viernes, 26 de julio de 2019

Que La Vejez No Le Robe El Sueño


Aun cuando no lo parece hay en el mundo millones de personas con ansias, temores y expectativas negativas sobre la vejez y cuando miran que ya van llegando la crisis emocional se agudiza.

Mi pregunta a usted este dia es: ¿Cómo se siente cuando piensa en la vejez?

A muchos les llena de preocupación, ansiedad o incluso terror. Esto sucede porque, es común que el envejecer se asocie con cosas negativas como las arrugas, las canas, el cansancio, la pérdida de memoria y la enfermedad.

Pero no a todos les pasa lo mismo al hacerse mayores. Hay quienes conservan su salud física y mental. Otros, gracias al progreso de la medicina, han podido tratar sus enfermedades y controlar sus síntomas. En algunos países, cada vez hay más personas que disfrutan de una vida larga y saludable.

Sea que gocemos de buena salud o no, todos queremos envejecer con dignidad y sin perder la alegría.

¿Cómo lograrlo?

Depende de nuestra actitud y habilidad para adaptarnos a esta nueva etapa de la vida. Si usted ya ha entrado o está por entrar en esta etapa, le presentamos algunos consejos bíblicos muy prácticos.

Sea Modesto: “Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; Mas con los humildes está la sabiduría” Proverbios 11:2.

Ser modesto en la vejez implica reconocer y aceptar las limitaciones que llegan con los años, en vez de cegarse a la realidad. Tenga presente que quien vive muchos años se hace viejo. No hay vuelta atrás.

Sin embargo, ser modesto no significa rendirse y pensar: “Estoy hecho un viejo que no sirve para nada”. Eso podría traerle depresión. Proverbios 24:10 dice: “Si fueres flojo en el día de trabajo, Tu fuerza será reducida”. La persona sabia y modesta trata de hacer todo lo que puede dentro de sus posibilidades.

Un viejo decía: “En las cuestas, hay que cambiar la marcha; si no lo haces, el auto se apaga”. Así es, a medida que uno envejece hay que cambiar de marcha. Hay que aprender a llevar las tareas del hogar con equilibrio y relajados a fin de no acabar todos los días agotados. La esposa de aquel hombre comenta: “He tenido que ir más despacio. Cuando lo necesito, me tomo un descanso, me acuesto un rato o me siento a leer o a escuchar música. Ahora reconozco mis limitaciones y las acepto”.

Sea Juicioso: “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia...” 1 Timoteo 2:9.

Como indica ese texto, para ir arreglado hay que tener, además de buen gusto, buen juicio. Mi madre a sus ochenta años comentaba: “Me gusta ir bien arreglada. No quiero vestir de cualquier manera, como algunas que piensan: Yo soy mayor ya. ¡Qué más da!”. Ana Ia una hermana ya anciana comenta: “De vez en cuando me compro ropa nueva para levantarme la moral”. Como también he oído a Don Fabio de ochenta y siete años, tío de mi esposa que dice: “Trato de ir siempre elegante, con ropa limpia, bien lavada y planchadita. Me afeito todos los días al bañarme”.

Si bien la apariencia es importante, no hay que obsesionarse con ella. Ahí también entra en juego el buen juicio.

Sea Positivo Y Dinámico: “Para el afligido todos los días son malos; para el que es feliz todos son de fiesta” Proverbios 15:15.


Usted tal vez se deprima al recordar la energía que tenía cuando era joven y todo lo que hacía entonces. Y es comprensible. Pero no permita que esos pensamientos negativos lo hundan. Estar pensando siempre en el pasado solo hace que el presente sea más triste. Concéntrese en las cosas que sí puede hacer. Trate de disfrutar de lo que puedo hacer y no lamentarse de lo que ya no puedo hacer.

La lectura y el aprendizaje le ayudarán a sentirse mejor y a expandir sus horizontes. No pierda la oportunidad de leer y de aprender cosas nuevas. En lo particular busco libros interesantes en la internet para disfrutar de la emoción de una buena lectura y del placer de viajar con la imaginación a cualquier lugar.

Sea Generoso: “Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante…” Lucas 6:38.

Si comparte lo que tiene, incluyendo su tiempo, con los demás, tendrá un sentimiento de logro y será feliz. Mercedes una hermana de la iglesia con artritis deformativa y confinada a una silla de rueda comentaba a sus ochenta y cinco años: “Llamo por teléfono a quien este enfermo o le escribo una carta. A veces les envío un regalito, les preparo algo de comer y oro por ellos”.

La generosidad es contagiosa. Cuando tratas a los demás con cariño, ellos te responden con el mismo amor. Las personas generosas crean un ambiente de cariño y afecto que hace sentir a gusto a los demás.

Sea Simpático: “La gente poco amistosa solo se preocupa de sí misma; se opone al sentido común.” Proverbios 18:1, Nueva Traducción Viviente.

Habrá ocasiones en las que querrá estar solo, evite aislarse y encerrarse en casa. Un hombre comentaba: “Trato de estar siempre con gente joven. Su energía es contagiosa; me hacen sentir de nuevo como un muchacho”. No espere a que los demás lo inviten. Tome la iniciativa e invite a sus amigos a casa de vez en cuando.

Las personas amigables son abiertas y comunicativas. Pero recuerde que también hay que saber escuchar. Interésese en lo que piensan y sienten los demás. Intente ser amigable y tratar bien a todos. Escúchelos con atención para saber lo que opinan y lo que les gusta. A todos nos gusta estar con personas que nos escuchan, que saben ponerse en nuestro lugar y se interesan por nosotros, que nos animan y son joviales. Asegúrese de que su conversación sea siempre agradable, que esté “sazonada con sal” (Colosenses 4:6). Diga cosas consideradas y motivadoras.

Sea Agradecido: “...y sed agradecidos” Colosenses 3:15.

Si alguien le hace un favor, no olvide dar las gracias. Quien es agradecido se gana el cariño de la gente. “Hace poco, mi esposo y yo nos mudamos, muchos amigos vinieron a ayudarnos. Estábamos tan agradecidos. Enviamos a cada uno una notita de agradecimiento, y hemos invitado a algunos de ellos a comer en casa”, cuenta una hermana de la iglesia.

Recuerde: la vida es un regalo que tenemos que agradecer. Ya lo dijo Salomón: “Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto” Eclesiastés 9:4.

Tenga en cuenta que: Si cultivamos la debida actitud y somos capaces de adaptarnos, envejeceremos con dignidad y sin perder la alegría.



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