viernes, 3 de marzo de 2017

La Alegría De Vivir



 “El corazón alegre embellece el rostro, pero el dolor del corazón abate el espíritu.” (Proverbios 15:13)

La risa y el buen humor rejuvenecen. La sonrisa hace que el rostro se vea más bello. La risa ayuda a reducir las tensiones, levanta un espíritu cansado, es un excelente medio de relajación. Estimula la creatividad. Si reímos se obtiene más oxígeno para el cerebro, lo que nos hace pensar más claramente. La alegría aumenta nuestra resistencia física y actúa como un inhibidor natural del dolor. Nuestro estómago, hígado, corazón y todos los órganos funcionan mejor cuando nos sentimos felices.

Según estudios recientes las personas dinámicas, felices y relajadas se resfrían menos, y las deprimidas, nerviosas o malhumoradas dicen sentir síntomas del catarro, aunque no lo padezcan. Esto ya lo anticipa Proverbios 17:22 “El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu triste seca los huesos.”

De modo que, según la ciencia, según la experiencia y también según la Palabra de Dios, hay grandes beneficios en la alegría, en el corazón alegre. El ser humano según se va haciendo mayor, va evolucionando hacia una alegría menos sensitiva y corporal y más interior e espiritual en la medida en que accede a la completa madurez mental y psíquica. La paz interior, la armonía con nosotros mismos y la aceptación de la realidad que nos ha tocado vivir preparan   el camino hacia esa alegría que pone en paz al hombre consigo mismo y con los demás. 

Para vivir el valor de la alegría, debemos ver lo bueno que hacemos con voluntad, esfuerzo, energía y cariño. Desde el trabajo que realizas, aunque sea el mismo de todos los días, puedes beneficiar a otras personas, a tu familia, conocidos, pero también te beneficiara a ti. Estas son algunas formas para convertir la alegría en hábito:

  • ·         Elevar el nivel de autoestima de la persona.
  • ·         Llevar una vida ordenada y sencilla, disfrutando de las cosas pequeñas y cotidianas que están al alcance de cualquiera.
  • ·         Pensar siempre en positivo, no permitiendo la entrada en nuestra mente de derrotismo y actitudes deprimentes o desesperanzadoras.
  • ·         Conseguir que nuestra ocupación o trabajo sea fuente de alegría.
  • ·         Fomentar cada día, a cada instante, los sentimientos de aceptación, de conformidad y hasta de complacencia y alegría de la realidad cotidiana.
  • ·         Conformarse con sentir la alegría dentro de ti, hacer que aflore al exterior y contagiar a quienes te rodean con palabras, actitudes y gestos que le arrastren a compartir tu propia alegría.
  • ·         No pierdas ni un instante en lamentaciones y quejas inútiles sobre algo que es irremediable.
  • ·         Convierte la alegría en compañera de tu vida, ya que es, fundamental para mejorar la salud física, mental y psíquica.


La verdadera alegría nace siempre de la bondad de nuestras acciones y de nuestras intenciones. Hacer el bien cada día a aquellos con quienes convivimos o con quien nos encontramos genera constantemente en nosotros gran satisfacción interior que siempre se traduce en verdadera alegría de vivir. 

Está claro que difícilmente podemos sobrevivir en la soledad y el aislamiento. Necesitamos a alguien en quien confiar, a quien llamar cuando las cosas se ponen difíciles y también con quien compartir una buena charla o un libro.

Las amistades suelen comenzar de improviso y muchas veces sin buscarlas. En el camino de la vida, las encontramos y todo comienza porque alguien nos cae bien. Es importante ser desinteresado, sin esperar nada a cambio, al amigo se le quiere tal como es, la amistad no es un comercio de beneficios.

Un buen amigo debe ser leal, ser leal supone ser persona de palabra, que responda con fidelidad a los compromisos que la amistad lleva consigo. Leales son los amigos que son nobles y no critican, ni murmuran, que no traicionan una confidencia. Son verdaderos amigos quienes defienden los intereses y el buen nombre de sus amigos.

