viernes, 2 de septiembre de 2016

Si Surge Un Nuevo Grupo Social, Surgen Unas Nuevas Necesidades



Isaías 62:1...4 NVI - Por amor a Sión no guardaré silencio, por amor a Jerusalén no desmayaré, hasta que su justicia resplandezca como la aurora, y como antorcha encendida su salvación. Las naciones verán tu justicia, y todos los reyes tu gloria; recibirás un nombre nuevo, que el Señor mismo te dará. Serás en la mano del Señor como una corona esplendorosa, como una diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán “Abandonada”, ni a tu tierra la llamarán “Desolada”, sino que serás llamada “Mi deleite” …

Cada parte de la vida presenta algo nuevo, ese hecho de que cada fase es nueva y no existió antes la hace única y pasa para siempre, es ahí donde reside la vida y el íntimo incentivo para vivirla.  

La tercera edad es en la actualidad un grupo social muy diferente a lo que fue en tiempos pasados. La revolución de la longevidad ha ocasionado un aumento de adultos mayores activos, independientes y con motivación y fuerza para involucrarse socialmente, lo que está causando grandes cambios en las poblaciones y sociedades mundiales. Las políticas sobre tercera edad hasta ahora sostenidas se vuelven ineficaces y los gobiernos deben trabajar para modificarlas y adaptarlas a las necesidades de una nueva sociedad, sin precedentes anteriores.

Algunas cuestiones que se plantean son la forma de financiación de las pensiones, cuando el número de jubilados supere considerablemente el número de población activa; si se conseguirá la calidad de vida para las personas mayores sin que surjan preocupaciones por la forma de financiamiento; si se producirán crisis económicas; o si los adultos mayores crearán grupos de presión social y en ese caso, cuáles serán sus exigencias.

Los países están tomando diferentes soluciones. Algunos están distribuyendo mayores recursos económicos a este sector de la población. En Estados Unidos, los mismos ancianos están optando, desde hace años, por vivir en comunidades creadas exclusivamente para ellos, con casas diseñadas para su bienestar, que incluyen timbres de emergencia en caso de robo o asistencia médica, infraestructuras para deportes y otras numerosas actividades, y vigilancia día y noche.

En algunos países menos desarrollados, donde la esperanza de vida es de 49 años, se carece de medidas para el crecimiento de los adultos mayores, principalmente debido a otros problemas considerados más urgentes, como la mortalidad infantil o el crecimiento demográfico acelerado. En la India, por ejemplo, las residencias de ancianos no dan cabida ni al 1% de la población mayor de 60 años. En el Líbano, la seguridad social suspende con la jubilación, pero las pensiones percibidas son muy bajas. Por otra parte, las familias no tienen espacio ni medios para cuidar de sus ancianos, y muchos se ven abandonados o pidiendo en las calles.

Organismos internacionales están intentando poner sus recursos al servicio de estos países, en los que la situación de los adultos mayores se ve más desfavorecida, con propuestas educativas y de reinserción social, tratando de que los ancianos se integren cada vez más en la gestión de diferentes proyectos sociales, aunque las trabas económicas y el estallido de conflictos hacen que la tarea resulte ardua.

En diciembre de 1991, la Asamblea General de la ONU adoptó una serie de principios a favor de las personas mayores, alentando a los gobiernos a incluirlos en sus programas nacionales. Estos principios, basados en el Plan Internacional de Acción sobre el Envejecimiento de 1982, reconocen la diversidad de los adultos mayores y el aumento de personas mayores con buena salud física y se dirigen hacia la importancia de este grupo en las sociedades actuales. Los principios para los mayores son los siguientes:
1. Tener acceso a alimentación, agua, protección, vestimenta y cuidados médicos adecuados a través de ingresos, apoyo familiar y ayuda de la comunidad, así como de su propia autosuficiencia.
2. Tener la oportunidad de trabajar o el acceso a otras oportunidades de obtener ingresos.
3. Poder participar en la determinación de cuándo y de qué forma debería darse su retirada laboral.
4. Tener acceso a programas educativos y de formación adecuados.
5. Vivir en lugares seguros y adaptados a sus preferencias personales y a los posibles cambios que sufran.
6. Poder residir en sus domicilios propios el mayor tiempo posible. Participación
7. Deberían estar integradas en la sociedad, participar activamente en la formulación e implemento de políticas que directamente afectan a su bienestar y compartir sus conocimientos y recursos con las generaciones más jóvenes.
8. Poder buscar y desarrollar oportunidades de servicio a la comunidad y servir de forma voluntaria en posiciones apropiadas a sus intereses y habilidades.
9. Poder formar movimientos o asociaciones de personas mayores. Cuidado
10. Beneficiarse del cuidado y la protección de la familia y la comunidad de acuerdo con el sistema de valores culturales de cada sociedad.
11. Tener acceso a ayuda médica para mantener o recuperar el óptimo nivel de bienestar físico, mental y emocional y para prevenir o retrasar la aparición de enfermedades.
12. Tener acceso a servicios sociales y legales que aumentasen su autonomía, protección y cuidado.
13. Tener acceso a niveles adecuados de cuidado institucional, los cuales deberían proveer protección, rehabilitación y estímulo social y mental en un entorno humano y seguro.
14. Poder disfrutar de los derechos humanos y las libertades fundamentales cuando residan en asilos o lugares de tratamiento y cuidado, incluyendo respeto total hacia su dignidad, creencias, necesidades y privacidad, así como a su derecho de tomar decisiones sobre su cuidado y calidad de vida. Autorrealización
15. Poder beneficiarse de oportunidades para el desarrollo de su potencial.
16. Tener acceso a los recursos culturales, espirituales, de educación y ocio de la sociedad. Dignidad
17. Deberían poder vivir dignamente y en un entorno seguro y ser libres de explotación y abuso físico o mental.
18. Deberían ser tratadas dignamente, independientemente de su edad, sexo, raza o procedencia étnica, origen, discapacidad u otras circunstancias, y ser valorados independientemente de su contribución económica.

Las oportunidades educativas para los adultos mayores, deben apoyarse en estudios precisos que recojan sus características y motivaciones. Los programas deben ser diseñados de acuerdo a un estudio de sus necesidades y en respuesta a sus demandas.

En la enseñanza, a menudo se distingue la enseñanza y el aprendizaje de niños, jóvenes y adultos. Sin embargo, los adultos mayores presentan unas características determinadas, que se diferencian del resto de grupos de población; son personas más aferradas a su memoria, que forma parte de su identidad de una forma más firme que en otros grupos etarios; en muchos casos, cuentan con más tiempo libre que el resto de adultos trabajadores y están más desconectados de la vida y los problemas laborales, tienen una situación económica más estable e independiente y pueden dedicar más tiempo al aprendizaje y consecución de cualquier actividad de su interés, además de conseguir crear en ellos una motivación y una ejercitación de la mente.

El análisis de estas características puede llevarnos a descubrir aspectos específicos y singulares para el desarrollo en los adultos mayores y si consideramos que muchos de ellos se les dificulta por variadas razones su movilidad a lugares retirados de hogar, entonces caeremos en cuenta de la necesidad de desarrollar programas locales.

De lo anterior se deriva la importancia de desarrollar políticas nacionales no asistencialistas, que observen en entidades como ONG, Iglesias, Municipalidades, Club de Servicios, etc. Los posibles ejecutores de los planes y proyectos de esas políticas.




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