Eclesiastés 3:1..8: Todo tiene su tiempo,
y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo
de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar;
tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír;
tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de
juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de
buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de
romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de
amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
Al finalizar un año e iniciar otro,
necesariamente la mayoría reflexionamos sobre el uso que hicimos del mismo.
Sólo tuvimos 365 días. Si el ocio prevaleció en lugar del esfuerzo laborioso,
no nos quejemos si las cosas nos son adversas. Pero si la constancia hizo
posible el logro de nuestros sueños, podremos decirnos "bien hecho".
Del tiempo aprendemos que somos peregrinos
cuyo destino final será el de alguna eternidad. Aprendemos que la vida es tan
fugaz, que pronto llegamos al atardecer. Sobre esto se ha dicho que lo
importante no es añadir años a la vida sino vida a los años. Pero... solo
pasamos una vez por esta vida. Nadie sabe en qué momento su luz se apagará para
entrar a un mundo desconocido, donde solo se nos dice que en uno hay un
resplandor glorioso y en el otro oscuridad perpetua.
El sabio Salomón, en Eclesiastés 3:1..8,
nos da la visión de que en la vida no hay excusas para ser malgastada. Nos
quejamos con frecuencia que no tenemos tiempo para nada. Nos admiramos de cómo
se nos va el tiempo. Pero lo cierto es que tenemos el tiempo exacto para cada
cosa. Ni más ni menos. El asunto más tiene que ver sobre cómo administramos el
tiempo. Veamos, pues, el tiempo de nacer y de morir en dos momentos.
Un Año Ha Muerto
¿Cuál debería ser nuestra actitud frente a
este tiempo? ¿Cuáles son las lecciones que nos suministra el tiempo? ¿Por qué
debemos hacer un balance?
1. Debe dolernos el tiempo perdido. Es
algo que no podemos recuperar. El tiempo se va y no vuelve. Va dejando en cada
uno las marcas del desgaste y el deterioro del hombre externo. En cada tiempo
perdido, dejamos de aprender, de crecer, de madurar. Con el tiempo perdido, se
pierden muchas metas, los anhelos y muchas esperanzas. Se pudiera haber perdido
alguna prosperidad. Y aun más doloroso, con el tiempo perdido se
pudieron haber perdido la salvación de muchas vidas. Son notorias las quejas
que tenemos contra nosotros mismos sobre el desperdicio del tiempo. El tiempo
perdido tiene un valor supremo.
2. Debemos aprender del tiempo que se ha
ido. El tiempo que se ha ido es una escuela que nos revela un mundo de
aprendizaje. Aprendemos de las cosas que debimos hacer y no la hicimos.
Aprendemos de las cosas que no debimos decir y las dijimos. Aprendemos que las
faltas cometidas llegan a ser una ofensa contra Dios, el prójimo y nosotros
mismos. Aprendemos que no es suficiente haber tenido buenos deseos si los
mismos no pudimos plasmarlos en realidades. Aprendimos que la desobediencia
sigue siendo un mal consejero. Aprendemos que hay serias consecuencias cuando
nos dejamos dominar por los placeres de la carne y no bajo la influencia del
Espíritu. Aprendemos que las oportunidades llegan a ser únicas y que al no las
aprovechamos vemos con tristeza lo que pudo ser distinto para nuestra vida.
Aprendemos que no debemos repetir los mismos errores que le dieron dolor y
tristeza a nuestro corazón.
3. Debemos olvidar el tiempo que nos causó
tristeza. El fin de un año nos evoca muy gratos recuerdos, pero también puede
revivir aquellos días y horas que afligieron nuestras almas. Quizás hubo actos
en nuestras vidas de los que hoy nos avergonzamos. Una palabra ofensiva. Una
acción que hirió profundamente los sentimientos de otro. Una actitud que
cuestiono nuestro testimonio cristiano. Para esto, hay dos palabras en la vida
del creyente: perdonar y olvidar. La Biblia, nos dice: "Soportándoos unos
a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviera queja contra otro. De la
manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros" (Colosenses
3:13). ¿Cuál debiera ser la medida del perdón y el olvido? La que ha tenido
Cristo para con nosotros.
