sábado, 18 de marzo de 2017

La Tristeza En Las Personas Mayores. Maneras De Combatirla - Parte 1






Proverbios 12:25 “La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra” NVI

El aspecto más relevante que indica una adecuada salud mental de una persona a cualquier edad es la valoración satisfactoria que esta hace de sí mismo, de su entorno y de cómo maneja este entorno.

En la vejez, diversas condiciones cambian y algunas de ellas están en relación con pérdidas a distintos niveles (muerte de seres queridos, tener una enfermedad crónica, etc.) que convergen en este periodo de la vida e influyen en el estado de ánimo y por lo tanto en su bienestar. La tristeza es frecuente ante este tipo de experiencias.  

Para superar la tristeza hay que convencerse de que se puede superar.

Hoy queremos ver cómo vamos a desechar la tristeza mejorando el grado de bienestar psicológico a través de la realización de actividades que den sentido a la vida cotidiana y permitan el disfrute y desarrollo personal.

Vamos a:
·         Aprender diferenciar cuando una reacción de tristeza es normal o patológica.
·         Entender de qué depende el bienestar psicológico.
·         Prevenir estados depresivos.
·         Profundizar sobre el efecto positivo que la actividad tiene sobre el bienestar.
·         Incrementar el número de actividades agradables y la satisfacción que nos producen.

A lo largo de la vida suceden múltiples cosas: cumplimos años, tenemos peores condiciones de salud, mueren seres queridos, etc. Frente a estos cambios, una respuesta emocional muy común es la tristeza. La tristeza es una reacción normal e incluso "saludable" ante diversas situaciones. No sería "sano" no reaccionar emocionalmente ante una circunstancia que signifique perdida.

Una filosofía de vida saludable es aquella que acepta y supera vivencias negativas; debemos aprender a contentarnos y enriquecernos aceptándolas y superándolas.  

La tristeza es un sentimiento que afecta todo el ser, provocando la caída del estado de ánimo y una sensación de pesar que se experimenta en el cuerpo; este se hace lento, y la mente se llena de pensamientos oscuros.

Con la tristeza reducimos la atención focalizada en el entorno para centrarla sobre uno mismo. Abandonamos así todo lo que nos rodea, incluyendo los seres queridos y cercanos. 

La tristeza puede sobrevivir tras haber sufrido alguna perdida personal (amor, trabajo, estatus, sueños...) en cuyo caso puede que forme parte de una de las fases de duelo por las que las personas atravesamos en estos casos. Quizá también esté provocada por la caída de un ideal, que manteníamos, sobre otra persona o incluso sobre nosotros mismos.  

La tristeza en ciertas circunstancias provoca un sentimiento de soledad, otras veces, tras una decepción, la tristeza nos transporta a un lugar de nuestro pasado donde las cosas iban mejor y se trasforma en nostalgia.  

Uno de los recursos más eficaces de los que dispone nuestro organismo para aliviar la tristeza es el llanto, así que si tiene deseo de llorar… llore. Otras es la ira. La tristeza disimula con frecuencia una gran indignación y un gran enfado. A personas que les cuesta la emoción del enfado se van con frecuencia a la tristeza y cuando se permiten enfadarse la tristeza se va trasformando.  

Saber diferenciar cuando una reacción es normal o patológica es el punto de partida para planificar cambios dirigidos a disminuir la tristeza y mejorar u optimizar el bienestar, pero, en caso necesario, hay que solicitar ayuda profesional.

Diferencia entre estado de tristeza y como esta se va convirtiendo en depresión enfermedad:

1.    Tristeza: Implica sentimientos de tristeza específicos relacionados con la vivencia de alguna perdida ocurrida.
Depresión: La tristeza se va asociando a perdida de interés por las actividades cotidianas, falta de concentración, sentimientos de autocompasión y desesperanza.

2.    Tristeza: Estos sentimientos no se generalizan a otras situaciones y no repercuten en los sentimientos de valorización personal.
Depresión: Los sentimientos depresivos se generalizan a todos los ámbitos de la vida. La persona se conmisera a sí mismo.  

3.    Tristeza: No influye de forma significativa en el nivel de actividad cotidiana ni comportan un retraimiento de las relaciones sociales.
Depresión: Aparecen síntomas fiscos: insomnio, fatiga, inapetencia, etc.

4.    Tristeza: Tienen un límite en el tiempo. Cuando la circunstancia experimentada es grave (como es la pérdida de un ser querido), la adaptación supone un periodo de tiempo más prolongado que se caracteriza por la asimilación y aceptación progresiva de la nueva situación.
Depresión: los sentimientos de tristeza y depresión provocan una incapacidad para realizar actividades cotidianas y repercuten en retraimiento social. Esta problemática se prolonga en el tiempo.


Es importante afirmar que la edad no parece ser un factor determinante que influya ni de forma negativa ni positiva sobre el grado de bienestar. Son ciertas condiciones externas que sobrevienen a la vejez (tener peor salud, no poder valerse por sí mismo, etc.), las que influyen en el bienestar. Pero, además, muchas de esas condiciones tienen que ver con recursos personales, entendidos estos como las habilidades para relacionarse con los demás y desde luego, las actividades que realizamos dependerán esencialmente de nosotros mismos.

Debes de tener siempre presente en tu pensamiento que, si lo puedes soñar, lo puedes lograr. Si puedes luchar por alcanzarlo ya es casi tuyo... Nada es imposible si tú haces lo posible para lograrlo. Bueno es que recordemos que si ríes el mundo reirá contigo, si lloras, solo tú te mojaras la cara. 

·         La importancia de ser una persona activa

Existe una continuidad a lo largo de la vida: las cosas que nos gustan, nuestras aficiones, se mantienen y añaden la curiosidad por aprender cosas nuevas y la búsqueda de nuevas actividades. Entonces bueno es hacer las cosas que nos gusten hacer, siempre y cuando estas no amenacen nuestra salud.

Disfrutar con las cosas que hacemos, hacerlas con entusiasmo y energía es una buena receta y antídoto contra la tristeza, pues:
¾    Mejoran la salud.
¾    Contribuye al mantenimiento de habilidades funcionales.
¾    Potencia el contacto con otras personas.
¾    Generan un sentimiento de autoeficacia durante y después de su realización.
¾    Mantiene y mejora la capacidad mental.
¾    Propicia un pensamiento positivo.
¾    Permiten el disfrute durante su consecución.

La tristeza genera pereza y recordemos que Proverbios 19:24 nos alerta: “El perezoso mete la mano en el plato, pero es incapaz de llevarse el bocado a la boca” NVI








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