viernes, 23 de diciembre de 2016

Diez Reflexiones Para El Tiempo Venidero (Parte 1)



Hay personas en el mundo y aun dentro de las iglesias que desprecian a las personas mayores o los viejos. Algunos los tratan de gente anticuada, pasada de moda, atrasados, etc. Epítetos acompañados de la acusación de no saber nada de la realidad moderna que nos rodea. Pero qué lejos están de la verdad. Dice la Biblia que: “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará: y nada hay nuevo debajo del sol. Eclesiastés 1:9

Desde pequeño fui inculcado por mis padres a sentir admiración y respeto por las personas mayores. Mi padre fue un hombre viejo que no perdía oportunidad para darme un buen consejo muchos de los cuales todavía los recuerdo. Por alguna razón Dios en mi vida, siempre me ha rodeado de personas mayores a mi edad y doy gracias al creador por ello, tengo amigos ancianos y me siento bien entre ellos, los respeto y doy valor a sus palabras. 

Aunque quizás existan algunos que han llegado a la vejez sin aprovechar bien su vida, en su mayoría los viejos son gente inteligente y sabia, que nos puede enseñar mucho con sus experiencias. Admiro a aquellos viejos que han sido creyentes desde su juventud, quienes han sido fieles a Dios en las altas y las bajas, quienes han dado testimonio con sus vidas de una verdadera vocación hacia Dios, ellos son personas dignas de escuchar y con mucho detenimiento. A los viejos le gusta aconsejar a los niños y jóvenes, dar palabras de instrucción a los que vienen levantándose en la vida.  

Hay un dicho en el mundo muy conocido que dice que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Y ciertamente, los viejos, sin ser diablos, saben bastante porque han vivido y han visto mucho. 

En la vejez piadosa hay “sabiduría, hay entendimiento, hay solidez, hay instrucción y experiencia”. Tal es así que bíblicamente aquellos que están llamados a dirigir el pueblo de Dios tanto en el Antiguo Testamento, así como en la Iglesia del Nuevo Testamento, son los ancianos. 

Desde tiempos pasados los ancianos han sido la base de la sabiduría de los pueblos.  Tanto en los pueblos paganos como en los más civilizados, los ancianos (los viejos) han tenido un lugar de preminencia. 

Dios instruyó a Moisés para que pusiera “ancianos” en la tierra para que le ayudaran a gobernar al pueblo con sabiduría.  En la iglesia del Nuevo Testamento, Dios nos instruye por medio de Pablo a que “se establezcan ancianos” que gobiernen en cada congregación. 1 Timoteo. 

Ancianos idóneos que siendo guiados por la sabiduría divina y la llenura del Espíritu Santo puedan llevar al pueblo de Dios al conocimiento doctrinal correcto y a la estabilidad necesaria para el crecimiento de la iglesia. Cuando quienes gobiernan la iglesia son neófitos, sin conocimiento Escritura, sin testimonio como prueba de fidelidad a través de los tiempos y sin experiencia cristiana, la iglesia carece de fundamento, de solidez y de seriedad.


Lamentablemente la sociedad actual que idealiza la juventud como su baluarte de vida e incluso muchas iglesias, han perdido esta visión bíblica valorativa de la vejez; como resultado, ahora nuestros ancianos se ven abandonados, ridiculizados, solitarios pareciendo que ya a nadie le importa si viven o mueren.

Mas Dios, nuestro Dios, si el Anciano de Días, no olvida y de Él sus promesas para sustentarnos la fe de nuestro valor como viejos en este mundo.

La Escritura está llena de pasajes de promesa, las palabras de Dios que nos dan esperanza y dirección. Para los adultos mayores, la Biblia sigue siendo el lugar para descubrir el refresco y la vitalidad para la vida cotidiana. Pretendemos con este estudio, levantar su corazón mientras abraza el propósito de Dios para su vida.

Hemos querido a cada promesa agregar una reflexión que Usted amigo lector, debe de hacerla personal. Lea el pasaje bíblico sugerido lenta y apasionadamente. Respóndase a sí mismo la reflexión, luego en el transcurso de su hacer cotidiano, traiga a la mente y reflexione sobre el texto bíblico y sus respuestas a menudo.

1.    Salvación:
Salmo 91:16 NVI "Lo colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación".
Acepta a Jesucristo como tu Salvador hoy y experimenta la gracia salvadora de Dios. Dios es el dador de toda vida, tanto de la vida terrenal como de la vida eterna. Dios provee nuestra vida terrenal como preparación para la vida eterna en el cielo.

Piensa en la larga vida que Dios provee a través de la salvación. ¿Cómo usaras tu larga vida para bendecir a otros? Dale gracias a Dios por tu salvación, ahora y por la eternidad.

2.    Confort:
Números 6:24…26 NVI "Jehová te bendiga y te guarde, Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga misericordia de ti, Jehová levante su rostro sobre ti, Y dé paz".
Dios, es nuestro fuerte proveedor, Él nos lleva a los lugares difíciles en la vida y habla palabras de paz y bendición a nuestros corazones heridos.

Piensa en un tiempo en tu vida cuando Dios te llevó a través de un lugar áspero, un desierto y sentiste el cálido abrazo de Dios. Dale gracias a Dios ahora por ese tiempo. Gracias a Dios por la seguridad de su cálido abrazo en el futuro.

3.    Protección:
Isaías 41:10 NVI "No temas, porque yo estoy contigo, no te angusties, porque yo soy tu Dios, te fortaleceré, sí, te defenderé". Nuestro Dios es un garante de nuestra victoria, no importa las llamas, pasaremos con Él por ellas y no arderemos. Ese al que aceptamos como nuestro Dios, derrumba todo temor.

¿Qué temores enfrenta hoy? ¿Cómo estos miedos te drenan mentalmente o físicamente? ¿Cómo puedes confiar en la presencia y poder de Dios en medio de estos miedos? ¿Cómo vas a confiar en la fortaleza de Dios hoy?




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