viernes, 25 de octubre de 2019

Llegando Al Final Con Alegría Y Satisfacción (4 de 4)


4. No Dejando De Ver Hacia Adelante


Somos personas de esperanza. Siempre esperamos que mañana sea un día mejor que el de hoy. En medio de los problemas esperamos que llegue el día en que estos pasen de nuestra vida. Y así podamos tener sosiego y aunque eso es cierto, es una realidad que la cultura nuestra tiene una tendencia al pesimismo.

Posiblemente por el hecho de que el hombre “moderno” no ve propósito a la vida. Si piensa o cree que todo lo que sucede en la vida no es otra cosa que el resultado del tiempo y el azar, pues, entonces, no existe propósito en la vida. Por tanto, no nos extrañemos que la gente sea pesimista y que haya muchos jóvenes que buscan terminar su vida porque no hay propósito en nada de lo que ocurre y menos en las aflicciones que vienen en la vida. Más jóvenes se están suicidando por causa que no saben cómo lidiar con los problemas de la vida.

En todos hay una esperanza de corta duración: esperanza de ser salir de los problemas financieros, de alguna enfermedad, de algún desastre. Pero hay también una esperanza de larga duración. Una esperanza que mira más allá de este mundo y se extiende sin límites hasta la vida eterna. Esta esperanza está en la fe en Dios.

Cristo es nuestra esperanza. Y la fe en Él nos llevara a la vida eterna y a un futuro glorioso. El mal “desaparecerá”, el bien triunfará, allí disfrutaremos de Cristo y la comunión de los santos, de un eterno disfrute de la gloria y la hermosura de Dios en formas que no podemos ni siquiera concebir1 Corintios 2:9 “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.” 

Pablo dice en Romanos 8:24 “Porque en esperanza fuimos salvos”. Nos dice que somos salvo en esperanza, no por la esperanza. En la esperanza de que Dios cumpla todo lo prometido. La esperanza no es un buen deseo sino una firme convicción y seguridad de que Dios hará. 

¿Qué nos depara el futuro? Busquemos y leamos 2 Corintios 4:16-5:10. ¿Qué nos enseña aquí Pablo?
a)    Pablo reconoce se va desgastando, decae poco a poco. Pablo estaba a la mitad de la vida cuando escribe 2 Corintios, pero nos imaginamos que él envejeció más rápido de lo “normal” por el hecho de cómo se consumió por el ministerio.
b)    Pero, aunque su cuerpo se va desgastando, su espíritu no. Es más, él dice que su espíritu u hombre interior no se desgasta, sino que se renueva de día en día. “Por tanto, no desmayamos”. Y de ahí pasa a cuatro verdades reveladas que son un ancla a la esperanza:
c)    Primera ancla. Sabemos que un cuerpo nuevo espera para cada siervo de Dios. 2 Corintios 5:1 “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.” Nuestra vida presente es comparada con la vida en una tienda de campaña. La cual resuelve nuestras necesidades. La tienda de campaña es algo temporero y frágil, en cambio un edificio es algo permanente y sólido.
d)    Segunda ancla. Esta nueva experiencia, de poseer un cuerpo glorificado, va acompañada de una vida abundante. 2 Corintios 5:3-4 “pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.” Pablo describe esta experiencia no como un estar desnudo sino como un revestimiento. Es como ponerse un abrigo cuando hace frío, le añadimos una cobertura al vestido. Así como con el abrigo nos atrevemos a estar en el frío de igual modo nuestro revestir nos prepara para estar en los cielos. Es una nueva adaptación al nuevo estado. Toda la debilidad de este cuerpo cambiará, porque lo mortal será tragado, absorbido por la vida.
e)    Tercera ancla. Allí en los cielos, con nuestros cuerpos glorificados estaremos con el Señor de una manera que no es posible con estos cuerpos de ahora. 2 Corintios 5:6-9 “Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.” Allí le adoraremos, le serviremos espontáneamente y viviremos para agradarle, así como todo genuino creyente hace ahora mismo. procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.”
f)     Cuarta ancla. Nosotros, como todos los demás cristianos enfrentaremos el juicio final. Lo que se determinará, no es en dónde pasaremos la eternidad. Esto ya está determinado una vez creímos. Si no, en qué condición pasaremos la eternidad. 2 Corintios 5:10 “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” Pero se nos enseña que habrá grados de recompensa en los cielos, según el servicio que habremos hecho. Tenemos el ejemplo en la parábola de las 10 minas en Lucas 19:11-27. Fíjate que Pablo entonces nos motiva a trabajar más por el Señor sabiendo que de Él recibiremos recompensa.

¿Y Ahora Qué?

Ahora nos toca aplicar lo que hemos estado mencionado desde el principio de este estudio. Dios les da a los que llegamos a viejos, la oportunidad de ser veteranos y los ha adornado con sabiduría y tesoros para compartir. ¿Qué podemos hacer? Aplicar lo que hemos aprendido:
a.    Oportunidad. Dios les ha dado una oportunidad de vivir más que otras generaciones pasadas. La medicina ha ayudado a facilitar esto. Así que tómalo como una oportunidad para servir. Utiliza ese tiempo que Dios te ha dado para servir.
b.    Madurez. Sigues en el proceso de madurez. Este no acaba. Todavía hay áreas en las cuales crecer. Todavía hay pecados que confesar, perdón que pedir, obras que realizar. Examínate para que veas en qué áreas de tu vida necesitas trabajar.
c.    Humildad. En un sentido el orgullo es la madre de todos los pecados. Es altamente probable que el orgullo fuera la causa de la caída de Satanás. Dios nos llama a ser humildes. La humildad es el producto de una vida de arrepentimiento de todo aquello que sea contrario a la palabra de Dios y el buscar y orar para apartarnos del orgullo en todas sus formas. La verdadera madurez espiritual siempre es acompañada de una mayor profunda humildad. Debemos manifestar esa humildad según vamos envejeciendo.
d.    Intensidad. Somos llamados a ser celosos, según ya vimos. El mundo espera de los de la tercera edad que descansen, la pasen suave, se hagan a un lado. Pero esa es la mentalidad del mundo. Dios nos llama a ser celosos por su reino, su causa, su pueblo, etc. Debemos tener pasión de que Dios nos use en nuestras áreas no. Ese celo debe motivarse no apagarse. El ministerio de servicio en la Iglesia es abismal. Visitar a los enfermos, consolar a los que sufren, acompañar a los que están solos, consejería a los que aspiran el matrimonio y los que están criando, etc.

Así que… Pongámonos en las manos del Señor para seguir hacia adelante mientras las fuerzas nos lo permitan.
                                                                                               


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