Se da el caso de que hay personas que no tienen amigos, muchas veces por culpa de su extrema timidez, por temor a que los demás no los acepten y porque les faltan habilidades sociales. Otras veces por tener una autoestima baja, esto es lo que nos lleva a enclaustrarnos y nos impide sentir y disfrutar del gozo de la amistad.

Hay personas que también por su actitud, modales y lenguaje, repelen, ellas mismas no se explican por qué todos las rehúyen y esquivan. Su personalidad orgullosa y quisquillosa las incapacitan para hacer una reflexión serena sobre si mismos.

Alegría de vivir encontramos en la generosidad, Ser generoso es un concepto muy amplio abarca muchas cosas, tanto es generoso el que invierte en obras de caridad, como ser generoso es escuchar al amigo en sus cosas buenas y malas, generosidad es llevar un vaso de agua a cualquier miembro de la familia, generosidad es pensar y actuar hacia los demás, hacia fuera, no hacia adentro.

La generosidad es la ayuda mutua que debe existir entre las personas, no porque se les conozca o sean nuestros amigos, simplemente porque todos tenemos el deber de ayudar al prójimo y el derecho a recibir la ayuda de nuestros semejantes.

La generosidad es un concepto que poco a poco se ha ido perdiendo porque en esta sociedad creemos que cuando alguien nos da algo por nada, es que hay una intención por detrás, pero todo lo bueno que hay en la vida de los humanos es fruto de la entrega generosa de alguien.

Cuando se entrega lo que solo uno puede dar y que no puede comprarse en ningún sitio, es cuando entendemos y empezamos a vivir el amor.

El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista (artístico, científico, filosófico, religioso). De manera habitual, y fundamentalmente en Occidente, se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de actitudes, emociones y experiencias. En el contexto filosófico, el amor es una virtud que representa todo el afecto, la bondad y la compasión del ser humano. También puede describirse como acciones dirigidas hacia otros y basadas en la compasión, o bien como acciones dirigidas hacia otros (o hacia uno mismo) y basadas en el afecto.”

El ser humano necesita del amor para poder vivir. Si no existe el amor en nuestras vidas, no hay nada, si uno no es capaz de amarse a sí mismo, no puede amar ni dar amor a los demás. Porque cuando uno está acostumbrado a recibir amor, uno se enriquece y fortalece para vivir la vida y ser feliz de la mejor manera posible. De uno depende que, tanto tiempo se hospede en nuestra mente y corazón. Si es a corto, a medio, o a largo plazo, de tal suerte que sirva de motor para alcanzar nuestros objetivos por convicción y no por obligación.

El amor es la presencia real de Jesucristo en nosotros. Eso nos da una nueva visión de la vida. Cuando ponemos nuestra mirada en Jesucristo podemos tener confianza en el futuro y gozo aún en las dificultades. El corazón alegre que proviene de Dios, no nos hace huir de las situaciones adversas, más bien nos enseña a “poner nuestros ojos en Jesús”. Las adversidades ahora pueden ser vistas como parte del propósito de Dios para nosotros, porque “todas las cosas nos ayudan a bien” (Romanos 8:28). Dios nunca nos dejará solos porque Jesucristo ha vencido al mundo.

La nueva visión de la vida nos quita las ansiedades por las cuestiones económicas y materiales; cuando nos convencemos que “nuestro Padre sabe que tenemos necesidad de estas cosas” (Lucas 12:30). Esto nos da la plena confianza que nuestra vida está en sus manos, y que él nunca y en ninguna circunstancia nos dejará solos. La alegría por vivir, sólo puede provenir de Dios, realizando una transformación profunda de nuestra vida. La alegría de vivir que Dios da no es momentánea ni efímera, porque no se basa en las circunstancias, sino en su amor permanente.

Busquemos la felicidad que da el Señor. Entonces comenzaremos a gozar de los beneficios de un corazón alegre, benéficos para hoy, para nuestra apariencia y salud, pero también para hoy y siempre. No nos conformemos con las alegrías que la sociedad nos ofrece, dispongámonos a recibir el verdadero corazón alegre que viene de Dios.

¡El ser viejo no limita ni debe quitar la alegría de vivir!...  ALEGRESE


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