¿Cómo osamos
entender a los viejos, cuando nunca hemos sido viejos?
Para los
cristianos, el entendimiento es importante porque normalmente pensamos que las
situaciones van a ser transformadas y que el poder de Dios se va a manifestar
en las circunstancias alrededor nuestro.
Hace unos días
estábamos platicando con un hermano sobre entender a los ancianos y nos decía
que el trae un lema en su corazón y es: “la transformación a través de la
renovación del entendimiento” o sea que nosotros vamos a ser transformados
mediante la renovación de nuestro entendimiento.
Pensamos que la
transformación de nosotros va a ser una transformación tipo mágica, pero no
entendemos muchas veces que Dios lo va haciendo momento a momento,
transformando nuestro entendimiento, es decir cambiando nuestras ideas en
nuestra mente, cambiando la forma en la que pensamos, cambiando las cosas que
traemos en la mente y en el corazón y que a través de esta simple pero poderoso
idea, Dios va a transformar todo nuestro ser.
Esto ya está
dando una respuesta a la pregunta anterior: ¿Cómo osamos entender a los viejos,
cuando nunca hemos sido viejos?
Toda nuestra
transformación depende de la renovación de nuestro entendimiento. Y entonces
dice la Biblia podremos comprobar la buena voluntad de Dios agradable y
perfecta. Pero todo empieza con una transformación del entendimiento. Una
renovación de nuestro entendimiento. Los conceptos mentales cuando
verdaderamente se vuelven en convicciones es lo que hace la diferencia en una
persona. De ahí la necesidad imperante de leer y
aprender de todo tópico.
Todas las personas sueñan con una vida digna en
donde las expectativas se cumplan y para ello se trabaja y se hacen esfuerzos,
pero… ¿cómo saber qué conductas serán las que nos llevaran a lograrlo? Los
investigadores se han preocupado por dar una respuesta. La inteligencia ha sido
la explicación dada y sin embargo, no es tan sencillo definirla, es más, aún no
se tiene un concepto definitivo de lo que significa ser una persona
inteligente.
Daniel Goleman en su obra “La Inteligencia
Emocional” (1995), ha sacado a luz el tema académico y lo ha llevado al entendimiento
popular. Hoy sabemos que la inteligencia es mucho más que una determinada
función de la mente humana tradicionalmente medida en términos de Coeficiente
Intelectual (CI); el ser humano, a la hora de actuar de una determinada manera
y de tomar sus propias decisiones, no lo hace tanto basado en su inteligencia
cognitiva, sino sobre los impulsos de sus emociones y sentimientos que deben
ser guiados, orientados, controlados y expresados mediante los dictados de una
sana inteligencia emocional.
La teoría de la inteligencia emocional ha
tratado de reformular los términos por medio de los cuales se describe a la
persona inteligente y su comportamiento característico, enfocando la atención
hacia aquellas cualidades que permiten que una persona obtenga éxito en su
vida.
Su visión se dirige hacia las capacidades que
justifican el éxito en las personas que se destacan. El inadecuado manejo de
las emociones y sus consecuencias constituye una particularidad de la sociedad,
que ha desembocado en una amplia disfuncionalidad psicológica por parte de
todos.
La inteligencia emocional se refiere a la
capacidad de reconocer los propios sentimientos, los sentimientos de los demás,
la motivación y el manejo adecuado de las relaciones que se sostienen con otras
personas y con nosotros mismos.
Podemos hablar de cinco dimensiones
fundamentales que permiten explorarlas:
Autoconocimiento o conciencia de sí mismo: Esta referida a la
capacidad de reconocer y comprender los sentimientos, emociones y necesidades
propias en un momento determinado, así como el efecto que estos ejercen sobre
los demás, lo cual constituye una guía en la toma de decisiones. Por otro lado,
permite reconocer las fortalezas y debilidades propias a partir de una
autovaloración realista y de la autoconfianza.
