Hace algunos años, aproximadamente seis, decidí
iniciar esta tarea semanal de escribir sobre la ancianidad, tratando de tomar
una óptica restaurativa de los valores del anciano, ahora atropellados por nuestras
sociedades consumistas materialistas; la idea es y seguirá siendo hablar de una
ancianidad positiva.
Investigo, leo, visito, observo, pregunto y más
sobre el envejecimiento, probablemente no todo es sorprendente, aprendo mucho
sobre lo que es posible a medida que envejecemos y, sobre todo, cómo todos
podemos vivir vidas activas, felices y satisfactorias en lo que
tradicionalmente se han considerado nuestros últimos años.
La mayoría de las variables que contribuyen al
envejecimiento optimista, bueno y favorable son razonablemente obvias. Lo podemos
resumir apuntado que aquellos ancianos que son más sanos y felices son los que
tienden a hacer más ejercicio, a comer una dieta más nutritiva, a tener
actitudes más positivas y optimistas sobre la vida y sin duda, están muy
interactivos dentro de sus comunidades y tienen relaciones de mejor calidad con
familiares y amigos.
En la actualidad hay cada vez más seres humanos
que llegan a la longevidad y muchos de ellos se vuelven dependientes de los
demás, con o sin salud mental.
Es por esto que es importante para ellos contar
con su lugar, espacio y posición que en su calidad de ancianos y etapa
generacional les corresponde, no es solo cuestión de brindar cuidados
especiales, servicios de enfermería y atención médico-geriátrica que requieren
los adultos mayores, sino también, de procurarles su posición real dentro de la
escala posicional en la sociedad. Si bien es cierto que a su edad no son
generadores de grandes riquezas, también es cierto que el cumulo de experiencia
que han adquirido no están en cualquier mozalbete.
Recobrar para un ser querido o cualquier
anciano esa dignidad pisoteada por la modernidad, no es tarea fácil, por
diversos motivos.
Nacemos, vivimos y perecemos en búsqueda de la
felicidad, fácil es escribir la palabrita, pero… “La felicidad no es algo que
podamos encontrar por ahí, sino algo que se construye y se practica”.
La felicidad es un tema que gusta y apasiona,
Un gran número de autores han aportado interesantes ideas enfocándolas desde
distintos puntos de vista de acuerdo a su especialización.
En este caso de la ancianidad, me gustaría que
estas ideas aquí expuestas, puedan ayudarnos a reflexionar sobre este tema y
sirvan como herramientas que podemos utilizar en nuestro desarrollo: por un
lado, para todos como guía personal y por otro para profesionales que trabajen
con adultos y mayores, como herramientas hacia la mejora de su calidad de vida.
Hablemos primero de un poco de alegría: Los
momentos que lo hacen. Define claramente cuál es tu proyecto de vida. Ama ese
proyecto y procura que uno de los puntos clave sea hacer el bien, la
generosidad y la actitud de servicio. La ira, la ansiedad, el sentimiento de
culpabilidad, la intolerancia y el odio son los mayores causantes de
infelicidad y desdicha.
Por otro lado, la nostalgia, ha sido a menudo
considerada una actividad negativa; centrarse en el pasado ha sido visto por
muchos como algo que podría producir emociones desagradables y angustiantes.
Pero como resultado de algunas investigaciones fascinantes, las actitudes están
cambiando; El pasado puede muy bien ser una manera de un futuro positivo.
Uno de los principales investigadores en esta
área, el Dr. Constantine Sedikides de la Universidad de Southampton, ha
publicado ampliamente sobre este tema y en resumen, su trabajo ha demostrado
que la nostalgia puede contrarrestar la soledad, el aburrimiento y la ansiedad.
Hace que la gente sea más generosa y más tolerante. Las parejas se sienten más
cerca y se ven más felices cuando están compartiendo recuerdos nostálgicos.
