sábado, 8 de abril de 2017

Los Ancianos Pueden Enseñarnos A Vivir Más Felices



Hace algunos años, aproximadamente seis, decidí iniciar esta tarea semanal de escribir sobre la ancianidad, tratando de tomar una óptica restaurativa de los valores del anciano, ahora atropellados por nuestras sociedades consumistas materialistas; la idea es y seguirá siendo hablar de una ancianidad positiva.

Investigo, leo, visito, observo, pregunto y más sobre el envejecimiento, probablemente no todo es sorprendente, aprendo mucho sobre lo que es posible a medida que envejecemos y, sobre todo, cómo todos podemos vivir vidas activas, felices y satisfactorias en lo que tradicionalmente se han considerado nuestros últimos años.

La mayoría de las variables que contribuyen al envejecimiento optimista, bueno y favorable son razonablemente obvias. Lo podemos resumir apuntado que aquellos ancianos que son más sanos y felices son los que tienden a hacer más ejercicio, a comer una dieta más nutritiva, a tener actitudes más positivas y optimistas sobre la vida y sin duda, están muy interactivos dentro de sus comunidades y tienen relaciones de mejor calidad con familiares y amigos.

En la actualidad hay cada vez más seres humanos que llegan a la longevidad y muchos de ellos se vuelven dependientes de los demás, con o sin salud mental. 

Es por esto que es importante para ellos contar con su lugar, espacio y posición que en su calidad de ancianos y etapa generacional les corresponde, no es solo cuestión de brindar cuidados especiales, servicios de enfermería y atención médico-geriátrica que requieren los adultos mayores, sino también, de procurarles su posición real dentro de la escala posicional en la sociedad. Si bien es cierto que a su edad no son generadores de grandes riquezas, también es cierto que el cumulo de experiencia que han adquirido no están en cualquier mozalbete.

Recobrar para un ser querido o cualquier anciano esa dignidad pisoteada por la modernidad, no es tarea fácil, por diversos motivos.

Nacemos, vivimos y perecemos en búsqueda de la felicidad, fácil es escribir la palabrita, pero… “La felicidad no es algo que podamos encontrar por ahí, sino algo que se construye y se practica”.

La felicidad es un tema que gusta y apasiona, Un gran número de autores han aportado interesantes ideas enfocándolas desde distintos puntos de vista de acuerdo a su especialización.

En este caso de la ancianidad, me gustaría que estas ideas aquí expuestas, puedan ayudarnos a reflexionar sobre este tema y sirvan como herramientas que podemos utilizar en nuestro desarrollo: por un lado, para todos como guía personal y por otro para profesionales que trabajen con adultos y mayores, como herramientas hacia la mejora de su calidad de vida.

Hablemos primero de un poco de alegría: Los momentos que lo hacen. Define claramente cuál es tu proyecto de vida. Ama ese proyecto y procura que uno de los puntos clave sea hacer el bien, la generosidad y la actitud de servicio. La ira, la ansiedad, el sentimiento de culpabilidad, la intolerancia y el odio son los mayores causantes de infelicidad y desdicha.

Por otro lado, la nostalgia, ha sido a menudo considerada una actividad negativa; centrarse en el pasado ha sido visto por muchos como algo que podría producir emociones desagradables y angustiantes. Pero como resultado de algunas investigaciones fascinantes, las actitudes están cambiando; El pasado puede muy bien ser una manera de un futuro positivo.

Uno de los principales investigadores en esta área, el Dr. Constantine Sedikides de la Universidad de Southampton, ha publicado ampliamente sobre este tema y en resumen, su trabajo ha demostrado que la nostalgia puede contrarrestar la soledad, el aburrimiento y la ansiedad. Hace que la gente sea más generosa y más tolerante. Las parejas se sienten más cerca y se ven más felices cuando están compartiendo recuerdos nostálgicos.

Más recientemente, y sobre la base de esta investigación, Robert Cialdini, autor del libro de gran éxito “Influencia” y actualmente profesor emérito de la Arizona State University, insiste en su último libro en que, a cualquier edad, trabajamos para combinar el regocijo de la juventud con la capacidad de la persona mayor para apreciarlo. En otras palabras: comience a prestar atención a los aspectos positivos de su vida.

Las personas que se centran más su atención, en los factores positivos de sus vidas son más felices y más satisfechos con la vida. 

La acelerada vida que llevamos en e hacer diario, no nos permite desarrollar verdaderas actitudes positivas sostenibles ante la vida, nos inundan de noticias de crímenes, guerras, secuestros, alzas en el costo de la vida, catástrofes, etc. Todas ellas contribuyen a desesperanzarnos de lograr tan solo una buena noticia.

Pero, a diferencia de lo anterior, le tengo una buena noticia es que lograr una actitud positiva es una estrategia relativamente simple que todos podemos integrar en nuestras vidas a diario. Y si esto suena como algo que le gustaría obtener no hay problema, estas estrategias simples no dude en añadirlas a su vida… se las paso a continuación:

a.    Sea más consciente de los momentos pequeños y placenteros en su vida y aproveche cualquier oportunidad que tenga para saborear estas hermosas experiencias (por ejemplo, disfrutar de esa taza de té o café, estar conscientemente presente y apreciar esas conversaciones con amigos, con sus seres queridos, etc.)

b.    Al final de cada día recapacite, piense y atesore en su mente, tres cosas que han ido bien ese día; Al menos tres cosas sobre las cuales puedes mirar hacia atrás con buenos recuerdos

c.    Reflexione sobre aquellos problemas o problemas que le preocupan y trate de considerar cualquier cosa positiva que tenga o que pueda venir de ellos (por ejemplo, cualquier cosa que pueda aprender, cómo podría hacerle mejor o más fuerte o más sabio, etc.)

d.    Sobre una base regular, haga tiempo para mirar hacia atrás sobre las notas que ha hecho o en algunas fotos de un evento agradable (por ejemplo, un día festivo, su boda, un cumpleaños, etc.) y ser conscientes de las emociones positivas que experimentó en ese entonces y como ahora usted recuerda positivamente esos momentos.

Es importante señalar que en las sugerencias que estoy haciendo no se trata de adoptar una actitud positiva irrealista hacia la vida, ni tampoco de ignorar problemas reales. Más bien, se trata de observar atentamente las experiencias placenteras y satisfactorias que de otro modo podrían ignorar o no apreciar plenamente.

Al hacerlo, los jóvenes no necesitan ser desperdiciados. En su lugar, los jóvenes, y de hecho cualquier persona de cualquier edad, pueden beneficiarse de las lecciones de los ancianos y todos podemos, por lo tanto, disfrutar de más felicidad.

¿Te gusta reflexionar sobre el pasado y recordar experiencias positivas? Si es así, me encantaría que empieces a ser feliz.

Si ya es una persona mayor, disfrute la vida que Dios le ha dado, Pablo era ya anciano cuando escribió “Regocijaos en el Señor siempre, Otra vez os digo regocijaos” Filipenses 4:4.

Da pena ver a ancianos deprimidos que se han rendido con la vida y no tienen otro deseo sino el dormir, quizás ver algunas telenovelas en casa y salir poco de la casa. Aunque requiere esfuerzo, los ancianos cristianos deben esforzarse en salir y vivir, asistiendo a todas las reuniones que puedan asistir, visitando a enfermos y sirviendo a los hermanos mientras puedan. Si su salud no permite que salgan, pueden leer la palabra de Dios en su casa, invitar a los hermanos a visitarlos y hablarles del cielo, de la palabra y de la esperanza que Dios nos ha dado.

Vamos iniciemos ya… ser felices es de gratis.  

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