Autocontrol: Es la capacidad de manejar las emociones, se
refiere al control de los estados, impulsos y recursos internos. Ser capaces de
asumir la responsabilidad de la actuación personal; ser flexibles a la hora de
enfrentar los cambios, sentirse cómodo y abierto ante las nuevas ideas,
enfoques e información.
El objetivo del
autodominio es el equilibrio, no la supresión emocional. Mantener bajo control nuestras
emociones perturbadoras es la clave para el bienestar emocional. El arte de
serenarse o tranquilizarse es una habilidad fundamental para la vida.
Automotivación: Se refiere a la capacidad de movilizar la
conducta para aprovechar oportunidades que permitan alcanzar las metas
personales y superar contratiempos con perseverancia y optimismo. Es la
capacidad emocional que facilita o guía el logro de los objetivos.
Empatía: Se relaciona con el reconocer y comprender lo
que otra persona está sintiendo, sus necesidades y puntos de vista, para
ponerse en el lugar del otro, así como para aprovechar y adaptarse a la
diversidad existente entre las personas. La empatía se construye sobre la
conciencia de uno mismo; cuanto más abierto se es ante las propias emociones
más hábil se deberá ser para interpretar los sentimientos del otro.
Habilidades sociales: Se comprende como la capacidad para
conducir o saber manejar emociones en las relaciones con los demás, influir
sobre ellos, inspirarlos, dirigirlos y negociar. Esta capacidad emocional
permite inducir respuestas deseables en los demás, utilizar técnicas de
persuasión eficaces, emitir mensajes claros y convincentes, inspirar y dirigir
los cambios, negociar y resolver conflictos, ser capaz de colaborar con los
demás en la consecución de una meta común y formar equipo.
Diversas investigaciones en variados ámbitos de
la vida cotidiana constituyen pruebas irrefutables de la importancia y los
beneficios de carácter personológico e incluso económico que produce el ejercicio
de la inteligencia emocional en las personas.
La
Inteligencia Emocional En El Adulto Mayor
Todavía son pocos los estudios sobre el
desarrollo emocional en las personas mayores. En las investigaciones sobre los
cambios en la emoción y motivación de las personas con el paso de los años, se
ha analizado la intensidad de la experiencia emocional con resultados
contradictorios.
Existen investigaciones que apoyan la idea de
una menor activación del sistema nervioso, aun cuando otros estudios argumentan
lo contrario debido a un decremento en la eficiencia de los mecanismos
homeostáticos; es decir son todos los mecanismos que utiliza nuestro cuerpo
para mantener un equilibrio, por ejemplo:
·
Cuando
corremos durante un tiempo nuestro cuerpo comienza a calentarse y por eso
comenzamos a sudar pera refrescarlo y mantener una temperatura constante
·
Cuando
hace mucho frio por el contrario se produce la vasoconstricción cutánea conocida
como tiritar) de restauración del equilibrio. Por lo que se refiere a la
capacidad de expresar las emociones, las personas mayores no diferirían de las
más jóvenes.
El desarrollo emocional del adulto mayor
adquiere una importancia, basada en un manejo factible de las emociones y en la
capacidad de expresarlas en toda su magnitud de una forma muy particular e
irrepetible, de ahí que resulte muy importante comprender cómo se manifiesta y
expresa la inteligencia emocional en esta etapa de la vida.
Apreciando de cerca las pérdidas que se van
vivenciando según se envejece, además de las preocupaciones con las que convive
cotidianamente, se hace necesario disponer de un conjunto de capacidades en la
esfera emocional, para enfrentar satisfactoriamente un arsenal de situaciones
personales y sociales.
Para llevar a cabo esta tarea
satisfactoriamente es necesario esclarecer en qué consistiría el éxito de la
misma y hacer eco en las visiones más saludables, lo que se propone es que la
meta en esta etapa de la vida sea lograr que sea como otras, una etapa de
crecimiento personal.
Un recorrido por las distintas dimensiones de
la inteligencia emocional sugiere un conjunto de capacidades emocionales que
resultan pertinentes y necesarias para una ancianidad que le apueste a la
felicidad. Propiciarlas es tarea de
todos, viejos, adultos y jóvenes.
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