viernes, 14 de junio de 2019

Envejecer Provechosamente


Proverbios 14:18 “Los simples heredarán necedad; Mas los prudentes se coronarán de sabiduría.

El poder envejecer provechosamente podríamos decir es un arte que requiere de la sabiduría y es también una de las partes bastante difícil en el hacer diario del vivir y se inicia entendiendo vivencialmente que el llegar a envejecer no es aún el fin, el fin del ser humano trasciende la vida humana.

La tercera edad o sea si lo quiere ver así, el nacimiento del envejecimiento es una etapa de la condición humana, que varía según la cultura y el momento histórico en el cual se desenvuelve el sujeto.

Los días que hoy vivimos se centran un discurso con dirección única a la belleza y la juventud, regresando casi a la época de la alquimia en la búsqueda de la fuente de vida eterna, buscando la pócima para ser eternamente jóvenes, los medios de comunicación nos saturan y nos venden ilusiones como cirugías, bebidas, ejercicios, etc., para evitar la llegada del envejecimiento; ante esta resistencia a aceptar los cambios naturales propios de los años que pasan por nosotros, nos cuesta más ser felices después de los cincuenta y cinco o sesenta años.

Pero no siempre fue así, al hablar de adulto mayor o tercera edad, en tiempos pasados se hacía referencia a esa figura de sabio, el cual era un sujeto con determinados rangos de poder, que le permitía la toma de decisiones y acciones que no solo afectaba el sí mismo, sino de una comunidad entera, en el cual el significado del estado físico de este sujeto giraba en torno a la experiencia, identificado como un factor positivo a la hora de su reconocimiento dentro de su comunidad.

O como lo veíamos en nuestras culturas indígenas que los adultos mayores eran los jefes, caciques, chamanes, brujos, curanderos de la tribu… en conclusión sabiduría.

Y ya no lo digamos como nos lo enseñan las escrituras bíblicas, donde son todos unos patriarcas, dirigentes del pueblo.

Pero ¿Por qué hemos dejado que esa hermosa concepción de la vejez cambie?

Con el desarrollo de las sociedades y con los avances tecno-científicos, se le da un nuevo significado a los cambio relacionados con el deterioro físico, tanto de manera cultural como personal, en donde se etiqueta al adulto mayor como un ser que no pueda realizar las mismas actividades que desarrollaba anteriormente, tanto de manera física como mental, lo cual predispone a la persona de la tercera edad a la toma de una actitud pasiva ante las diferentes situaciones que se presentan en su vida cotidiana. Ser un adulto mayor no es un defecto, ni una debilidad. 

Como consecuencia de la aceptación de la concepción vendida, esta imagen pasiva es reflejada tanto en su autoestima, como en la toma de decisiones. En muchas ocasiones se ve al adulto mayor como un ser incapaz de decidir acerca de su vida, motivando esto, que en algunas oportunidades abandonen la pasión por la vida, reflejado en un discurso tal como: “ya viví lo que tenía que vivir”, “como ya estoy viejo”.

¿Pero si fuese así para que seguir con vida?, ¿Cómo ser feliz si ya no hay sentido de vida?

El ser humano generalmente, basa su plan y disposición de vida en la búsqueda de su felicidad, enmarcado en lo familiar, la relación sentimental, el desarrollo personal, profesional, logros materiales como de poder y su utilidad, como mecanismos y/o herramientas para el logro de sus objetivos.

En el caso del adulto mayor, su discurso se encuentra enfocado en aquello que vivió, hizo, aprendió, su experiencia, lo que da valor a su conocimiento como una posición dentro de su contexto. Entonces para ser feliz no solo debemos hablar de un pasado, de lo que un día fui, de lo que un día hice, porque aún hay un presente y también un futuro.

El logro de una meta, como el proceso para alcanzarla, genera diferentes sentimientos, emociones como conocimientos de la misma, que son expresados y compartidos ya sea por su reconocimiento propio, como social o por la satisfacción comunitaria de mejorar las condiciones actuales por medio de su aprendizaje. El reconocer este tipo de acciones, especialmente en el adulto mayor por medio de su narrativa, es un factor influyente en su construcción como persona, parte de su búsqueda de felicidad. Entonces, primero, hacer un recuento de la historia de vida y pensar… ¿Cuáles son los grandes logros de mi vida?, ¿Qué huella he dejado en mi familia y en los que me rodean?, ¿Cómo he alcanzado mis sueños en la vida?, esto permite un balance de vida, donde el adulto mayor se dé cuenta que su siembre ha sido amplia y fructífera.

Entonces, la sociedad al reestructurar su búsqueda de un bienestar y fortalecerse, se comienza a reconocer la importancia de que todos sus miembros logren cumplir sus objetivos, por lo que el adulto mayor comienza a ser foco de atención. Los adultos mayores deben ser personas más visibles y reconocidas, pues nos han formado y construido, su temple, esfuerzo, su lucha comienza a ser reconocido poco a poco tanto en términos del gobierno como en términos sociales.

Actualmente para su búsqueda de felicidad en necesario reconocerle y visibilizar la importancia de la experiencia vivida por este, con el fin de generarle una utilidad.

El sentimiento de ser útil, a nivel social, no solo genera reconocimiento, sino hace parte de ese aprendizaje social de convivencia como de formación y desarrollo personal, siendo la experiencia, una forma de evaluarse desde juicios reflexivos para aceptarla con profundidad. Si bien estas experiencias son importantes, no solo para la persona, sino para un aprendizaje social, se hace necesario el reconocimiento de las posibilidades del adulto mayor por construir otras vivencias, basadas en su misma narrativa, que generen acciones enfocadas en el cumplimiento del objetivo de la felicidad, teniendo en cuenta los valores y la moral cultural.





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