sábado, 18 de enero de 2020

A La Tercera Edad De Las Iglesias Por Saúl Guevara


El martes pasado (enero 07 de 2020), cumplimos ocho años, de mantener este blog con una publicación semanal ininterrumpida todos los viernes y hoy me deseo dirigir a todas la viejas y viejos que estamos en una iglesia.

Los llamo viejas y viejos con un sentimiento especial de cariño por ese grupo maravilloso de hombres y mujeres. Creo que en cierto modo los entiendo, porque yo soy uno de ellos. El Señor conoce y ama a la gente mayor de su pueblo; eso siempre ha sido así y a ellos les ha dado muchas de sus responsabilidades. En distintos momentos ha guiado a su pueblo por medio de profetas de edad avanzada. Él ha aprovechado la sabiduría y la experiencia de la madurez, la dirección inspirada de aquellos que por largos años han demostrado fidelidad a su evangelio.

El Señor bendijo a Sara, en su vejez, para que le diera un hijo a Abraham. El sermón más grandioso del rey Benjamín fue quizás el que dio cuando era muy anciano y estaba próximo a morir. Ciertamente, él fue un instrumento en las manos del Señor cuando guio a su pueblo y estableció la paz entre ellos.

Muchos otros hombres y mujeres a través de las épocas han efectuado grandes obras al servir al Señor y a sus hijos, aun en su vejez.

Bíblicamente vemos y nos enteramos, que el Señor ha llamado a muchos cuando ya eran septuagenarios u octogenarios e incluso mayores. Lo que demuestra, cuánto conoce y ama el Señor a sus hijos que han dado tanto a través de sus años de experiencia.

Los amamos a ustedes, gente mayor de todas las Iglesias. Ustedes son el sector de la población que en la actualidad está creciendo con más rapidez en el mundo, así como dentro de la Iglesia.

Deseamos que los años en el ocaso de su vida sean maravillosos y gratificantes. Oramos para que sientan el gozo que da una vida bien vivida y llena de buenos recuerdos y de aun mayores esperanzas gracias al sacrificio en la cruz de Cristo. Esperamos que sientan la paz que el Señor ha prometido a aquellos que continúen esforzándose por guardar sus mandamientos y seguir su ejemplo. Esperamos que sus días estén llenos de cosas para hacer y que encuentren maneras de servir a aquellos menos afortunados que ustedes. La edad casi siempre mejora a las personas, porque el caudal de sabiduría y experiencia sigue ensanchándose y creciendo al servir a los demás.

Permítannos sugerir formas mediante las que podemos aprovechar los años de la tercera edad:

a)    Trabajen en el templo. Los mayores debemos usar nuestra energía no solo para bendecir a nuestros antepasados, sino para asegurarnos de que nuestra posteridad reciba las bendiciones por nosotros obtenidas. Aconsejen a los que todavía no estén preparados y oren por ellos. Asistan al templo con frecuencia y a que acepten llamamientos para servir allí cuando la salud, las fuerzas y la distancia lo permitan.

b)    Recopilen y escriban la historia familiar. Les hacemos un llamado a recopilar y escribir su historia personal y familiar. Ustedes conocen la historia, llevan el recuerdo de seres queridos, de fechas y acontecimientos. Ustedes son la historia familiar. Son pocas las maneras en que su patrimonio quedaría mejor preservado que si ustedes mismos recopilan y escriben su historia. 

c)    Fomentar la reunión familiar. Instamos a todos los miembros mayores, cuando les sea posible, a reunir a su familia y organizarla para que proporcionen actividades familiares. Lleven a cabo reuniones familiares donde se pueda sentir la hermandad y donde se sienta y se enseñe el legado de la familia. El hacerlo puede crear un pedacito de cielo aquí en la tierra dentro de cada familia.

d)    Acepten llamamientos de la Iglesia y cumplan con ellos. Los miembros mayores que puedan hacerlo acepten llamamientos en la Iglesia tales como oración, consejería, etc. Ustedes tienen el tiempo y una base sólida del Evangelio que les permite efectuar una gran labor. En muchos aspectos, ustedes ponen el ejemplo de servicio fiel a la Iglesia.

e)    Den servicio cristiano. Los miembros de edad mayor que estén en condiciones de hacerlo no duden en servir a sus semejantes. Eso puede ser parte del proceso de santificación. El Señor ha prometido que aquellos que pierdan su vida sirviendo a los demás, la hallarán.

f)     Manténganse en buen estado físico, saludables y activos. Es agradable ver los esfuerzos que hacen muchas personas mayores para mantener una buena salud en la vejez. Vemos a ellas salir a caminar temprano por la mañana; otras utilizan equipos para hacer ejercicio en casa, algunas hasta participan en maratones otras practican la natación. Mantenerse activos hace que la mente y el cuerpo funcionen mejor.


A esta edad hay quienes han perdido a su cónyuge, algunos de ustedes a veces se sienten inservibles y solos, sentimiento que puede ser casi abrumador. En muchos casos, no tiene por qué ser así. Además de las sugerencias anteriores, les damos algunos ejemplos de actividades que les han servido a otras personas.

Hay personas que están solas y se mantienen ocupadas haciendo otras cosas para familiares cercanos. Otras escriben cartas para los cumpleaños, cuando pueden, van a ver a los nietos participar en actividades escolares o competiciones deportivas. Algunas preparan álbumes de fotografías familiares. He visto a hermanas viudas que trabajan de voluntarias en hospitales o que sirven de otras maneras dentro de la comunidad. Muchos experimentan por estos medios un sentimiento de satisfacción.

La clave para superar la soledad y el sentimiento de inutilidad para el que es físicamente apto, es dejar de pensar en sí mismo y ayudar a otros que realmente lo necesitan. A aquellos que den esta clase de servicio, en cierta medida, serán sanados del dolor de la pérdida del ser querido o del temor a la soledad. La manera de sentirse mejor a su propia situación, es mejorar las de otra persona.

A aquellos que estén enfermos y estén sufriendo dolores y las vicisitudes de esta vida, les expresamos especialmente nuestro amor e interés; nuestro corazón y oraciones están con ustedes.

Oramos para que continúen esforzándose por mantenerse fuertes en actitud y espíritu. Sabemos que no siempre es fácil.

Oramos para que aquellos que tengan que hacer por ustedes las tareas que ustedes ya no pueden hacer lo hagan con amor, con dulzura y con un espíritu de cariño.

Esperamos que ustedes sigan generando buenos pensamientos y sentimientos en el corazón y en la mente y descarten aquellos que les sean dañinos y destructivos.








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