viernes, 29 de noviembre de 2019

Al Final Siempre Llegaras A Viejo


El darte cuenta de que estás envejeciendo se da poco a poco. Nuestras sociedades han perdido la visión del envejecimiento. Los avances en la medicina nos dan un falso sentido de inmortalidad. Pareciera que pensamos poder vivir para siempre y nos jactamos con estúpidas cirugías plásticas en estirar los límites de la edad, pero al hacer esto, expulsamos a Dios de nuestra vida.

Al idolatrar la juventud, la vitalidad y la salud física, nos empeñamos con aumentar el tiempo de vida, mientras que a Dios lo que le importa es profundizar el significado de la vida. Es, para muchos, una obsesión mantenerse en la juventud, sin embargo, es difícil que eso suceda.

Lo primero que debe existir es una conciencia colectiva de “viejos” dispuestos a identificarse con la vejez. Pero es en ese preciso instante en el que el terreno adopta formas fangosas cual arena movediza.
·         “¡Viejos son los caminos!”
·         “¡Yo me siento joven!”
·         “¡Viejo, vieja! yo no soy nada de eso”
·         “Estoy viviendo mi tercera juventud”
·         “Estoy en mi viejentud”

Con expresiones como las anteriores, una enorme cantidad de personas intentan sacudir los estereotipos y prejuicios sobre la edad y la vejez que los invade, en una perorata sin fin para evadir “el riesgo” de ser llamados ¡viejos!

Este modo de comportarnos tiene una explicación lógica: no es más que el viejismo.

El viejismo es una alteración en los sentimientos, creencias o comportamientos en respuesta a la edad cronológica percibida de un individuo. El viejismo opera de manera implícita ya que no existen grupos que repudien o menosprecien a los más viejos como aquellos que si menosprecian grupos religiosos, sexuales, raciales o étnicos. El viejismo opera silenciosamente, pasa inadvertido, sin la preexistente intención de dañar. Hasta parece ser aceptable: “¿Vieja yo? vieja es ella que tiene 80 y camina con bastón”.

Los estereotipos no solo habitan en los otros, también se activan en quienes ya somos viejos. Como cuando ves una película, terminas por señalar a los actores y dices: “Ella ya se murió. Ay, él también”.

Las personas que perciben el envejecimiento desde una perspectiva optimista y positiva envejecen y viven mucho más que quienes perciben y vivencian su propio envejecimiento con actitudes viejistas fuertemente arraigadas: “Los gobiernos locales, escuelas e Iglesias podrían proporcionar un fundamento para crear una campaña de salud pública que combata las fuentes sociales de convicciones negativas sobre la edad.

Vamos a vivir más años. Vivir y envejecer van de la mano. Por eso urge desechar la cultura viejistas, activar dispositivos para desmitificar este proceso tan inherente a la existencia humana del siglo XXI y comenzar a identificarnos con esa imagen que nos devuelve el espejo.

Apremia promover los atributos positivos de la vejez. Diría que con algo de exageración. Así y solo así podremos compensar los efectos de la debilidad que trae el viejísimo implícito que todos llevamos dentro.  

Muchos de los problemas que enfrentan los adultos a medida que envejecen no están relacionados con el aspecto normal de envejecer. La calidad de la última parte de tu vida está bajo tu control. Tus decisiones respecto a estilo de vida y actitud pueden influir sobre los efectos de la llamada vejez secundaria. Hacer ejercicio, así como dormir y comer bien, contribuirá a tu salud física, lo cual se reflejará en tu salud mental y cognitiva.

Las personas deberían prepararse para las últimas etapas de su vida tal como lo hacen cuando van a iniciar una familia o cuando ayudan a un hijo a hacer la transición hacia una mayor independencia. Busca asesoría financiera que te ayude a adaptarte a los cambios en tus ingresos y planifica los costos de la atención médica. Habla con tu familia y amigos de lo que esperas en la vejez y del estilo de vida que deseas tener.

Mira el lado positivo, los adultos mayores son más felices y están menos estresados y preocupados que los adultos jóvenes y de mediana edad. Aunque puede haber una baja en la salud y en los ingresos, la gran mayoría de los adultos mayores disfruta mejorías en los aspectos emocionales de la vida”, pues se enfocan más en la información positiva.

La realidad de envejecer no es tan mala como lo sugieren los estereotipos.

Aunque es probable que ya no puedas realizar las mismas actividades que cuando eras joven, hay formas de compensarlas buscando otras actividades que sean gratificantes. Encuentra algo con lo que te puedas comprometer a mejorar, ya sea la jardinería, el escribir o en ayudar a los demás, en especial a los jóvenes.

Recuerda también que no eres el único que se siente irritado y más lento. Millones de personas se despiertan con los mismos achaques y dolores.

Alguna vez te has preguntado: ¿cuál es la alternativa a no envejecer? Permite te responda: “Morir joven”.


Rechaza las actitudes que discriminan a los viejos; aunque es cierto que conforme envejecemos subimos de peso y perdemos algunas de nuestras habilidades intelectuales, no hay razón para asumir los estereotipos que hay acerca de los adultos mayores. Mitos como el que están desconectados de la realidad o que son irritables son perpetuados por los medios y por nuestra cultura. Los avances tecnológicos han diseminado el estereotipo de que los viejos no pueden mantener el paso.

Con demasiada frecuencia, los mitos crean barreras o límites que pueden interferir en la forma en que los adultos mayores se mantienen conectados o buscan actividades que tengan significado para ellos, hay hitos en la vida (cumpleaños, cambios de trabajo y el fallecimiento de familiares y conocidos) que te recuerdan el paso del tiempo, pero no debes distraerte del objetivo de buscar el significado de la vida y de querer mejorar la calidad de la misma.

No permita que la vida lo sorprenda entregándose a la melancolía, sentado en el rincón de su casa, rezongando y refunfuñando, sino salga a todas partes alegre y feliz, piense que es una gran bendición ser cristiano.

Si eres taciturno e irritable, pensarán que el Señor te ha desamparado; pero si guardas un rostro sonriente, pensarán que la promesa se ha cumplido. "Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré."




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