. Obstáculos
Es un hecho que no
genera discusión si afirmamos que en la mayoría de países a nivel mundial, faltan
políticas y programas nacionales o locales orientados hacia la promoción de la
actividad física en las personas adultas mayores.
De igual forma, faltan
organismos de coordinación nacional o regional para eliminar la duplicación de
esfuerzos y maximizar los limitados recursos humanos y financieros que en esta
materia puedan presupuestariamente destinados, para atención y beneficios de
este segmento generacional.
Hay carencia de un
enfoque integral hacia la promoción de la salud en las personas adultas mayores
y consecuentemente, la atención en esta área es deficitaria, como también los
es el trato humano de los servidores de salud en los centros asistenciales.
En cuanto a la Investigación
e información, falta investigación una investigación formal acerca de la
actividad física en personas adultas mayores, especialmente en aquellas con
limitaciones físicas o en extrema pobreza. Los resultados de la investigación
existente no siempre se traducen en orientaciones prácticas.
Los gobiernos
nacionales, como los locales, aparte de para efectos propagandísticos de su
gestión, no utilizan eficientemente el mercadeo y la comunicación social con
respecto a los resultados de las investigaciones sobre la actividad física y el
envejecimiento saludable, de ahí, la cantidad de fantasías que se habla y cree
alrededor del envejecimiento. Nos olvidamos de formar a nuestra generación
mayor para enfrentar su realidad, nos olvidamos de la máxima bíblica ¨mi pueblo
perece por falta de entendimiento¨
Por otro lado, las calles
y los vecindarios en las ciudades no son lo suficientemente seguros como para
realizar actividad física. Ejemplo de ello es la falta de zonas verdes y de
senderos bien pavimentados y con suficiente iluminación. Las instalaciones, los
establecimientos o los centros comunitarios disponibles para la actividad
física no siempre están ubicados en sitios centrales o accesibles mediante
transporte público adecuado. Con frecuencia los problemas de contaminación son
tantos que inhiben la posibilidad de hacer actividades físicas al aire libre.
Faltan personas capacitadas para promover, dirigir y apoyar la actividad física
entre las personas adultas mayores.
En lo individual, en
las personas existe el temor a lesionarse o a agravar alguna enfermedad
crónica. De forma general podríamos decir que hay una falta de apoyo familiar y
comunitario para desarrollar la motivación personal y la costumbre de realizar
actividad física regular y ha esto agreguémosle que debido a una nutrición
pobre y a carencia de asesoría y de intervenciones nutricionales apropiadas,
hay pérdida de energía.
La proporción de las
personas adultas mayores que participan de manera regular en actividad física
es baja. Cerca de dos tercios de las personas de 60 años y más en las áreas
urbanas de la región de las Américas llevan vidas sedentarias. Un problema
destacado es el predominio de mitos o formas populares de pensamiento.
Abundan las
concepciones erróneas acerca del envejecimiento, entre las personas mayores,
los profesionales de la salud y la sociedad en general.
Mito 1: Se debe estar
sano para hacer ejercicio.
Muchas personas mayores
se resisten a hacer ejercicio porque creen, de forma incorrecta, que tienen que
estar en buenas condiciones de salud para hacer ejercicio. La actividad física
puede mejorar la calidad de vida para la gran mayoría de las personas adultas
mayores y puede ser lo más efectivo para personas con enfermedades crónicas. Todo
está en construir conjuntamente con su médico un plan y no abusar del
ejercicio.
Mito 2: Soy demasiado
viejo(a) para comenzar a hacer ejercicio
Una significante
mayoría de personas en la tercera edad, no saben que se ha demostrado que la
actividad física es beneficiosa para individuos de todas las edades, incluyendo
personas de noventa y cien años de edad.
Mito 3: Se necesitan vestimenta
y equipo especiales
No se necesita vestuario
ni equipo especial para hacer ejercicio. Se puede hacer ejercicio en forma
segura y eficaz con zapatos cómodos y ropa de diario. Puede lograrse un
efectivo entrenamiento en actividades de fortalecimiento con equipo de bajo
costo, incluyendo, por ejemplo, bandas elásticas y objetos caseros, tales como
botellas plásticas llenas de agua, con un peso adecuado.
Mito 4: La creencia de
que no hay logro sin dolor
Muchas personas adultas
mayores aprendieron cuando jóvenes que el ejercicio tenía que ser de alta
intensidad para ser efectivo. Ahora se reconoce que la actividad física no
necesita ser ardua o agotadora para proporcionar beneficios de salud
significativos.
Mito 5: Estoy demasiado
ocupado(a) para hacer actividad física
Muy pocas personas
adultas mayores reconocen que la actividad física no tiene que ocurrir en un
momento determinado y en un lugar en particular, sino que a menudo puede
incorporarse en actividades diarias, tales como caminar para hacer las compras,
realizar tareas domésticas y participar en actividades de ocio no sedentarias,
tales como el baile.
Para concluir, tenemos
que apuntar que resulta difícil tener una idea exacta
de lo que sería una vejez "natural" sin tener en cuenta la pertenencia
del individuo a una cultura determinada.
Los seres humanos atendemos
a nuestras necesidades a través de la cooperación y división social del
trabajo: unos cultivan la tierra, otros fabrican vestidos y otras distintas
herramientas. Durante milenios la organización colectiva ha ido evolucionando
hasta llegar a un grado de perfeccionamiento tal que hasta los mismos
individuos que la forman desconocen hoy su funcionamiento pormenorizado. Vemos
una parte del sistema, pero hay muchos rincones que se nos escapan. No hemos
alcanzado un grado de cohesión total, de forma que muchas personas están
desarraigadas de la comunidad y en cierto modo el alto sentido de individuos
que tenemos cada uno se consigue al precio de olvidarnos de los lazos que nos
unen a todos y que nos hacen depender los unos de los otros.
Hemos dejado atrás tiempos
muy distintos, como aquellos en que se valorizaba la vejez como elemento
fundamental de sabiduría.
Barreras de todo tipo y
pensamientos infundados, han y están haciendo a nuestros adultos mayores
inservibles, es necesario y urgente entender el valor que todo sentido
representan nuestros mayores.
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