viernes, 1 de abril de 2016

La Vejez Y Su Percepción

El concepto de vejez abarca en el ser humano una pluralidad de facetas que sobrepasan el ámbito de los aspectos biológicos para adentrarse en los psicológicos, los sociales y los filosóficos. Además, el significado de la vejez y el envejecimiento pueden ser considerados desde muy diversos ángulos, según se considere. Hay que tener en cuenta la vejez desde la apreciación de los profesionales que se ocupan de la atención y del cuidado de los ancianos, pasando por las propios gobernantes, que deben prever y aplicar medidas de política social. Asimismo, no puede obviarse que en la actualidad, es fácil que la etapa de la vejez ocupe un largo periodo de la vida de las personas, lo que constituye un fenómeno social novedoso.

Aun cuando en el diccionario de la Real Academia Española se define la palabra “viejo” como "la persona que cumplió 70 años", no está tan claro cual es el límite de edad en el ser humano para el comienzo de la vejez, pues la esperanza de vida oscila enormemente de una sociedad a otra. Debido a ello, generalmente, se considera que se trata de una convención social aceptada por las distintas culturas. Así, en nuestros días encontramos una media de vida en función de la sociedad en que se trate, que va desde los cuarenta años a sobrepasar los ochenta y cinco. Por esto, pueden delimitarse diferentes tipos de vejez, según los parámetros a través de los cuales se defina.

En la tradición greco-romana, la vejez era considerada como una desgracia para el ser humano. Así, la generalidad de filósofos y escritores de la antigüedad llegaron al punto de valorar como un privilegio el hecho de morir joven, como una forma de no tener que soportar el declive físico y las enfermedades asociadas a la edad avanzada. Sin embargo, se encuentran excepciones, como es el caso de Platón, que estando él mismo en una edad muy avanzada, expuso en La República algunos aspectos positivos de la experiencia del envejecimiento. En ella enfatiza la importancia de los componentes individuales, por cuanto considera que esta experiencia está ligada a la de las anteriores etapas de la vida. También Cicerón, defiende la vejez, resaltando que las facultades intelectuales de los ancianos, pasadas por el filtro de la prudencia, la dignidad y la moderación, suponen un importante activo del que se beneficia toda la sociedad.

La vejez ha sido bien considerada tanto en las culturas orientales, la china o la japonesa, como en la tradición judía y árabe. Por ejemplo, en el antiguo testamento hay abundantes pruebas de que uno de los principales signos del favor divino era llegar a una edad muy avanzada. Hay constancia de que en la comunidad judía, los ancianos continúan siendo especialmente respetados y cuidados por parte de las instituciones del estado. Por su parte, en las sociedades árabes, a las mujeres mayores se les reconoce una posición de poder sobre sus nueras y tienen un fuerte ascendiente sobre sus hijos varones, de que no disfrutaban mientras eran jóvenes. También en los pueblos de civilización oral, el anciano representa una figura depositaria de la memoria del clan y por consiguiente, cumple una importante función como educador de las generaciones jóvenes, así como de juez del grupo social, puesto que se le reconoce mayor sabiduría y experiencia que a los miembros de menor edad.

La investigación sistemática de los procesos del envejecimiento desde la diversidad de ramas del conocimiento implicadas, es decir, la medicina y la fisiología así como la psicología o la sociología, no comienza hasta mediados del siglo pasado, en que surgen los primeros congresos sobre el tema. En 1945 se funda en Estados Unidos la Gerontological Society y en el año 1950 se crea en Lieja la International Association of Gerontology
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Como se ha dicho, la edad en la que comienza la vejez no es algo que esté delimitado, ni biológica ni psicológicamente, sino que se trata de una convención social aceptada por las distintas culturas. Por otra parte, la edad de una persona no es un indicador suficiente para delimitar su estado de salud o funcional, ni su rendimiento intelectual. Asimismo, no es tampoco posible predecir la integración social o el grado de adaptación de las personas a los cambios que experimentan con el paso del tiempo.

Existen otras investigaciones que se han centrado en la definición que hacen los sujetos de las etapas de la vida, según la categoría de edad y han encontrado que la mayor parte de las personas consideran que se es joven entre los 18 a 35 años. La mediana edad estaría comprendida entre los 35 y los 60 años, y a partir de los 65, comenzaría la vejez.

