viernes, 2 de febrero de 2018

Los Ancianos Son Más Felices, Aun Con Mala Salud



Job 5:26 “Llegarás al sepulcro anciano pero vigoroso… 

Aun cuando parece contrario a la lógica, todo indica que entre más años tenemos, más felices somos, esto es contrario a lo que muchos creen.

¿Cómo te imaginas a los 70, 80 o 90 años? Los hechos de cada uno; definen cómo será el final de nuestros días: sólo o acompañado, adinerado o pobre o con buena o mala salud. Los criterios de cada quien difieren, pero hay algo de lo que, unos más y otros menos, estamos seguros: la vejez perfecta, bella, abundante y sana no existe. Siempre habrá un “pero”.

¿Qué es la felicidad en la tercera edad?

De acuerdo a algunos estudios realizados en la Universidad de California, todo estriba en una buena y activa salud mental. Y resulta bastante lógico, pues más allá de las enfermedades, de la soledad, de la pobreza o de los achaques físicos de cualquier tipo, si alguien se mantiene en una actitud positiva, posiblemente vivirá una vida más plena y feliz.

Los viejos son más sabios, más seguros y más felices, aun cuando la imagen que la mayoría de la sociedad occidental tiene sobre la vejez, que ve lo ve como un anciano impedido físicamente, con deterioro cognitivo, solo y triste, esta parece estar muy errada, o por lo menos eso es lo que revelan los últimos estudios de psiquiatría y neurociencia de la Universidad de California. A medida que envejecemos, nuestro cuerpo y algunas capacidades cognitivas se deterioran, sin embargo, con la edad las personas comienzan a sentirse más cómodas en su propia piel, más seguras de sí mismas y en resumen, más tranquilas y felices. ¿Resultado? Una salud mental de hierro, mejor que en cualquier otra etapa de la vida.

Uno de estas investigaciones, tomo el desafío de estudiar el envejecimiento desde la perspectiva de la salud mental. No se trata de algo irrelevante, pues la depresión es la causa de una buena parte de fallecimientos al año. Las entrevistas, telefónicas y presenciales, se realizaron a un grupo de 1.546 personas entre 21 y 100 años. Las preguntas iban dirigidas a averiguar el estado de salud física y mental paralelamente, también detectando si existía deterioro de las capacidades cognitivas.

Los resultados fueron bastante lógicos en un sentido y sorpresivos en otro. Lo obvio y esperable fue la detección del deterioro de las funciones físicas y cognitivas en la población más envejecida. Sin embargo, lo que dejó a los médicos gratamente sorprendidos, fue el darse cuenta que el grupo de adultos mayores era muchísimo más sano mentalmente, lo que se evidenciaba en una mejora lineal a lo largo de la vida. En otras palabras, entre más viejos somos, mejor nos sentimos con nosotros mismos.

La mala salud no es sinónimo de depresión, ¡es cosa de actitud! La formula si queremos saberla no sería vejez + enfermedad = depresión. Sino: vejez + enfermedad + actitud positiva y experiencia = felicidad.

Otra investigación se realizó con 500 voluntarios de entre 60 y 98 años que vivían de manera independiente, pero que habían padecido o padecían enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, problemas cognitivos u otras disfunciones. Se les pidió que evaluaran la calidad de su envejecimiento en una escala de 1 a 10 y los psiquiatras volvieron a sorprenderse para bien: la media fue de 8,4. Y mejor aún: menos del 10% de los entrevistados asociaban la calidad de su envejecimiento con su estado de salud física.

Analizando la muestra, los científicos se dieron cuenta de algo aún más inesperado: los encuestados más optimistas (aquellos que mejor habían calificado su calidad de envejecimiento) no siempre coincidían con aquellos que tenían mejor salud. Había ancianos enfermos que consideraban que la etapa de vida que estaban viviendo, era plena y feliz.

¿Qué demuestra este estudio? Hay una conclusión bastante lógica: la percepción que cada quien tiene sobre sí mismo es más importante que nuestro estado físico a la hora de calificar nuestro envejecimiento. Un “buen envejecimiento” deja de relacionarse a un buen estado de salud, pues priman factores como una actitud positiva y un “hacerle frente” a la vida con mayor seguridad, algo que cuando se es más joven aún está en desarrollo. Otros puntos claves son tener una vida social activa, leer y participar en actividades de ocio, lo que suma puntos a la felicidad de los mayores.

Tristeza, dolor, angustia y amargura existen por montón en todas las etapas de la vida y problemas de salud mental también. Pero, al parecer, los ancianos son más propensos a adoptar actitudes positivas mentalmente con más frecuencia.

En el sitio Psychology Today aparecen estos siete elementos de la sabiduría que permiten que los viejos tengan una mejor salud mental y se sientan más cómodos consigo mismos.

1. No guardarle rencor a nadie y tampoco a uno mismo. Aprender a perdonar y a perdonarse nos ayudará a tener menos demonios mentales (¡y a dormir mucho mejor!).

2. Abrazar lo que eres, con todos tus defectos. Y eso también se extiende a nuestras incapacidades físicas o cognitivas. Somos lo que somos y al que no le guste, que se dé media vuelta.

3. Vocalizar tus imperfecciones sin vergüenza. Si somos capaces de hablar sobre nuestros defectos, los tendremos mucho más controlados.

4. La práctica consciente de regulación de nuestras emociones. O sea, estar atentos a nuestras emociones, observarlas y al igual que en el punto anterior, controlarlas.

5. Mantenerse ecuánime. No ser fanático ni extremista con nada, guardar las proporciones en todo, ¡que la experiencia nos sirva de algo!

6. Pedir disculpas. Al disculparnos frente a un error, volvemos a cero en la relación con el otro, sin remordimientos ni rencores de por medio.

7. Seguir adelante: dejar de lado las emociones negativas y los remordimientos; “si te caes vuélvete a levantar”, pero llevado hasta el último día de nuestros días. Sí, van a haber caídas, pero no queda otra que limpiarse las rodillas y seguir caminando.

¿Y cuál es el papel de la sociedad en todo esto?

Vivimos en una “cultura del descarte”, en donde quienes no son productivos son desvalorados automáticamente. Se trata de un rasgo cultural, en donde no sólo tiene un papel el gobierno, sino también las empresas, la educación y cada uno de nosotros respecto a las actitudes que tiene con su propia familia.

Sin embargo, hay culturas que valoran mucho a sus miembros de la tercera edad, pues en ellos encuentran rasgos de sabiduría que pueden serles muy útiles como sociedad. En Japón a loa ancianos, que crearon el Día del Respeto a los Adultos Mayores, cada 15 de septiembre se honra a los más viejos y se enseña a los jóvenes que la experiencia de los mayores tiene muchas claves para la solución de problemas actuales.

Ahora bien: ¿Cómo ves tú a los ancianos? ¿Cómo crees que será tu vida cuando seas mayor?






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