viernes, 12 de agosto de 2016

Lo Perjudicial De La Postura Y El Discurso Hacia La Tercera Edad

La Biblia nunca habla de una vejez desagradable y en abandono, Más bien señala que es una etapa bella y honrosa.
·         En 1 Crónicas 29:28 dice de David: “Y murió en buena vejez, lleno de días, de riqueza y de gloria; “
Proverbios dice:
·         “Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia”. Proverbios 16:31
·         “La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez” Proverbios 20:29

Ahora bien, la Biblia, libro que recopila la Palabra de Dios, dignifica y honra la edad avanzada y el mundo, nuestras sociedades actuales en su gran mayoría, la rechazan y vituperan… todo por prejuicios mal formados o por intereses económicos de un sistema socio-económico injusto.

Erradicar el edadismo (es una de las tres grandes formas de discriminación de nuestra sociedad, por detrás del racismo y el sexismo) en el discurso hacia el adulto mayor constituye un reto fundamental para propiciar un cambio de actitud hacia este segmento generacional. Intervenir en los sistemas que lo perpetúan es clave para lograr la dignificación y avance social transformadora en beneficio de los que ahora son o próximamente serán viejos. 
  
El envejecer es una realidad biológica innata en los seres vivos. Los avances científicos y tecnológicos han permitido extender cada vez más el periodo de vida. Pero los modelos y estereotipos negativos asociados a la vejez han hecho que se instaure la gerontofobia o miedo a envejecer.

Y es lógico temer si se cree que esa extensión extra de vida será una experiencia amarga y excluyente (aludiendo a recuerdos pasados y a una sociedad obsesionada con lo joven, dinámico y moderno). 

La ONU y sus países afiliados, han producido una declaración de derechos de la tercera edad, haciéndose algunas actividades que algo (mínimo) han logrado, pero la falta de educación social en gerontología desde la infancia, sumado a la influencia de los medios masivos de comunicación que privilegian los aspectos sensacionalistas y negativos han contribuido al mantenimiento de enfoques que de ninguna manera favorecen la eliminación de los prejuicios establecidos en nuestras sociedades.

Por consiguiente, el uso de un lenguaje edadista es determinante sobre las posteriores actitudes hacia las personas mayores.

La edad no es el problema de fondo sino la postura y el discurso hacia ella.  

La influencia del pensamiento social negativo hacia las personas mayores interviene categóricamente en la percepción de la realidad, distorsionándola y llevando incluso a adoptar dichos mitos e imagen dominante que lleva a los mayores a comportarse de acuerdo con este perfil que define lo que una persona mayor debe o no debe hacer.

Todo esto conlleva inevitablemente a una pérdida cada vez mayor de independencia y a mayores índices de frustración, depresión y mortalidad anticipada. 

Diversos estudios socio-laborales demuestran que el edadismo, entendido como el conjunto y mantenimiento de estereotipos o actitudes prejuiciosas hacia una persona por el hecho de ser mayor, provoca los discursos, actitudes y consecuentemente la realización de prácticas discriminatorias basadas en la edad. Lo que deja manifiesto la importancia de la alocución en la posterior actitud hacia la vejez.

Para reducir el edadismo y el miedo a envejecer (gerontofobia) se tienen que producir cambios, empezando por las familias en donde las generaciones de mayores están comprometidas en la educación de las generaciones de menores; de igual forma, en los sistemas de educación formal y en sistemas que lo perpetúan, es decir, sistema económico, político, medios de comunicación, cultura popular, gobierno, etc.

Para que esta transformación sociocultural se dé, es necesario crear, proyectar y realizar políticas públicas como privadas que incluyan el diseño, implementación y evaluación de programas dirigidos a reducir el impacto de las ideas y actitudes edadistas insertadas en la sociedad.

En este sentido, desde las Naciones Unidas se ha hecho un llamado a hacer efectivas estas políticas con motivo de la conmemoración del Día Internacional de las Personas de Edad. El objetivo es, precisamente, fortalecer los derechos de las personas de edad y su papel en la sociedad como parte integral de su compromiso en la agenda para el desarrollo.

Combatir el problema es definitorio. La puesta en marcha de acciones educativas orientadas a la sensibilización, la lucha contra los estereotipos negativos, la eliminación de la discriminación (mental, discursiva y actitudinal) en función de la edad y la transmisión de una imagen y discurso público real y positivo sobre las personas mayores en los medios de comunicación deben ser la base que cimentará la dinámica de un envejecimiento activo y saludable, clave para el desarrollo de una sociedad para todas las edades.

Siempre relaciono estas realidades sociales con el mandato y percepción bíblica, tratando de dejar una base para auxilio del creyente y sus pastores en aras de ayudar a la visualización de su compromiso; debemos tomar en cuenta que el poder y señorío de Dios se revela en la edad avanzada, no importan las limitaciones y dificultades.
·         (1 Corintios 1, 27..28) dice que “Dios ha escogido lo que el mundo considera necio para confundir a los sabios; ha elegido lo que el mundo considera débil para confundir a los fuertes; y anular a quienes creen que son algo. De este modo, nadie puede presumir delante de Dios”

El Poder de Dios se revela también en la fragilidad de los cuerpos, ya no jóvenes, débiles, estériles o impotentes y por ello, del vientre estéril de Sara y del cuerpo centenario de Abraham nace el Pueblo elegido.
·         Romanos 4:18..20 señala que “El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años, o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,”

También, del vientre estéril de Isabel y de un viejo cargado de años, Zacarías, nace Juan el Bautista, precursor de Cristo.

Moisés es ya anciano (80 años) cuando Dios le confía la misión de hacer salir de Egipto al pueblo elegido. Las grandes obras realizadas en favor de Israel por mandato del Señor no las lleva a cabo en su juventud, sino ya entrado en años.

Nuestro Padre Celestial tiene una promesa para sus hijos fieles:
·         “Aun en la vejez fructificarán. Estarán vigorosos y verdes.” Salmo 92:14.

La Biblia no discrimina si la persona es joven o vieja, sino que a cada uno lo coloca en su sitio en la obra del Señor.
·         “Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, Y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir,” Salmo 71:17..18

La Biblia reconoce, otorga y recomienda honor para el anciano cuando dice:
·         “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano. “Levítico 19:32. Este es un mandato, que debe ser obedecido.

De acuerdo a la Palabra de Dios, los ancianos deben ser valorados por su sabiduría, experiencia, saber, y conocimiento:
·         “En los ancianos está la ciencia, Y en la larga edad la inteligencia.” Job 12:12

Recuerda, amado lector, el Señor no te dará una prueba que sea superior a tus fuerzas. Confía plenamente en El y digamos como el rey David:
·         “Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos” Salmo 138:8


Si las cosas son así, entonces ¿Qué estamos haciendo por la dignificación de nuestros ancianos? 

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