayores se han hecho visibles por su vulnerabilidad frente al Covid-19, no se han escuchado sus preocupaciones u opiniones. Al contrario, se ha evidenciado el desprecio de las sociedades por la vejez. “Esto lo hemos visto en el lenguaje cruel y deshumanizado que circula en las redes sociales, que hace énfasis en la vulnerabilidad e ignora la autonomía de los ancianos.”

La Biblia, nos llama a garantizarles el apoyo esencial que no coloque en riesgo a las personas mayores ni a quienes las cuidan; todas las generaciones deben unirse para sortear esta crisis con solidaridad.

1Tito 5:1 dice “No reprendas con dureza al anciano, sino aconséjalo como si fuera tu padre.” (NVI)

No debemos tratarlos como si fueran iguales a nosotros porque tanto en su aspecto físico, mental o emocional pueden sufrir ciertas debilidades, por lo cual en amor deberíamos darles la más alta consideración.

A veces solemos ser rudos con ellos y olvidamos del cuidado y paciencia que ellos tuvieron por nosotros. Más bien, si alguna vez nos toca corregirlos debemos hacerlo con mucho respeto y paciencia porque esto demuestra que independientemente de la vida que hayan tenido o las actitudes que ahora muestren nosotros tenemos la mejor intención de honrarlos.

En la Biblia vemos que cuando se habla de honrar a los padres ancianos se refiere a la ayuda económica que les debemos dar. Podemos ayudarles alzando sus manos cansadas como lo hicieron Ur y Aaron con Moisés. Ellos nos han bendecido durante su vida y lo siguen haciendo ahora mediante sus buenos consejos. Jesús reprendiendo a los fariseos por su hipocresía les dijo: Mateo 15:4…6 NVI “Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y también: El que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte”. Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede decir a su padre o a su madre: “Cualquier ayuda que pudiera darte ya la he dedicado como ofrenda a Dios. En ese caso, el tal hijo no tiene que honrar a su padre. Así por causa de la tradición anulan ustedes la palabra de Dios”

Se entiende que los fariseos enseñaban a sus feligreses a no ayudar económicamente a sus padres ancianos quebrantando de este modo el mandamiento de la honra.

Una de las buenas costumbres en la iglesia primitiva, tanto en la iglesia de Jerusalén como las iglesias gentiles, era ayudar a las viudas de más de 60 años cuyos familiares no estaban cerca de ellas. Remunerando de este modo, en gratitud, por todo el trabajo hecho en vida. Hoy no obstante muchos padres son abandonados, dejados a su suerte.

Algunos han dicho que es algo malo llevarlos a un asilo de ancianos. Es malo si es la forma de deshacernos de ellos como tirarlos porque ya no son útiles, puede ser bueno si ese lugar es un lugar de descanso, de esparcimiento, un lugar de cuidado y donde constantemente se vele por ellos y se les visite. Porque puede darse el caso de tenerlos en la casa e igual son descuidados.

Pablo dice quiénes deben ayudar a los ancianos, dice que primero la familia y luego la iglesia: 1Timoteo 5:3…4 “Reconoce debidamente a las viudas que de veras están desamparadas. Pero, si una viuda tiene hijos o nietos, que estos aprendan primero a cumplir sus obligaciones con su propia familia y correspondan así a sus padres y abuelos, porque eso agrada a Dios” NVI

¿Qué deben hacer los ancianos y qué deben pensar?

1.    Confiar y depender en Dios. Un ejemplo lo tenemos en Abraham quien a su edad de 100 años fue llamado por Dios y heredó sus bendiciones por la fe en las promesas. Génesis 24:1 “Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo”
2.    Creer que Dios cumplirá su propósito en ellos y sus generaciones.
3.    Servirle en la vejez: Con Dios no hay jubilación: aún pueden ser de utilidad como Moisés, como Caleb, como Pablo o Pedro.
4.    Los ancianos deben ser un ejemplo para sus nietos y para la gente más joven: Hay consejo para ellos en la Biblia, Tito 2:2…5, “Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”.
5.    Olvidar lo malo, disfrutar de lo bueno, ponerse a cuenta con Dios.
6.    Prepararse para la eternidad recibiendo a Cristo en el corazón.
7.    Buscando la paz para con el prójimo y la familia, reconciliándose y perdonando.

Si somos educados bajo los Preceptos del Reino de Dios, tendremos un reverente respeto por los ancianos en general y especialmente por los que se ocupan en la predicación o la enseñanza. “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar” 1 Timoteo 5.1

Saber llegar a esa etapa de la vida es también un reto a superar. Muchos en nuestro tiempo tratan de parar el tiempo y parecer jóvenes siempre. Los jóvenes y adultos en general debemos considerar que un día seremos ancianos para cuidarnos y aprovechar nuestro tiempo, prepararnos para llegar a esa etapa.

No sea que llegue a ser como dice Eclesiastés 12:1 “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;”.

Hoy debemos sembrar para que un día cosechemos honra, debemos sembrar para tener un buen carácter, buenos recuerdos y una familia que nos ame. Deberíamos preguntarnos ¿Cómo quiero que sean mis años en la última etapa? Las personas hacen planes a corto plazo, a mediano y a largo, pero pocos empiezan a pensar en que serán ancianos sino a partir de los 40 o 50. La mejor forma de llegar a una ancianidad llena de buenas anécdotas y experiencias es acordarnos de nuestro creador hoy y seguir sus mandamientos mientras que disfrutamos de este tiempo.
S.A.G. 15 MAY 2020



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