Las
personas debemos aprender de la Biblia que por lo general no habla mucho de la
ancianidad como una época de descanso, sino que más bien exhortan una y otra
vez a que sea época de fecundidad, de maduración, de enseñar y compartir y de
oración.
No
es época para quienes llegan a la edad mayor, para dejarse sorprender por la
tentación de la soledad interior.
Aun
a pesar de nuestros problemas, la fuerza física que progresivamente se
debilita, la deficiencia de las organizaciones sociales, los retrasos de la
legislación y las insolencias de una sociedad egoísta, no debemos sentirnos al
margen de la vida o como elementos pasivos en un mundo en movimiento, sino
activos de un periodo espiritualmente fecundo de la existencia humana. Todavía hay
una misión que cumplir.
En
el Antiguo Testamento el anciano es transmisor de la sabiduría de Dios: Salmo
44:1...2 "Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han
contado, la obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos. Tú con tu
mano echaste las naciones, y los plantaste a ellos; Afligiste a los pueblos, y
los arrojaste"
Anunciando
la fe a los jóvenes, los ancianos conservan fecundidad. Salmo 92:14...15
"Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes, Para anunciar
que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia"
La
Biblia anima a escuchar a los ancianos: Deuteronomio 32:7 "Acuérdate de
los tiempos antiguos, Considera los años de muchas generaciones; Pregunta a tu
padre, y él te declarará; A tus ancianos, y ellos te dirán"
Los
ancianos representan, desde el punto de vista bíblico, al menos 7 enseñanzas positivas
si se saben vivir desde la sabiduría de la Palabra de Dios.
1) Hay
que respetar al anciano
Levítico
19:32 "Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del
anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová"; es una exhortación
potente y contundente.
2) Los
ancianos nos enlazan al pasado:
El
Salmo 44:1 afirma: "Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros
padres nos han contado, La obra que hiciste en sus días, en los tiempos
antiguos". En otra parte, Dios se presenta ante Moisés remitiéndose a una
relación previa: "Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de
Isaac, y Dios de Jacob..." Éxodo 32:6 El hijo joven encuentra a Dios a través de los
padres, de los ancianos.
3) En la
ancianidad hay fecundidad y servicio
“En
la vejez seguirán dando fruto”, dice el salmo 92. Y del vientre estéril de Sara
y del cuerpo centenario de Abraham nace todo un pueblo para Dios, como lo
escribe Romanos 4:18…20. Del vientre estéril de Isabel y de un padre mayor,
Zacarías, nace Juan el Bautista, precursor de Cristo. Hay mucho por ver y por
hacer en la ancianidad: "Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi
salvación", promete Dios en Salmo 91:16.
4) La
ancianidad enseña a todos que esta vida es fugaz
Eclesiastés
12:1 nos dice: " Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes
que vengan los días malos..." El salmista recuerda con todo realismo que
la vida pasa rápido: "Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en
los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y
trabajo, Porque pronto pasan, y volamos" Salmo 90:10. Por eso la Escritura
propone mirar a Dios y no a las cosas mundanas.
5) La
ancianidad prepara para morir con visión en las promesas
"Y
estos fueron los días que vivió Abraham: ciento setenta y cinco años. Y exhaló
el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue
unido a su pueblo" Genesis 25:7...8. Esta escena muestra una muerte serena
que globaliza una vida plena. Cristo, que promete la Resurrección y la
ejemplifica, da más esperanza y hace más sagrado el morir, demostrando que no
es mera biología. “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque
haya muerto, vivirá; y todo el que está vivo y crea en mí, jamás morirá” Juan
11:25…26.
6) La
ancianidad es tiempo de verdadera sabiduría de vida
"Enséñanos
de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría"
Salmo 90:12. No basta con cumplir años para crecer en sabiduría: hay que
reflexionar sobre ellos bajo la enseñanza de Dios, “enséñanos a calcular
nuestros días” significa “enséñanos a aprender de lo que vivimos y de lo que
nos queda por vivir”.
Un
anciano ora en el Salmo 71:1 "En ti, oh Jehová, me he refugiado; No sea yo
avergonzado jamás" La ancianidad es una época para desengañarse finalmente
de muchas vanidades y propagandas falsas y confiar en el Creador de la vida.
Todas
estas enseñanzas preparan al anciano cristiano para dar fruto fecundo, alegre y
sereno en sus últimos años.
Hay
algunas recomendaciones prácticas que ayudan a vivir la ancianidad con buen
ánimo. Hay que tener en cuenta que se trata de una etapa en la que se viven
cambios físicos, hormonales, emocionales, de rutinas, mueren seres queridos, se
pierde autonomía, a menudo se cambia de domicilio. Los expertos recomiendan:
a) Apoyar
al anciano durante el proceso de vejez
Apoyar
significa acompañar, estar ahí, aportar buen humor, escuchar, consolar… Evitar
la soledad y los ambientes dañinos.
b) Es
bueno que las personas mayores se relacionen con otras de su edad
Grupos
de lectura o costura, centros de día, reuniones de amigos y por supuesto, la iglesia,
son espacios para compartir experiencias y sentimientos con iguales, lo que
resulta siempre emocional y psicológicamente muy sano.
c) Realizar
actividad, mantenerse activo el mayor tiempo posible
Estar
activo reduce los riesgos de depresión. Puede acudirse a clases de gimnasia,
talleres de memoria, salir a pasear, coser o hacer pasatiempos. Todo eso mejora
el flujo sanguíneo y promueve el buen estado de ánimo. Al anciano cristiano no
le faltarán actividades evangelizadoras, caritativas o de oración en que
participar.
d) Hay
alimentos que previenen la depresión
Dicen
los psicólogos que el pescado, la avena, el arroz y la fruta rica en vitamina C
como el limón, la naranja y el kiwi, ayudan a mantener un mejor estado de
ánimo.
e) Tomar
el sol y reír
Son
dos cosas que por lo general no cuestan dinero y siempre resultan beneficiosas
para el ánimo y la salud.
Estas
medidas ayudan a que se cumpla la oferta de Dios: “Le haré disfrutar de
larga vida, y le mostraré mi salvación” Salmo 91:16.
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