viernes, 28 de diciembre de 2018

La Brecha Digital En La Tercera Edad


Nuestros ancianos son victimas de estereotipos sociales que nosotros mismos creamos, permitimos y fomentamos.

Para un entendimiento mejor de lo anterior debemos conceptualizar ¿Qué es un estereotipo?

Se conoce con el nombre de estereotipo (del griego: στερεός [stereós], «sólido», y τύπος [typos], «impresión, molde»)​ a la percepción exagerada y con pocos detalles, simplificada, que se tiene sobre una persona o grupo de personas que comparten ciertas características, cualidades y habilidades, que busca “justificar o racionalizar una cierta conducta en relación a determinada categoría social”.​

Regularmente los estereotipos son basados en prejuicios que la sociedad establece conforme su ideología de “modelo a seguir” de conducta o características físicas, estos van cambiando conforme el paso del tiempo.

El término se usa a menudo en un sentido negativo, considerándose que los estereotipos son creencias ilógicas que limitan la creatividad y que sólo se pueden cambiar mediante el razonamiento personal sobre ese tema.

Los estereotipos son alegatos comunes del pasado. Incluyen una amplia variedad de alegaciones sobre diversos grupos raciales y predicciones de comportamiento basadas en el estatus social o la riqueza. Son esquemas de pensamiento o esquemas lingüísticos pre construidos que comparten los individuos de una misma comunidad social o cultural. 

En nuestras sociedades la gente mayor está estereotipada. Es habitual que pongamos estas etiquetas de “mayores igual a personas incompetentes en tecnologías digitales y que no saben adaptarse a los cambios”.

Son ideas poco contrastadas, prejuicios.

Falta investigación. Y la investigación sobre esta problemática está demostrando que la situación es mucho más diversa de lo que dicen los estereotipos. Y todo empieza por la forma en que nos aproximamos a la gente mayor. Si hiciéramos como en otros segmentos de edad, deberíamos distinguir cuidadosamente las diferentes generaciones.

No podemos homogeneizar las personas de sesenta y cinco años hacia arriba.

Alguien de sesenta y cinco años no tiene nada que ver con alguien de noventa. Las trayectorias vitales pueden ser completamente diferentes, y los usos de las tecnologías digitales también pueden serlo.

Las tecnologías digitales pueden servir de puente de conexión entre generaciones, una de las cosas que vimos cuando empezaron a popularizarse tecnologías digitales como el teléfono móvil es que permiten la comunicación persona a persona. Hemos dejado de llamar a un lugar para pasar a llamar a una persona.

De este modo, hasta hace poco, los abuelos llamaban a casa y hablaban con los padres o las madres, quienes luego les pasaban a los nietos. Actualmente la comunicación es directa; por tanto, nos estamos saltando intermediarios.

Facebook es un lugar interesante para evidenciar el anterior fenómeno. Existe un proyecto, que liderará Andrea Rosales y que forma parte de una comparativa internacional, que se llama Grannies on the net (Abuelas en la red). El objetivo es hablar con abuelas sobre sus relaciones con la familia y en particular, con sus nietos y nietas. Por ejemplo, cuando se empezó a popularizar Facebook había adolescentes que no querían tener agregados a los padres, pero sí a los abuelos, porque consideraban que estos no los censurarían.

Cada generación tiene unas tecnologías. Lo que le sucede a la gente mayor es que ha tenido que aprender más cosas diferentes.

Haber accedido a este conocimiento previo te permite dar el siguiente salto. Hay un conocimiento que va «a capas», es acumulativo. ¿Qué es lo que ha sucedido?

Cuando esta transformación te llega cuando eres una persona mayor, normalmente parece que tengas menos tiempo para aprender los cambios. Lo que cuenta es la trayectoria vital, como decíamos antes. Por ejemplo, hay personas que, por circunstancias vitales, ya tocaban ordenadores en la década de los setenta y los ochenta y les resulta más fácil adaptarse porque tienen un bagaje. Alguien a quien en su entorno laboral no le han pedido nunca que toque un ordenador y ahora, con ochenta años, lo tiene que hacer, si no tiene un mapa mental debajo, se le pueden presentar ciertas dificultades que quizás su entorno no termine de entender.

Aunque las nuevas tecnologías suponen muchas ventajas para la tercera edad, muchas personas mayores se sienten alejadas de estas innovaciones. Esta sensación genera una brecha digital que es importante que vayamos reduciendo.

Veamos con algo más de detalle las razones de este alejamiento:


  • El desconocimiento. Muchas personas mayores desconocen los usos de estos dispositivos, que los pueden ayudar a mejorar su calidad de vida.
  • La complejidad de su uso. A muchas personas les angustia el hecho de adentrarse en un mundo complejo: tienen miedo de equivocarse, de cometer errores que no sepan resolver, de borrar información sin querer…
  • La falta de recursos económicos. El acceso a los dispositivos y a la tecnología más actual está limitado por unos costos elevados.
  • La exclusión de la tercera edad de los anuncios de productos tecnológicos, que raramente protagonizan los mayores. Son productos que no van dirigidos a este sector de la población, lo que les genera un sentimiento de indiferencia.


Como acercar las tecnologías de la comunicación a las personas mayores

Una de las claves para acercar las tecnologías de la comunicación a las personas mayores es despertar su curiosidad a través de temas que les interesen.

Hay que empezar usando las aplicaciones de más fácil manejo, yendo poco a poco en las explicaciones y en la introducción de nuevos conceptos y usos. Con paciencia y remarcando los éxitos conseguidos se les anima a no desesperarse y a no abandonar su práctica.

Tampoco hay que olvidarse, a la hora de introducir a las personas mayores en las tecnologías de la comunicación, de tratar los aspectos relacionados con la seguridad en la red.

No es justo apartar a los ancianos de las bondades tecnológicas; ya es hora que ayudes a uno por lo menos a entrar en este maravilloso mundo on-line.

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