Hay personas en el mundo y aun dentro de las
iglesias que desprecian a las personas mayores o los viejos. Algunos los tratan
de gente anticuada, pasada de moda, atrasados, etc. Epítetos acompañados de la
acusación de no saber nada de la realidad moderna que nos rodea. Pero qué lejos
están de la verdad. Dice la Biblia que: “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será.
¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará: y nada hay nuevo debajo del
sol. Eclesiastés 1:9
Desde pequeño fui inculcado por mis padres a
sentir admiración y respeto por las personas mayores. Mi padre fue un hombre
viejo que no perdía oportunidad para darme un buen consejo muchos de los cuales
todavía los recuerdo. Por alguna razón Dios en mi vida, siempre me ha rodeado
de personas mayores a mi edad y doy gracias al creador por ello, tengo amigos
ancianos y me siento bien entre ellos, los respeto y doy valor a sus
palabras.
Aunque quizás existan algunos que han llegado a
la vejez sin aprovechar bien su vida, en su mayoría los viejos son gente
inteligente y sabia, que nos puede enseñar mucho con sus experiencias. Admiro a
aquellos viejos que han sido creyentes desde su juventud, quienes han sido
fieles a Dios en las altas y las bajas, quienes han dado testimonio con sus
vidas de una verdadera vocación hacia Dios, ellos son personas dignas de
escuchar y con mucho detenimiento. A los viejos le gusta aconsejar a los niños
y jóvenes, dar palabras de instrucción a los que vienen levantándose en la
vida.
Hay un dicho en el mundo muy conocido que dice
que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Y ciertamente, los viejos,
sin ser diablos, saben bastante porque han vivido y han visto mucho.
En la vejez piadosa hay “sabiduría, hay
entendimiento, hay solidez, hay instrucción y experiencia”. Tal es así que
bíblicamente aquellos que están llamados a dirigir el pueblo de Dios tanto en
el Antiguo Testamento, así como en la Iglesia del Nuevo Testamento, son los
ancianos.
Desde tiempos pasados los ancianos han sido la
base de la sabiduría de los pueblos.
Tanto en los pueblos paganos como en los más civilizados, los ancianos
(los viejos) han tenido un lugar de preminencia.
Dios instruyó a Moisés para que pusiera
“ancianos” en la tierra para que le ayudaran a gobernar al pueblo con
sabiduría. En la iglesia del Nuevo
Testamento, Dios nos instruye por medio de Pablo a que “se establezcan
ancianos” que gobiernen en cada congregación. 1 Timoteo.
Ancianos idóneos que siendo guiados por la
sabiduría divina y la llenura del Espíritu Santo puedan llevar al pueblo de
Dios al conocimiento doctrinal correcto y a la estabilidad necesaria para el
crecimiento de la iglesia. Cuando quienes gobiernan la iglesia son neófitos,
sin conocimiento Escritura, sin testimonio como prueba de fidelidad a través de
los tiempos y sin experiencia cristiana, la iglesia carece de fundamento, de
solidez y de seriedad.
Lamentablemente la sociedad actual que idealiza
la juventud como su baluarte de vida e incluso muchas iglesias, han perdido
esta visión bíblica valorativa de la vejez; como resultado, ahora nuestros
ancianos se ven abandonados, ridiculizados, solitarios pareciendo que ya a
nadie le importa si viven o mueren.
Mas Dios, nuestro Dios, si el Anciano de Días,
no olvida y de Él sus promesas para sustentarnos la fe de nuestro valor como
viejos en este mundo.
La Escritura está llena de pasajes de promesa,
las palabras de Dios que nos dan esperanza y dirección. Para los adultos
mayores, la Biblia sigue siendo el lugar para descubrir el refresco y la
vitalidad para la vida cotidiana. Pretendemos con este estudio, levantar su
corazón mientras abraza el propósito de Dios para su vida.
Hemos querido a cada promesa agregar una
reflexión que Usted amigo lector, debe de hacerla personal. Lea el pasaje
bíblico sugerido lenta y apasionadamente. Respóndase a sí mismo la reflexión,
luego en el transcurso de su hacer cotidiano, traiga a la mente y reflexione
sobre el texto bíblico y sus respuestas a menudo.
1.
Salvación:
Salmo 91:16 NVI "Lo
colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación".
Acepta a Jesucristo como tu Salvador hoy y
experimenta la gracia salvadora de Dios. Dios es el dador de toda vida, tanto
de la vida terrenal como de la vida eterna. Dios provee nuestra vida terrenal
como preparación para la vida eterna en el cielo.
Piensa en la larga vida que Dios provee a
través de la salvación. ¿Cómo usaras tu larga vida para bendecir a otros? Dale
gracias a Dios por tu salvación, ahora y por la eternidad.
2.
Confort:
Números 6:24…26 NVI "Jehová te bendiga y
te guarde, Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga misericordia de
ti, Jehová levante su rostro sobre ti, Y dé paz".
Dios, es nuestro fuerte proveedor, Él nos lleva
a los lugares difíciles en la vida y habla palabras de paz y bendición a
nuestros corazones heridos.
Piensa en un tiempo en tu vida cuando Dios te
llevó a través de un lugar áspero, un desierto y sentiste el cálido abrazo de
Dios. Dale gracias a Dios ahora por ese tiempo. Gracias a Dios por la seguridad
de su cálido abrazo en el futuro.
3.
Protección:
Isaías 41:10 NVI "No temas, porque yo
estoy contigo, no te angusties, porque yo soy tu Dios, te fortaleceré, sí, te
defenderé". Nuestro Dios es un garante de nuestra victoria, no importa las
llamas, pasaremos con Él por ellas y no arderemos. Ese al que aceptamos como
nuestro Dios, derrumba todo temor.
¿Qué temores enfrenta hoy? ¿Cómo estos miedos
te drenan mentalmente o físicamente? ¿Cómo puedes confiar en la presencia y
poder de Dios en medio de estos miedos? ¿Cómo vas a confiar en la fortaleza de
Dios hoy?
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