Más recientemente, y sobre la base de esta
investigación, Robert Cialdini, autor del libro de gran éxito “Influencia” y
actualmente profesor emérito de la Arizona State University, insiste en su
último libro en que, a cualquier edad, trabajamos para combinar el regocijo de
la juventud con la capacidad de la persona mayor para apreciarlo. En otras
palabras: comience a prestar atención a los aspectos positivos de su vida.
Las personas que se centran más su atención, en
los factores positivos de sus vidas son más felices y más satisfechos con la
vida.
La acelerada vida que llevamos en e hacer
diario, no nos permite desarrollar verdaderas actitudes positivas sostenibles
ante la vida, nos inundan de noticias de crímenes, guerras, secuestros, alzas
en el costo de la vida, catástrofes, etc. Todas ellas contribuyen a
desesperanzarnos de lograr tan solo una buena noticia.
Pero, a diferencia de lo anterior, le tengo una
buena noticia es que lograr una actitud positiva es una estrategia
relativamente simple que todos podemos integrar en nuestras vidas a diario. Y
si esto suena como algo que le gustaría obtener no hay problema, estas
estrategias simples no dude en añadirlas a su vida… se las paso a continuación:
a.
Sea
más consciente de los momentos pequeños y placenteros en su vida y aproveche
cualquier oportunidad que tenga para saborear estas hermosas experiencias (por
ejemplo, disfrutar de esa taza de té o café, estar conscientemente presente y
apreciar esas conversaciones con amigos, con sus seres queridos, etc.)
b.
Al
final de cada día recapacite, piense y atesore en su mente, tres cosas que han
ido bien ese día; Al menos tres cosas sobre las cuales puedes mirar hacia atrás
con buenos recuerdos
c.
Reflexione
sobre aquellos problemas o problemas que le preocupan y trate de considerar
cualquier cosa positiva que tenga o que pueda venir de ellos (por ejemplo,
cualquier cosa que pueda aprender, cómo podría hacerle mejor o más fuerte o más
sabio, etc.)
d.
Sobre
una base regular, haga tiempo para mirar hacia atrás sobre las notas que ha
hecho o en algunas fotos de un evento agradable (por ejemplo, un día festivo,
su boda, un cumpleaños, etc.) y ser conscientes de las emociones positivas que
experimentó en ese entonces y como ahora usted recuerda positivamente esos
momentos.
Es importante señalar que en las sugerencias
que estoy haciendo no se trata de adoptar una actitud positiva irrealista hacia
la vida, ni tampoco de ignorar problemas reales. Más bien, se trata de observar
atentamente las experiencias placenteras y satisfactorias que de otro modo
podrían ignorar o no apreciar plenamente.
Al hacerlo, los jóvenes no necesitan ser
desperdiciados. En su lugar, los jóvenes, y de hecho cualquier persona de
cualquier edad, pueden beneficiarse de las lecciones de los ancianos y todos
podemos, por lo tanto, disfrutar de más felicidad.
¿Te gusta reflexionar sobre el pasado y
recordar experiencias positivas? Si es así, me encantaría que empieces a ser
feliz.
Si ya es una persona mayor, disfrute la vida
que Dios le ha dado, Pablo era ya anciano cuando escribió “Regocijaos en el
Señor siempre, Otra vez os digo regocijaos” Filipenses 4:4.
Da pena ver a ancianos deprimidos que se han
rendido con la vida y no tienen otro deseo sino el dormir, quizás ver algunas
telenovelas en casa y salir poco de la casa. Aunque requiere esfuerzo, los
ancianos cristianos deben esforzarse en salir y vivir, asistiendo a todas las
reuniones que puedan asistir, visitando a enfermos y sirviendo a los hermanos
mientras puedan. Si su salud no permite que salgan, pueden leer la palabra de
Dios en su casa, invitar a los hermanos a visitarlos y hablarles del cielo, de
la palabra y de la esperanza que Dios nos ha dado.
Vamos iniciemos ya… ser felices es de gratis.
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