viernes, 17 de junio de 2016

Del Desprecio Y La Marginación, Al Respeto

“Vos también serás viejo como yo” me decía mi madre, con su voz seria, mirándome con sus ojos escudriñadores, compasivos y tan llenos de sabiduría. Ella entendía las limitaciones que a sus más de 80 años tenía, sin embargo, nunca le impidió ser una mujer emprendedora, independiente y sobre todo critica.

En nuestro continente americano, como en la mayoría de latitudes del mundo, en el transcurso de los años, el respeto, amor y admiración hacia el adulto mayor, se ha cambiado por un sentimiento de lástima, desprecio y marginación.

La tecnología, el consumismo y la superficialidad han cambiado la concepción que tenía la sociedad de los viejitos.

No obstante, a pesar que la población mundial está en un proceso de envejecimiento y a pesar de los esfuerzos por parte de las organizaciones tanto gubernamentales como las asociaciones civiles, el adulto mayor sigue desamparado y es invisible en una sociedad que ya no tolera a los que se quedan en la zaga que dejan los años. 

La problemática de este grupo vulnerable radica en que se ha tratado de manera asistencial, cuando debería de abordarse desde un plano integral. Se hace necesario sentar bases para crear un proyecto de una nueva cultura del proceso de envejecimiento y al estado de la vejez, debemos trabajar por una sociedad para todas las edades.

Los gobiernos deben abandonar esas políticas baratas y propagandística desarrolladas en el famoso mes de la tercera edad (enero). Se deben optimizar los recursos, los actuales funcionarios, los legisladores y los organismos no gubernamentales, ya han firmado muchos convenios, hay que aterrizarlos. 

Los viejos del futuro ya viven en este mundo, ellos no están por nacer, ya nacieron, son ahora nuestros adolescentes, jóvenes, adultos jóvenes… recordemos… “Vos también serás viejo como yo” me decía mi madre… En la mayor parte del mundo para el 2050, uno de cada cuatro ciudadanos será de la tercera edad y existirán más adultos mayores y menos niños menores de nueve años.

¿Cómo se debe de abordar el tema del adulto mayor?

Necesitamos ponernos a trabajar en la consecución de metas cualitativas. Se trata de vivir más años, pero con calidad y más oportunidades. Hoy las crisis que se vive en el mundo, nos reclama promover un envejecimiento activo, que sea un proceso que optimice las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida, con el objeto de ampliar la esperanza de vida saludable, hacerlos productivos y mejorar la calidad de vida en una comunidad con valores. Hay muchas cosas que no hemos explorado, estamos en pañales.

A pesar de que la esperanza de vida al nacer ha aumentado, la calidad de vida se ha deteriorado, ahora los adultos mayores mueren de enfermedades crónicas degenerativas y nuestros países carecen de especialistas y de un sistema de salud óptimo. Sólo un 30 por ciento se puede jubilar, el resto jamás porque trabajaron en la economía informal, en el campo o fueron migrantes.
Antes las enfermedades eran infectocontagiosas, hoy son crónicas degenerativas. Los problemas de hipertensión, del corazón y diabetes cada día, cuesta más atender en el campo de la salud.

Años atrás, el adulto mayor era considerado como la persona sabia, a quien se le pedía consejos, ahora, en muchas ocasiones se les trata como un estorbo… si te quiero insultar te digo viejo, inclusive entre nosotros decimos que viejos son los caminos, no uno.

Tenemos esa cultura de que el adulto mayor representa la soledad, la marginación y la enfermedad. Tenemos una edad para estudiar, después una edad para trabajar, para procrear, para jubilarte y para marginarte. Las personas de la tercera edad tienen el derecho de tener acceso a todos los recursos, educativos, culturales, espirituales y recreativos.

En los países latinoamericanos hay que considerar que los últimos censos confirman que hay más mujeres, esto se debe a problemas de adicciones, suicidios y migración. También la mujer vive más que el hombre porque la mujer no se jubila, tiene un proyecto de vida, se podrá jubilar del aspecto laboral pero no de su hogar, de sus hijos, ni de sus nietos. 

En la actualidad se habla de la matrifocalidad, que es cuando el hombre se jubila y acude al hogar, pierde el poder y la autoridad y lo gana la mujer. El hombre ya no puede disponer, comprar un televisor, pintar la pared de la casa, etc., si no tiene la simpatía y la autorización de la señora. 

Como ya apunté, en nuestros países ya se han firmado muchos convenios, hay que aterrizarlos. Se deben optimizar los recursos, que en la agenda de los próximos funcionarios y de los legisladores y de los organismos no gubernamentales se nos considere no como un elemento para atraer fondos para programas asistencialistas.

En la última década del pasado siglo, la ONU, dio a conocer la Carta del Adulto Mayor, de ahí en adelante casi todos los países han dado una ley y de una u otra forma han creado alguna institución para el Desarrollo y Atención del Adulto Mayor. 

Lo anterior es bueno, pero lamentablemente se quedan en el campo asistencial; cuando la respuesta que debemos de recibir es integral.

¿Cómo pasar de un proyecto asistencial a uno integral? 

Los gobiernos locales son claves. Hay que crear el Instituto Estatal o Municipal para el Desarrollo del Adulto Mayor, como está el de la mujer, el de los jóvenes, que tenga su área de docencia, de investigación y de extensión. Debemos formar cuadros especializados para el desarrollo de este grupo emergente, no tenemos enfermeras especializadas, ni trabajadores sociales. Pensemos en crear universidades para la tercera edad; debemos promover un envejecimiento activo. Esto lo propone la OMS.

Debemos promover un envejecimiento activo. Ese es un proceso que debe optimizar las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida, con el objeto de ampliar la esperanza de vida saludable, hacerlos productivos y mejorar la calidad de vida en una comunidad con valores.

Estamos cristalizando el derecho de todos, para aprender a lo largo de nuestra existencia en una sociedad para todas las edades. La primera universidad para adultos mayores que se fundó en América Latina fue en Montevideo, Uruguay, hace 34 a 35 años aproximadamente, ahorita hay más de 20 universidades para pensionados y jubilados.

Es preocupante que haya instituciones como los Congresos y gobiernos locales, que no están viendo su futuro. Necesitamos fortalecer este tipo de instituciones.

En la actualidad, es difícil el es ser un adulto mayor en América Latina, la mayoría no puede pensionarse o jubilarse, tiene que seguir trabajando y entonces muchos no reciben los beneficios de los servicios de salud y para los que tienen derechos a servicios de salud a veces no hay los medicamentos. 

Debe de haber algunas consideraciones para que la vida de los viejos sea mejor. Debemos adecuar nuestras sociedades intelectualmente para que se produzcan o existan en nuestras arquitecturas domésticas y públicas, las puertas principales más anchas, rampa, pisos antideslizantes, bardas de seguridad, el baño 10 centímetros más alto, la cama más alta, que circule buen aire, paredes inteligentes, en el baño las regaderas de teléfono, cosas sencillas que permitan disfrutar más la vida. 

No se quiere caridad, ni lástima, ni compasión, sino la oportunidad de ser útil y productivo, seguir aprendiendo a prender, dejar mejor calidad de vida a los hijos, nietos y bisnietos.


Recuerden los políticos, los profesionales, los curas, los pastores, los adolescentes, los jóvenes, los adultos jóvenes, en fin, todos los que ahora no son del privilegiado segmento de la tercera edad, que como me decía mi madre “Vos también serás viejo como yo”.

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