viernes, 11 de noviembre de 2016

El Retorno De Los Viejos. Parte 1



Eclesiastés 12:1 “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento”

La mayoría de las culturas ancestrales siempre dotaron, reconocieron y aceptaron, la sabiduría y dirección por parte de los adultos mayores, poco a poco según la tecnología avanzaba, estas cualidades culturales se fueron debilitándose hasta el grado actual, en donde viviendo inmersos en un mundo materialista, economicista y liberal, se ha llegado al grado que al viejo se le desdeña y se le margina, llegando en muchísimos casos a tomarse como una carga improductiva.

Pero prepárese, pues quiérase o no, a la vuelta de la esquina esta ya El Retorno De Los Viejos.  

En la actualidad y a futuro, los adultos mayores constituyen una proporción creciente de la población mundial. Este cambio de la población tiene profundas participaciones socioeconómicas y políticas para las personas de todas las edades. Los adultos mayores hacen valiosas contribuciones a la sociedad, tanto material como inmaterial y las generaciones más jóvenes se benefician de su experiencia.

El aumento de la longevidad y la creciente presencia de los adultos mayores crean nuevas oportunidades para el desarrollo individual y social. Se necesitan en lo social y económico, políticas; servicios e investigaciones para mejorar el bienestar de los adultos mayores y para eliminar la discriminación por edad que impide que las personas mayores vivan con dignidad, dándose cuenta de su potencial y el acceso a los recursos.

La población mundial está envejeciendo aceleradamente. En 1950, poco más del 5% de la población mundial fue de 65 años de edad o más. Al año 2006, ese número había aumentado a 8%. Para el año 2030, los expertos anticipan que los adultos mayores serán el 13% del total de la población y uno de cada ocho personas tendrá 65 años o más.

Los países en desarrollo viven el más rápido crecimiento en el envejecimiento, con incrementos de hasta el 140% y los países desarrollados experimentarán aumentos promedio de 51%. Al mismo tiempo, la población en general está disminuyendo en muchos países debido a las bajas tasas de fertilidad, el VIH / SIDA, y la migración internacional.

No sólo está envejeciendo el mundo, su envejecimiento es de manera diferente. La esperanza de vida es cada vez mayor, con las personas de 85 años y más especialmente las mujeres, que comprenden el segmento de más rápido crecimiento de la población en muchos países.

Al considerar los beneficios y consecuencias del envejecimiento de la población, es esencial tener en cuenta no sólo la longevidad, sino también la esperanza de vida o los años esperados de vida libre de la enfermedad, la enfermedad y la discapacidad.  

Estos cambios demográficos y epidemiológicos, combinada con el aumento de la urbanización, modernización y del medio rural al urbano y la migración internacional, afectan profundamente a las estructuras familiares, la salud y la prestación de cuidados a largo plazo, los patrones de trabajo y de jubilación, y la seguridad financiera. Por ello encontramos que en el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento (PAIME), se ha aprobado por los 151 países participantes en la Asamblea, tres direcciones prioritarias para las políticas nacionales: a) las personas mayores y el desarrollo; b) promover la salud y el bienestar en la vejez; y c) que se garanticen y permitan ambientes de apoyo.

A pesar de que los adultos mayores son recursos potenciales para sus comunidades, se enfrentan a un gran riesgo de marginación. A menudo experimentan la devaluación social y pobreza al salir del mercado de trabajo, especialmente en los países con economías en desarrollo y en transición. Son particularmente vulnerables a la pobreza y la devaluación social por su vejez.

Por otra parte, los adultos mayores que buscan apoyo para mantener la independencia y la calidad de vida con frecuencia encuentran ya sea la falta de servicios sociales, especialmente en las zonas rurales y remotas, o servicios que son de mala calidad o que no responde a la diversidad lingüística y cultural.

La participación de los adultos mayores en el desarrollo de la sociedad depende de múltiples factores como la aplicación de la legislación de derechos humanos específicos de cada país y los instrumentos internacionales de derechos humanos, como la Convención sobre la Protección Internacional de los Adultos, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención sobre los Derechos de las personas con discapacidad.

Las generaciones jóvenes y las adultas deben, por conveniencia propia, abogar por los derechos y libertades fundamentales mediante la promoción de la dignidad de los adultos mayores y trabajando para poner fin a todas las formas de discriminación. Estas generaciones también han de apoyar la plena integración de las personas mayores mediante la promoción de sus contribuciones sociales, económicos e intelectuales para la sociedad y su inclusión en la toma de decisiones a todos los niveles.

Un mercado de trabajo en un mundo en envejecimiento requiere un reclutamiento de los adultos mayores y la eliminación de barreras de promoción. Otros componentes que se necesitan para mejorar la participación de los adultos mayores en el mercado laboral son: Ambientes de trabajo con la capacidad de promoción de la salud; Servicios de salud y rehabilitación deben relacionarse con el trabajo, incluyendo el trabajo industrial;
Apoyo institucional para el autoempleo y la microempresa, particularmente en las zonas rurales; Promoción de la igualdad en el trabajo con respecto al género, la raza o el origen étnico y otros factores de diversidad mediante el control y mecanismos de aplicación en relación con las normas de empleo, las políticas de igualdad de oportunidades, programas de transición y los programas de capacitación; y una mayor participación de la población en edad de trabajar, especialmente las mujeres, las personas con discapacidades y las personas habitualmente desocupadas.

Independientemente de la historia laboral, el acceso a la escritura, el cálculo y el aprendizaje permanente adaptadas según sea necesario, para cambiar las capacidades cognitivas en la vejez, también facilita la participación de los adultos mayores en el desarrollo social y el disfrute de la vida cultural.

Las actividades intergeneracionales, como los programas de aprendizaje-servicio en el que las generaciones más jóvenes dan tutoría en los adultos mayores en conocimientos de informática, mejoran la cohesión social y el conocimiento de los adultos mayores. Igualmente, es importante que los adultos mayores sirvan como mentores, mediadores y asesores, en la transmisión de sus conocimientos sociales, culturales y educativas a las generaciones más jóvenes.

Actualmente en nuestros países latinoamericanos y otros del mundo, mejorar las condiciones de vida deficientes, la infraestructura en las zonas rurales y la erradicación de la pobreza en todas las áreas geográficas, es crítica.

En varios países, la hiperinflación ha hecho que las pensiones, los seguros de invalidez, beneficios para la salud y los ahorros sean casi sin valor. La pobreza entre los adultos mayores, contribuye a la mala salud corporal y mental, erosiona la capacidad de vivir y funcionar independiente o interdependiente, afectando los factores relacionados con la calidad de vida. formas del mercado laboral y los sistemas de pensión. Por ello es esencial garantizar la seguridad social y económica en la vejez. Esto es especialmente cierto para las mujeres, que son desproporcionadamente pobres debido a menores grados de educación formal, medidas de seguridad social estructuradas en torno a las experiencias del mercado de trabajo de los hombres.

La OMS identifica los adultos mayores, particularmente en los países con pocos recursos, como especialmente vulnerables en situaciones de emergencia (tales como los desastres naturales, la guerra y el terrorismo), debido al aislamiento, la incapacidad o falta de resistencia física, la pérdida de los cuidadores familiares y la institucionalización. Los proyectos de rehabilitación, servicios sociales y asesoramiento jurídico, que deben ser sensible a las necesidades y contribuciones de los adultos mayores, son críticos para facilitar el hacerle frente a las crisis como el desplazamiento, despojo de tierras y la pérdida de la propiedad.




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