viernes, 6 de marzo de 2020

Tercera Edad: El Provecho Del Arte Por Saúl Guevara


1 Crónicas 22:15...16 "Además, contigo {hay} muchos obreros, canteros, albañiles, carpinteros y todo experto en toda clase de obra. Del oro, de la plata, del bronce y del hierro no hay límite. Levántate y trabaja, y que el Señor sea contigo"  

El habituarse a la práctica de ensayar actividades artísticas en personas de tercera edad tiene múltiples beneficios para la salud. Este tipo de actividad, como puede ser, la pintura, actúa de forma positiva en la salud y calidad de vida de este segmento generacional. Les ayuda a trabajar las capacidades de concentración, paciencia, perseverancia, disciplina y creatividad. Como también ayuda a combatir el sentimiento de soledad y de inutilidad.  

El arte es una herramienta que el ser humano ha utilizado para comunicarse desde su existir más antiguo y que va unida irremediablemente a la evolución del pensamiento y de la destreza motora.

El arte trasciende a todas las etapas de la vida, incluso a la consciencia y además cura. Aunque esta última afirmación no es del todo cierta para algunos autores e investigadores, numerosos estudios han demostrado que el arte o mejor dicho la creatividad artística, sí tiene propiedades terapéuticas y mejora la calidad de vida de quienes la practican, especialmente los segmentos poblacionales en los que la actividad cognitiva está desarrollándose, como es el caso de los niños y en los que tiende a deteriorarse, como es el caso de los ancianos.

En la practica de la pintura en los adultos mayores, son múltiples los beneficios que aporta. Un anciano e incluso yo, cuento que pintar le y me permite calmar el temperamento nervioso. Ayuda a disminuir los temblores y a trabajar la precisión manual. A nivel emocional, cada vez está más contento.

Leí en estos días en un periódico, el caso de un anciano que pinta cuadros a lápiz, óleo, acrílico y carboncillo. Lo que más le gusta pintar son paisajes, edificios, arte románico y arquitectónico. Se dedica a ello desde el momento de su jubilación, aunque anteriormente hacía dibujo lineal. Para él la pintura es una gran distracción, y le dedica todo el tiempo que puede. Usa silla de ruedas desde hace tiempo y con una patología complicada, asegura que la pintura ha hecho mucho bien en su vida, pues le ha ayudado a mirar adelante a verse en un futuro.

Esto se debe a que el grado de concentración y abstracción que se alcanza con esta actividad hace que entremos en un estado de abstracción cerebral que hace ignorar el dolor. Por otra parte el acto de recrear y crear expresiones de su propio ser, lo estimulan a hallar un sentido en su vida, máxime al encontrarnos en una sociedad que bombardea al anciano con propaganda segregante a su edad.

El arte es una manera muy fácil de acercarnos a los problemas y traumas y de conocernos a nosotros mismos a cualquier edad
Muchos de los expertos en el trato con personas de la tercera edad afirman, que el pintar y otras disciplinas artísticas, nos ayudan en nuestro ámbito comunicativo, ya que nos permite expresar de forma diferente lo que sentimos, lo que queremos, nuestra visión sobre algo, etc.

Esta forma de comunicación es especialmente relevante en personas con discapacidades que tienen déficits en la comunicación o en personas tímidas o que no son capaces de comunicarse verbalmente de forma fluida y natural.

El arte tiene esa virtud metaconsciente porque nos atraviesa de punta a punta el cuerpo, la mente y las emociones. De hecho, conecta mucho con la parte de los recuerdos, nos facilita el acceso a ellos. Así que la creatividad artística cobra especial relevancia cuando la desarrollan personas de tercera edad, un momento de la vida en el que más que servirnos para adquirir nuevas competencias, frena el deterioro cognitivo.

La Dra. Sacramento Pinazo-Hernandis, vicepresidenta de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) explica cómo “la investigación neuropsicológica ha demostrado que realizar actividades artísticas aumenta la función cognitiva al producir nuevas conexiones neuronales y dendritas –pequeñas ramificaciones que brotan de la neurona encargadas de la recepción de estímulos– más fuertes”

El uso de diferentes utensilios necesarios para pintar, como lápices, carboncillos o pinceles, ayuda a desarrollar la motricidad fina, especialmente en las personas mayores que padecen entumecimiento de los dedos. La precisión en el manejo de los utensilios se va perfeccionando a medida que se trabaja esta capacidad.

El arte ni siquiera hace falta practicarlo, aunque su función se refuerza si lo hacemos; pero simplemente contemplarlo ayuda al cerebro a que continúe adaptándose, reestructurándose y expandiendo su potencial de incrementar la capacidad de reserva cognitiva en otras palabras quiere decir que busca vías o estrategias alternativas, para compensar las pérdidas.  

Nuestro cerebro interviene activamente en la actividad de pintar. El hemisferio izquierdo de nuestro cerebro, responsable de las tareas lógicas, está presente, así como el hemisferio derecho, responsable de la creatividad y la imaginación. Por tanto, cuando pintamos, estamos trabajando con el cerebro y desarrollamos su capacidad.

Una gran cantidad de recuerdos permanecen a la deriva de la inconsciencia incapaces de ser rescatados por una memoria que en edades avanzadas vive cada vez más débil. El arte interviene en la remembranza como una red de pesca. Para muchos estudiosos de la geriatría en sus diferentes ramas, es sorprendente la capacidad que tiene el arte para acceder a nuestro inconsciente. Cuando una persona entra en contacto con un recuerdo olvidado, a veces como defensa del propio organismo, se le ilumina la mirada. Los recuerdos están muy unidos a los sentidos y todo tiene que ver al final con el desarrollo evolutivo del ser humano para su supervivencia.

Si eso que permanecía oculto en la persona era el origen de un trauma, se libera y puede empezar a tratarse.

Cuando las personas mayores realizan actividades significativas que responden a un propósito, pueden desarrollarse y crecer en sus habilidades. Les hace ganar confianza en ellos mismos. Las experiencias que se tienen a partir del arte pueden ayudar a dotar de sentido las vidas de las personas mayores. Se sienten útiles e incluso ven incrementada su motivación para participar en actividades cotidianas.


Uno de los grandes males que aqueja a la población mayor es la progresiva pérdida de un sentimiento de pertenencia a una comunidad. Lo que experimentan es una sensación de soledad. Para esto también tiene cura el arte: el formato de pequeño grupo en la actividad puede ayudar a disminuir el aislamiento social de muchas personas que viven solas o se sienten solas. Ofrece una red de conexión y apoyo social, un espacio seguro para el intercambio de historias personales y la ilusionante determinación de emprender un proyecto común.

La creación artística es una vía para desarrollar y fomentar habilidades interpersonales. El arte es en definitiva una especie de maleta de herramientas que en función de cada caso particular se usa en uno u otro sentido.

Y ahora… Vamos a Pintar





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