El
darte cuenta de que estás envejeciendo se da poco a poco. Nuestras sociedades
han perdido la visión del envejecimiento. Los avances en la medicina nos dan un
falso sentido de inmortalidad. Pareciera que pensamos poder vivir para siempre
y nos jactamos con estúpidas cirugías plásticas en estirar los límites de la
edad, pero al hacer esto, expulsamos a Dios de nuestra vida.
Al
idolatrar la juventud, la vitalidad y la salud física, nos empeñamos con
aumentar el tiempo de vida, mientras que a Dios lo que le importa es
profundizar el significado de la vida. Es, para muchos, una obsesión mantenerse
en la juventud, sin embargo, es difícil que eso suceda.
Lo
primero que debe existir es una conciencia colectiva de “viejos” dispuestos a
identificarse con la vejez. Pero es en ese preciso instante en el que el
terreno adopta formas fangosas cual arena movediza.
·
“¡Viejos son los caminos!”
·
“¡Yo me siento joven!”
·
“¡Viejo, vieja! yo no soy nada de eso”
·
“Estoy viviendo mi tercera juventud”
·
“Estoy en mi viejentud”
Con
expresiones como las anteriores, una enorme cantidad de personas intentan
sacudir los estereotipos y prejuicios sobre la edad y la vejez que los invade,
en una perorata sin fin para evadir “el riesgo” de ser llamados ¡viejos!
Este
modo de comportarnos tiene una explicación lógica: no es más que el viejismo.
El
viejismo es una alteración en los sentimientos, creencias o comportamientos en
respuesta a la edad cronológica percibida de un individuo. El viejismo opera de
manera implícita ya que no existen grupos que repudien o menosprecien a los más
viejos como aquellos que si menosprecian grupos religiosos, sexuales, raciales
o étnicos. El viejismo opera silenciosamente, pasa inadvertido, sin la
preexistente intención de dañar. Hasta parece ser aceptable: “¿Vieja yo? vieja
es ella que tiene 80 y camina con bastón”.
Los
estereotipos no solo habitan en los otros, también se activan en quienes ya
somos viejos. Como cuando ves una película, terminas por señalar a los actores
y dices: “Ella ya se murió. Ay, él también”.
Las
personas que perciben el envejecimiento desde una perspectiva optimista y
positiva envejecen y viven mucho más que quienes perciben y vivencian su propio
envejecimiento con actitudes viejistas fuertemente arraigadas: “Los gobiernos
locales, escuelas e Iglesias podrían proporcionar un fundamento para crear una
campaña de salud pública que combata las fuentes sociales de convicciones
negativas sobre la edad.
Vamos
a vivir más años. Vivir y envejecer van de la mano. Por eso urge desechar la
cultura viejistas, activar dispositivos para desmitificar este proceso tan
inherente a la existencia humana del siglo XXI y comenzar a identificarnos con
esa imagen que nos devuelve el espejo.
Apremia
promover los atributos positivos de la vejez. Diría que con algo de
exageración. Así y solo así podremos compensar los efectos de la debilidad que
trae el viejísimo implícito que todos llevamos dentro.
Muchos
de los problemas que enfrentan los adultos a medida que envejecen no están
relacionados con el aspecto normal de envejecer. La calidad de la última parte
de tu vida está bajo tu control. Tus decisiones respecto a estilo de vida y
actitud pueden influir sobre los efectos de la llamada vejez secundaria. Hacer
ejercicio, así como dormir y comer bien, contribuirá a tu salud física, lo cual
se reflejará en tu salud mental y cognitiva.
Las
personas deberían prepararse para las últimas etapas de su vida tal como lo
hacen cuando van a iniciar una familia o cuando ayudan a un hijo a hacer la
transición hacia una mayor independencia. Busca asesoría financiera que te
ayude a adaptarte a los cambios en tus ingresos y planifica los costos de la
atención médica. Habla con tu familia y amigos de lo que esperas en la vejez y
del estilo de vida que deseas tener.
Mira
el lado positivo, los adultos mayores son más felices y están menos estresados
y preocupados que los adultos jóvenes y de mediana edad. Aunque puede haber una
baja en la salud y en los ingresos, la gran mayoría de los adultos mayores
disfruta mejorías en los aspectos emocionales de la vida”, pues se enfocan más
en la información positiva.
La
realidad de envejecer no es tan mala como lo sugieren los estereotipos.
Aunque
es probable que ya no puedas realizar las mismas actividades que cuando eras
joven, hay formas de compensarlas buscando otras actividades que sean
gratificantes. Encuentra algo con lo que te puedas comprometer a mejorar, ya
sea la jardinería, el escribir o en ayudar a los demás, en especial a los
jóvenes.
Recuerda
también que no eres el único que se siente irritado y más lento. Millones de
personas se despiertan con los mismos achaques y dolores.
Alguna
vez te has preguntado: ¿cuál es la alternativa a no envejecer? Permite te responda:
“Morir joven”.
Rechaza
las actitudes que discriminan a los viejos; aunque es cierto que conforme
envejecemos subimos de peso y perdemos algunas de nuestras habilidades
intelectuales, no hay razón para asumir los estereotipos que hay acerca de los
adultos mayores. Mitos como el que están desconectados de la realidad o que son
irritables son perpetuados por los medios y por nuestra cultura. Los avances
tecnológicos han diseminado el estereotipo de que los viejos no pueden mantener
el paso.
Con
demasiada frecuencia, los mitos crean barreras o límites que pueden interferir
en la forma en que los adultos mayores se mantienen conectados o buscan
actividades que tengan significado para ellos, hay hitos en la vida
(cumpleaños, cambios de trabajo y el fallecimiento de familiares y conocidos)
que te recuerdan el paso del tiempo, pero no debes distraerte del objetivo de
buscar el significado de la vida y de querer mejorar la calidad de la misma.
No
permita que la vida lo sorprenda entregándose a la melancolía, sentado en el
rincón de su casa, rezongando y refunfuñando, sino salga a todas partes alegre
y feliz, piense que es una gran bendición ser cristiano.
Si
eres taciturno e irritable, pensarán que el Señor te ha desamparado; pero si
guardas un rostro sonriente, pensarán que la promesa se ha cumplido. "Y
hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo
llevaré, yo soportaré y guardaré."
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