viernes, 11 de octubre de 2019

Llegando Al Final Con Alegría Y Satisfacción (2 de 4)


2. Observaciones Tangibles


Sabemos que hay promesa de Dios tanto de madurez, como de crecimiento y servicio según vamos envejeciendo.

El proceso de crecimiento nunca se detiene en la vida del cristiano. Por lo menos, no por sí mismo sino porque hayamos dejado de cultivarlo. Pero Dios promete santificarnos durante toda nuestra vida y hacernos crecer en nuestra vejez también.

Los atletas en una carrera larga tienen sus estrategias para cuando se da el inicio, el medio y para los últimos cien metros, antes de finalizar la carrera, tienen elaborada su mejor táctica.

La pregunta a los viejos es: ¿Cómo debemos correr esos cien metros finales?

La respuesta es que mientras el cuerpo nos lo permita debemos correr esa carrera como todo maratonista corre los últimos cien metros: con esmero, con la resolución de que vamos a terminar bien.

¿Cómo podemos vivir bien o correr bien esos últimos cien metros?
           
a.    Debemos vivir para Dios un día a la vez. Este principio no solo aplica a los ancianos sino a todos nosotros.

Vivimos vidas sin planificar. Pero debemos hacer el buen hábito de planificar cada día de ante mano. O podemos hacerlo todos los días en la mañana. Y al final del día ver hasta donde hemos llegado en lo que hemos planificado.

Sobre todo, ya que somos llamados a vivir para Dios y estar ocupado en el reino de Dios todos los días, debemos preguntarnos qué hemos hecho para el reino de Dios en este día y en qué cosas no hemos hecho de las que habíamos planificado.

No nos olvidemos que según avanzamos todos daremos cuenta delante de Dios lo que hemos hecho con nuestro tiempo.

¿En qué cosas podemos estar ocupados?

Estar ocupado en el reino de Dios podría incluir:
1.    Orar por todas las peticiones que han sido presentadas.
2.    Reflexionar lo aprendido del sermón pasado y no olvidar que lo que aprendo no solo es para mí sino para compartirlo.
3.    Escudriñar con ahínco toda la Biblia.
4.    Visitar a algún hermano para compartir el día. O visitar uno que está enfermo o llamarle o enviarle un obsequio, recuerde que eta debe ser una acción edificante, en ningún momento una visita es para llevar chambres.
5.    Ocuparnos en algún servicio en la iglesia y/o en la comunidad

b.    Vive el momento presente. Dios ha prometido estar con nosotros en todo momento. Estamos en una relación de pacto con Dios y esto implica compañerismo, cercanía, amistad, intimidad. Todo esto está implicado en la palabra pacto.

Pero también implica el sentido de presencia. Esto se enfatiza constantemente en los Salmos. Entre ellos: Salmo 23:4 “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” Salmo 118:6 “Jehová está conmigo; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.” Salmo 138:7 “Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, Y me salvará tu diestra.” 

Por tanto, practica la presencia de Dios, o más específicamente, la presencia de Jesús en tu vida. Cultiva en tu vida la compañía divina. Ejerce tu fe en el hecho de que Jesús está contigo. No estás solo.

c.    Vive preparado para partir cuando Jesús venga por ti. Las palabras de Jesús a los fieles discípulos son aplicables a todo discípulo. Juan 14:2…3 “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.

Nadie sabe cuándo partirá de este mundo. Todos vamos a partir. Unos de una manera, otros de otra. Por tanto, es sabio estar preparados para cuando venga. Calvino en su lecho de muerte le dijeron que descansara y él decía que no porque no quería que cuando su Señor viniera lo encontrara sin hacer nada. Él estaba pendiente de la llegada de su Señor.

¿Qué implica el estar preparados para cuando nos llame Jesús?

1.    Adentrarnos a la comunión y discipulado de Jesús. El evangelio nos llama a auto examinarnos si estamos en la fe. Y esto es bueno porque al así hacerlo y venir a términos con Jesús borrará todo temor acerca del futuro.
2.    Meditar en el cielo y en todas las bendiciones que disfrutaremos allí.


Hay que evitar la mentalidad del mundo con respecto a estos cien metros.

Para el mundo la idea es una de relajación, tomarlo suave, haz único lo que disfrutas. Hay que tener cuidado con eso. Dios espera de nosotros que le glorifiquemos hasta el final.

Debemos mantenernos sirviendo al Señor hasta que Él nos llame. Sobre todo, aunque nuestras habilidades mentales se van debilitando debemos evitar caer en el error de pensar que ya no podemos aprender nada nuevo y que no debo ejercer mi mente ya.

Eso es un peligro porque podría llevarnos a descuidar uno de nuestros mejores amigos en la manera de enfrentar la vejez.

Hagamos aquí una pausa… y meditemos… oremos: Gracias Señor y salvador de tu vida porque tu estas a mi lado momento a momento en la calma y en la tempestad, de tu mano me aferro y continuo en vida. Amen.















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