Un Año Está Naciendo
¿Cuáles son los retos que se nos abren en
este nuevo tiempo? ¿Cuáles metas tengo? ¿Cuáles son las promesas que le ofrendo
al Señor en este nuevo año?
1. El nuevo año es
una cita para caminar hacia lo que está delante. ¿Qué viene para el
nuevo año?. No lo sabemos. ¿Qué sorpresas o nuevas noticias aparecerán en
nuestras vidas? Tampoco lo sabemos. El futuro siempre es incierto. El único que
sabe qué acontecerá es Dios. La llegada de un nuevo año es para extenderse. Eso
es, no quedarse en el mismo sitio que estuvimos este año. Es abrirse a los
nuevos tiempos, con nuevas actitudes y con una nueva voluntad. Todos debemos
vivir para un propósito. Esto tiene que ver con las preguntas sobre quién soy y
qué quiero hacer en esta vida. Para ello ejercitaré mis pies, mis manos, mi
cuerpo, mi mente, mi espíritu, todo mi ser. Los hombres y mujeres de éxito son
los que permanecen en movimiento. Jamás se quedan en el mismo sitio que
comenzaron.
2. Un nuevo año es otra oportunidad para
que demos frutos. Jesús hizo
referencia a la higuera que no daba
fruto (Lucas 13:6-9). Según el relato, el dueño hizo de todo y dio tiempo para
que la higuera diera fruto. Si después de esto no pasaba nada, entonces había
que cortar la higuera. ¿Qué nos muestra esto? Que el Señor (el dueño de la
higuera) espera frutos en cada uno de nosotros. Cada año es una oportunidad
para darlo. Es cierto que en la vida cristiana debemos dar muchos frutos, pero
el más importante es producir otro creyente. Un nuevo año es una nueva
oportunidad para producir frutos. El Señor se acerca al final de este año para
preguntarnos qué tipo de frutos hemos dado. ¿Qué balance presentaremos para el
nuevo año?
3. Un nuevo año es un desafío para proseguir a la meta. Pablo
tenía muchas cosas para gloriarse y a lo mejor para jubilarse, sin embargo lo
que hay en su mente es la idea de proseguir. Y es que esto es la esencia de la
vida cristiana. Hay una meta, hay un premio, hay un galardón por delante y la
única manera de lograrlo es prosiguiendo. En la vida siempre habrá victorias,
habrá fracasos, habrá alegrías y habrá tristezas. Sin embargo, no debemos
olvidar que lo mejor está por venir. Debemos de proseguir poniendo los ojos en
Jesús, buscando siempre alcanzar la meta. ¿Cuál es nuestra meta? ¿Hacia qué le
apuntamos?... ¿Qué es lo que se nos ha ofrecido? Bueno, se nos habla del
"premio del supremo llamamiento en Cristo Jesús". ¿Cuál es el premio
que nos aguarda? El premio no es otra cosa sino el Señor mismo. Pudiera haber
muchos tesoros en el cielo. La ciudad pudiera estar acabada en oro puro y
piedras preciosas, pero el premio por excelencia, al que debemos alcanzar, es
Jesucristo mismo. La meta del creyente no es solo alcanzar una profesión, un
buen trabajo, mejorar su condición de vida, alcanzar los aplausos y trofeos que
son comunes para el mundo. La meta para cada creyente es Cristo mismo.
Para Concluir: De acuerdo a la visión que
nos ofrece Salomón en el capítulo 3 de
su Eclesiastés, la vida no tiene excusas para
ser malgastada. Nos quejamos con frecuencia que no tenemos tiempo para
nada. Lo cierto es que tenemos el tiempo exacto para cada cosa. Ni un segundo
más ni un segundo menos. El asunto tiene que ver cómo nos administramos el
tiempo. Los años que pasamos no los podemos volver, sencillamente van haciendo
su trabajo de desgaste y sin que
quererlo, sus huellas van surcando la vida hasta ir mostrándonos el ocaso. De
allí que es tan urgente como necesario aplicar el aviso bíblico que exhorta:
"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios, sino como
sabios, aprovechando bien el tiempo porque los días son malos (Efesios 5:15).
Cuando a todo le damos su tiempo habrá
tiempo para todo. Recordemos que "todo tiene su tiempo y todo lo que se
quiere debajo del cielo tiene su hora".
¿Cómo desempeñara usted los próximos 365
días del año?
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