(Me encontré con este relato de Tere García Ruiz,
una mujer mexicana altruista, y al leer el relato, aparte de reconocer su valor
me dije: “este relato esta bueno para nosotros los viejos, principalmente a ese
que siempre reniega y se pregunta ¿para qué llego a viejo?”, así que lo he tomado
para responder a esa interrogante y poder decirte: “Para Esto Llegaste A Viejo”)
La Historia De Un Ángel (Por Tere García Ruiz)
Dios
estaba en el cielo mirando cómo actuaban los hombres en la Tierra. Entre ellos,
la desolación reinaba.
–
¡Mas de cinco mil millones de seres
humanos son pocos para alcanzar la magnificencia divina del amor! Suspiro el
Señor.
El
Padre vio a tantos hermanos en guerra, esposos y esposas que no completaban sus
carencias, ricos y pobres apartados, sanos y enfermos distantes, libres y
esclavos separados, que un buen día reunió a un ejército de ángeles y les dijo:
–
¿Veis a los seres humanos? ¡Necesitan
ayuda! Tendréis que bajar vosotros a la Tierra.
–
¿Nosotros?, dijeron los ángeles
ilusionados, asustados y emocionados pero llenos de fe.
–
Sí, vosotros sois los indicados. Nadie más
podrá cumplir esta tarea. Escuchad: cuando cree al hombre, lo hice a imagen y
semejanza mía, pero con talentos especiales para cada uno. Permití diferencias
entre ellos para que juntos formasen el reino. Así lo planee. Unos alcanzaran
riquezas para compartir con los pobres. Otros gozaran de buena salud para
cuidar a los enfermos. Unos serán sabios y otros muy simples para procurar
entre ellos sentimientos de amor, admiración y respeto. Los buenos tendrán que
rezar por los que actuaran como si fueran malos. El paciente tolerara al
neurótico. En fin, mis planes deben cumplirse para que el hombre goce, desde la
tierra, la felicidad eterna. Y para hacerlo, ¡vosotros bajareis con ellos!
–
¿De qué se trata, Señor? Los ángeles
preguntaron inquietos.
Entonces
el Señor explicó el deber.
–
Cómo los hombres se han olvidado de que
los hice distintos para que se complementasen unos a otros y así formaran el
cuerpo de mi hijo amado, como parece que no se dan cuenta de que los quiero
diferentes para lograr la perfección, bajaran ustedes con notables
distinciones.
Y
dio a cada uno su tarea:
–
-Tú tendrás memoria y concentración de excelencia:
serás ciego;
–
-Tú serás elocuente con tu cuerpo y muy
creativo para expresarlo: serás sordomudo;
–
-Tú tendrás pensamientos profundos,
escribirás libros, serás poeta: tendrás parálisis cerebral;
–
-A ti te daré el don del amor y serás su
persona, habrá muchos como tú en toda al Tierra y no habrá distinción de raza
porque tendrás la cara, los ojos, las manos y el cuerpo como si fuereis
hermanos de sangre: tendrás síndrome de Down;
–
-Tú serás muy bajo de estatura y tu
simpatía y sentido del humor llegarán hasta el cielo: serás gente pequeña;
–
-Tú vivirás en la tierra, pero tu mente se
mantendrá en el cielo, preferirás escuchar mi voz a la de los hombres: tendrás
autismo;
–
-Tú disfrutaras de la creación tal y como
he querido que todos los hombres lo hagan, mientras otros se dedican a pensar
en la ciencia y a la tecnología, tu gozaras mirando a las hormigas y a las
mariposas, serás feliz, muy feliz: tendrás discapacidad intelectual y amaras a
todos porque no harás juicio de ninguno.
–
Tú serás hábil como nadie, te faltaran
brazos y harás todo con las piernas y la boca.
Al
último ángel le dijo, el Señor:
–
Tú serás genio, te quitaré las alas antes
de llegar a la tierra y bajaras con la espalda ahuecada; los hombres repararan
tu cuerpo, pero tendrás que ingeniártelas para triunfar. Tendrás mielomeningocele
que significa miel que vino del cielo.
Los
ángeles se sintieron felices con la distinción del Señor, pero les causaba
enorme pena tener que apartarse del cielo para cumplir su misión.
–
¿Cuánto tiempo viviremos sin verte? ¿Cuánto
tiempo lejos de ti?
–
-No os preocupéis, estaré con vosotros
todos los días. Además, esto durara solo entre 60 y 80 años terrenos.
–
-Está bien, Padre, será como decimos 80
años terrenos que son un instante en el reloj eterno. Aquí nos vemos «al
ratito»-. dijeron los ángeles al unísono y bajaron a la Tierra emocionados.
Todos
llegaron al vientre de la que sería su madre. Ahí se formaron durante seis,
siete, ocho o nueve meses, según el caso. Al nacer, todos fueron recibidos con
profundo dolor, causaron miedo y angustia. Algunos padres rehusaron la tarea;
otros la asumieron enojados; otros se echaron culpas hasta disolver su
matrimonio y otros lloraron con amor y aceptaron el deber.
Sea
cual sea el caso, como los ángeles saben su misión y sus virtudes son la fe, la
esperanza y la caridad, además de otras, todas gobernadas por el Amor, ellos
han sabido perdonar y con paciencia pasan la vida iluminando a todo aquel que
los ha querido amar.
Siguen
bajando ángeles a la Tierra con espíritus superiores en cuerpos limitados y
seguirán llegando mientras haya humanidad en el planeta. Dios quiere que estén
entre nosotros para darnos la oportunidad de trabajar por ellos, para aprender
de ellos. Y trabajar es servir; servir es vivir y vivir es amar, porque la vida
se nos dio para eso. El que no sirve, no sirve para vivir. Y mientras esto ha
sucedido a lo largo de la historia de la humanidad, y, como los tiempos de Dios
son eternos, pensemos en Cristo aquí y ahora. Alguien le pregunta al referirse
a un ciego de nacimiento:
–
Maestro, ¿quién pecó para que naciera así?
El o sus padres.
–
Ni él ni sus padres: nació así para que se
manifiesten en el las obras de Dios (Juan 9,1)
Y
las obras de Dios también se hacen a través de los hombres. Estas obras son las
de misericordia especialmente con aquellos que más nos necesitan. ¿Ven porqué
tantas las diferencias?
Tere
García Ruiz
Y
yo le agregaría:
– ¿Padre
y para que llegar a viejo?
Y
estoy seguro que el Padre con una gran sonrisa y benevolencia me diría:
– Hay
hijo, aunque un poco duro de entender, eres de corazón bueno, llegaste a viejo
para eso: “para que se manifiesten en ti, las obras de Dios (Juan 9:1)
Y
tú lector ¿Ya entendiste?: llegaste y llegaras a viejo para eso: “para que se
manifiesten en ti, las obras de Dios (Juan 9:1)
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