Sin embargo, la experiencia de la edad aparece en otros estudios es más fluida. Así, hay investigadores que han encontrado que cuando a los participantes se les pregunta por la media de edad en la que se empieza a ser viejo, las respuestas difieren según la edad que tiene el encuestado, de forma que el comienzo de la vejez parece alejarse a medida que aumenta la edad de éstos. Así, encontraron que la mayoría de las personas de 30 años pensaban que se empieza a ser viejo a los 65 años, mientras que muchos de los participantes de 65 años opinaban que la vejez empieza a los 75 años. En otros estudios se ha encontrado que las personas delimitan la vejez a partir de condicionantes físicos y cognitivos, en lugar de hacerlo sobre la base de los años.

Los especialistas enfatizan el problema de hacer generalizaciones sin caer en estereotipos. De acuerdo con el enfoque del ciclo vital, a medida que las personas van teniendo más años, intervienen más variables sociodemográficas, experienciales y las características de personalidad individuales que, interrelacionadas, hacen que cada persona sea diferente de las otras de su misma edad

Algunos autores hacen una distinción entre declive y deterioro, entendiendo por declive "el decremento que experimenta una determinada función psicológica en la mayor parte de los seres humanos considerado en términos de aproximación al concepto de vejez. contrariamente, por deterioro se entiende cuando este decremento se desvía significativamente de la media del grupo, y por tanto puede considerarse como "anormal", apareciendo generalmente, en presencia de patologías biológicas contrastadas"

Generalmente, las señales del paso del tiempo en las personas son más evidentes para los observadores que para los propios sujetos que envejecen, al ser éste un proceso gradual, ya que las variaciones que se producen con el tiempo, aunque constantes, son pequeñas. Una persona es vieja, como en cualquier otro rol social, cuando los miembros del grupo social del que forma parte, la consideran así. Debido a que la aparición de los rasgos físicos asociados a la vejez contribuyen a uniformizar la percepción que los otros tienen sobre la vejez, la inclusión de las personas en esta categoría es un hecho que se va a manifestar en todos los seres humanos, siempre que permanezcan vivos el tiempo suficiente. De esta forma, los individuos, en cualquier tipo de sociedad, se saben viejos en primer lugar a través de los otros.

El principal problema de la vejez es que resulta mal vista y es objeto de aversión por parte de las personas en general y de las ancianas en particular, que han interiorizado en su proceso de socialización una serie de imágenes negativas sobre la ancianidad que contribuyen a distorsionar la verdadera visión de la misma".

Por nuestra parte, siguiendo a autores como vamos a considerar el concepto de vejez según criterios sociales, biológicos y psicológicos.

La vejez biológica tiene que ver con los cambios derivados del desgaste del organismo por el paso del tiempo y ocurre en un periodo que comienza con el crecimiento en la infancia, la pubertad y en los años posteriores a la adolescencia. Posteriormente, tiene lugar una etapa de estancamiento y progresiva disminución de diferentes capacidades corporales a medida que se avanza en la edad adulta. Esto se manifiesta en cambios tales como el modo de andar, la elasticidad de la piel o la capacidad visual y auditiva, además de modificaciones en las facciones del rostro, la voz o el pelo. La edad física o biológica es uno de los más potentes indicadores de la vejez. Las personas tienen una imagen del aspecto físico de las personas ancianas y se considera como tales a aquellas personas del entorno que se aproximan a dicha imagen.

En cuanto a la vejez psicológica, "es el resultado de un equilibrio entre estabilidad y cambio y, también, entre crecimiento y declive". Así, habría funciones que a medida que aumenta la edad experimentan una mejora, como ocurre con la inteligencia cristalizada, que se refiere al conocimiento acumulado, a la riqueza verbal y a la comprensión del lenguaje, mientras que otras sufren un decremento, como es el caso de la inteligencia fluida, la cual está representada por las capacidades que exigen versatilidad y capacidad de enfrentarse a las situaciones nuevas. Finalmente, otras funciones se estabilizan, como ocurre, con la mayoría de las dimensiones de la personalidad. En los procesos psicológicos del envejecimiento humano es posible encontrar diferentes patrones en función del tiempo, según la dimensión que se trate, a diferencia de los procesos de envejecimiento biológico.

Pero sea cual sea el concepto, lo importante es ¿Cómo Se Siente Usted?




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