viernes, 9 de febrero de 2018

El Potencial Productivo De Las Personas Mayores (Parte 1)



Por qué el mundo actual olvida o se hacen los sordos con la porción del Salmo 92 que en su versículo 14 cita sobre los viejos: “Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes…

La imagen que las iglesias en su mayoría y la sociedad tienen de las personas mayores, de la vejez como fenómeno social y del envejecimiento como proceso y estado demográfico, está asociada de forma casi automática a elementos negativos.

Culturalmente, prevalece una visión de la vejez que identifica a las personas mayores como un grupo homogéneo caracterizado por la inactividad, improductividad y dependencia. En las aproximaciones sociológicas predominantes, la mirada sobre el envejecimiento y la vejez gira en torno al impacto y las consecuencias que sobre el desarrollo económico, social y cultural tiene, ejemplo: el acelerado envejecimiento poblacional en cuestiones de salud, previsión social, modificaciones de la fuerza de trabajo en el mercado laboral, en fin, aspectos que relacionan al conjunto de los adultos mayores con el espacio de la carga presupuestaria y social, el retiro, las pérdidas y la ruptura de vínculos sociales.

El retiro obligatorio a una edad temprana, la crisis de solvencia económica que han sufrido en las últimas décadas las instituciones que brindan servicios a los adultos mayores, entre otros factores, han dado cuenta de un grupo importante de la población a la que se le establece arbitrariamente el cese de la vida laboral y el inicio de la vejez, aun cuando continúan o desean continuar realizando actividades productivas y contribuyendo significativamente al desarrollo y bienestar de la familia y la sociedad.

Debemos desarrollar una lectura diferente de la situación actual de la persona mayor, reconociendo su potencial productivo como un rasgo que ha sido invisibilizado en nuestra sociedad y al mismo tiempo, ha favorecido a reforzar los estereotipos y limitantes que ponen las necesidades asistencialistas de los adultos mayores por sobre sus aportes reales para con las personas que los rodean y la comunidad en que viven.

El no reconocimiento de dichas actividades productivas se debe en parte a la creencia social que considera que el trabajo y la vejez son realidades opuestas o difícilmente conciliables. Sin embargo, hay especialistas que cuestionan la equivocada asociación entre productividad y empleo remunerado y destacan la importancia de valorar las capacidades y contribuciones de las personas mayores, con un criterio más amplio que el de términos estrictamente económicos. Sí observamos las experiencias asociadas a la vejez en los actuales contextos de cambio, encontramos a un sector importante de la población con una esperanza de vida superior a la de generaciones precedentes y llenos de vitalidad, cuya actividad en el mercado laboral ha finalizado, pero se encuentra en situación de seguir activo y productivo más allá de la edad oficial del retiro laboral.

Considerando que la vejez es una experiencia variable y diversa que comprende personas mayores con necesidades, características e intereses diferentes, se elaboró una muestra investigativa de casos que fueron seleccionados estratégicamente, teniendo en cuenta las diferencias de género, edad y tipo de ocupación, tratando de descubrir toda la gama de perspectivas de las personas mayores. En ese sentido, la técnica del muestreo teórico, sin pretender una representatividad estadística, intenta cubrir tipos sociales diferentes. Los relatos de cada uno de los informantes, cuyas edades se ubican entre los 60 y 85 años, la mayoría de ellos jubilados o realizando la gestión correspondiente se obtuvieron a partir de entrevistas realizadas de manera individual, en el año 2016 realizada en Ciudad de México por una ONG.

El análisis de los datos se realizó mediante la comparación sistemática de las biografías laborales que se asemejaban o diferenciaban, para lo cual se diseñó una matriz teórica que facilitó la lectura y la clasificación del material cualitativo obtenido de los relatos, así como también, la posibilidad de cruzar y comparar los testimonios. De este modo, siguiendo una guía de la biografía laboral de los entrevistados, se organizaron cuatro ejes temáticos tratando de estructurar un esquema integrador que reúna los contenidos teóricos de todas las categorías que emergieron de los relatos.

Del estudio se deriva que podemos decir que la actividad productiva en la edad avanzada es un tema relevante y de gran actualidad que ha sido introducido en la literatura gerontológica, a principios de la década de 1980. Que el envejecimiento productivo debe entenderse como "la capacidad de un individuo o una población para servir en la fuerza de trabajo remunerada, en actividades de voluntariado, ayudar en la familia y mantenerse independiente como sea posible". No obstante, en otros trabajos de investigación se ha propuesto una concepción más amplia del término, definiéndolo de la siguiente manera: "El envejecimiento productivo es cualquier actividad desarrollada por una persona mayor que produce bienes o servicios, sea remunerada o no, o desarrolla capacidades para producirlos".

Desde este punto de vista, el enfoque del envejecimiento productivo hace referencia al concepto de productividad en su sentido amplio, entendiéndose como el conjunto de beneficios colectivos que las personas mayores consiguen a partir de sus acciones individuales. Contrariamente a otros enfoques como el envejecimiento "activo", "saludable" o "exitoso", que hacen hincapié en las acciones que realizan las personas mayores teniendo como principal objetivo el beneficio individual, como es el caso, por ejemplo, del ejercicio físico; el envejecimiento productivo apunta a la contribución social de las personas mayores y a la satisfacción de necesidades sociales de importancia. Por lo tanto, contribuir es la esencia de este paradigma y la clave para comprender el concepto de productividad desde esta perspectiva.

Del universo investigado, podemos inferir que las personas mayores participan activamente en una diversidad de ocupaciones de la vida cotidiana colaborando notoriamente en las dinámicas diarias de la familia y la comunidad que los rodea. Muchos de ellos aún desempeñan alguna tarea remunerada como la costura, el cuidado de enfermos, la docencia, la producción artesanal, el comercio o la profesión que han realizado a lo largo de su vida. Otro grupo realiza actividades poco frecuentes, cuyo trabajo realizan de manera voluntaria, con fines solidarios. Entre estas actividades se destacan el apoyo escolar, la colaboración en proyectos comunitarios, trabajos de jardinería y cuidado de las plazas públicas, enseñanzas bíblicas en sus iglesias y talleres artesanales. La mayoría de los entrevistados cuidan a sus nietos u otros familiares enfermos y colaboran con las tareas domésticas, que van desde cocinar hasta realizar una huerta para el consumo familiar.

Así pues, las dimensiones del envejecimiento productivo son numerosas entre las personas mayores consultadas, pudiendo identificar cuatro grandes grupos de aportes: el trabajo remunerado, el trabajo familiar-doméstico, el trabajo voluntario en la comunidad y las actividades educativas-culturales.

CONTINUA Próxima Semana




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