viernes, 3 de enero de 2020

Cuento Cinco De Cinco Selección de Saúl Guevara


Ya hace un año mantuvimos para el mes de diciembre e inicio de enero la publicación de cuentos escogidos para la vejez y su aceptación fue fantástica más por los no viejos que los viejos, ante esa aceptación hemos decidido repetir la experiencia con una serie de cinco cuentos.

Con el deseo que lo disfruten entregamos este cuento el 5 de 5 y aclaramos cada cuento da el crédito de su autor.


Las Arrugas
Por: Pedro Pablo Sacristán

Era un día soleado de otoño y era la primera vez que Bárbara se fijó en que el abuelo tenía muchísimas arrugas, no sólo en la cara, sino por todas partes.

- Abuelo, deberías darte la crema de mamá para las arrugas.

El abuelo sonrió, y un montón de arrugas aparecieron en su cara.

- ¿Lo ves? Tienes demasiadas arrugas
- Ya lo sé Bárbara. Es que soy un poco viejo... Pero no quiero perder ni una sola de mis arrugas. Debajo de cada una guardo el recuerdo de algo que aprendí.

A Bárbara se le abrieron los ojos como si hubiera descubierto un tesoro, y así los mantuvo mientras el abuelo le enseñaba la arruga en la que guardaba el día que aprendió que era mejor perdonar que guardar rencor, o aquella otra que decía que escuchar era mejor que hablar, esa otra enorme que mostraba que es más importante dar que recibir o una muy escondida que decía que no había nada mejor que pasar el tiempo con los niños...

Desde aquel día, a Bárbara su abuelo le parecía cada día más guapo, y con cada arruga que aparecía en su rostro, la niña acudía corriendo para ver qué nueva lección había aprendido. Hasta que, en una de aquellas charlas, fue su abuelo quien descubrió una pequeña arruga en el cuello de la niña:

- ¿Y tú? ¿Qué lección guardas ahí?

Bárbara se quedó pensando un momento. Luego sonrió y dijo

- Que no importa lo viejito que llegues a ser abuelo, porque.... ¡te quiero! 

Un minuto para pensar...

¿Cómo tratas a tus abuelos y otras personas mayores? ¿Has pensado alguna vez cómo fueron ellos de niños? Muchos abuelos ya no pueden correr ni jugar como antes, pero han vivido tanto que saben muchas historias ¿Les has pedido alguna vez que te las cuenten? ¿Eres capaz de escucharlas hasta el final?



Una buena conversación

Para los niños es importante conocer sus raíces. Cuéntale a tu hijo historias de los distintos miembros de la familia, de dónde proceden sus abuelos y bisabuelos, etc... Como le costará fijar su atención, puedes ayudarte de fotos y objetos familiares antiguos que despierten su curiosidad.

¿Y si este año pasamos a la acción?

Fortalecer la memoria personal es fundamental para el desarrollo. Podéis hacerlo con la ayuda de un pequeño álbum de recuerdos donde una vez a la semana coloquéis fotos o dibujos de algo que hayáis vivido o aprendido, junto con un pequeño texto que lo explique. Una vez al mes, y al final de cada año, podéis revisar el libro para vivir un momento muy especial y reforzar vuestros recuerdos familiares.

Proverbios 22:6 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

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