viernes, 6 de marzo de 2015

Se Avecinan Grandes Cambios


Tarde o temprano vendrán los tiempos cuando no puedas hacer muchas cosas. Cuando algunas otras se volverán obsoletas o imposibles de realizar. Pero siempre habrá que recordar que mientras seas joven, la vida debe adquirir un sentido, un propósito. Y para llegar a ello se necesita ser proactivo, en otras palabras me refiero a actuar con anterioridad a que ocurra algo. Siempre se puede ser mejor.

El águila es una de las aves con mayor longevidad. Llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa edad, a los 40, debe tomar una seria y difícil decisión. A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo, se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas gruesas. Volar se hace ya tan difícil...!

Si esa águila fuera hombre o mujer, la sociedad le diría vieja... viejo.

Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un dolorido proceso de renovación que durara 150 días. Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo. Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumar sus plumas viejas. Después de cinco meses, sale para su vuelo de renovación y a vivir 30 años más.

En nuestras vidas, prioritariamente en nuestra Tercera Edad, tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación. Debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causaron dolor. Solamente libres del peso del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae.

Han pasado más de dos mil años, cuando de aquella tumba salió un hombre nuevo, vuelto a la vida, un hombre resucitado... La historia se sigue repitiendo a diario, en nosotros, debemos resucitar día a día de esa muerte cotidiana, de esa muerte de afecto, de amistad, de amor, de esa muerte de abrazos...

La lucha del ser humano es no morir y a diario morimos; algunos aún vivos están muertos, porque no se renuevan, no se reinventan con el día a día, se sepultan en la monotonía de la vida, en las mismas caras, en los mismos sitios. Renuévate completamente todos los días; hazlo de nuevo y de nuevo y siempre de nuevo, porqué a veces olvidamos renovarnos o volver a resucitar.

Pues hoy es un buen día para resucitar a la vida, a las cosas perdidas, para escapar de esa tumba de olvidos, de dolores, de sufrimientos, para renovarnos, para volver a creer: resucitemos a las compañías, a las nuevas experiencias, a la ayuda, al amor, a la verdad, resucitemos o renovémonos, creamos, vivamos, levantemos de ese lugar donde estamos depositados sin más que hacer que ver la vida pasar, no perdamos la capacidad de vivir antes de tiempo...

Se avecinan grandes cambios. Los biólogos creen que en un futuro los ancianos dejarán de estar considerados como una carga social. Serán independientes y gozarán de una buena salud física y psíquica.

La revolución de las ciencias biológicas puede acabar con las bases en las que se funda nuestra concepción del ser humano. Los grandes cambios que se avecinan se encuentran en todas las áreas, pero, sobre todo, en el tratamiento que damos a las personas mayores a los enfermos mentales y en el uso que haremos de nuestros genes.

La población del mundo occidental envejece a la par que aumenta la expectativa de vida y disminuye el número de nacimientos. Las personas de edad muy avanzada, de 85 años o más, son el grupo de población que crece con mayor rapidez, hasta el punto que para el año 2020 se duplicará su número.

Curiosamente, el encanecimiento de la sociedad es un fenómeno que no afecta solo al mundo industrializado. Ya el 46% de las personas de más de 80 años y el 60% de las de más de 60 pertenecen a países en desarrollo. ¿Significa eso que lo único que nos depara el futuro es un mundo en el que un número cada vez menor de personas aptas para el trabajo tendrá que mantener a una enorme población de personas postradas por viejas?

Asi será la situación si se sigue viendo a las personas de edad avanzada como lo hace esta sociedad actual: "El anciano ideal tiene el cabello completamente blanco, es inactivo, está jubilado y disfruta de su estado de pasividad. No es exigente, es dócil, acepta la soledad, el aburrimiento y demás impedimentos y limitaciones de la vejez, sin proferir una queja".


No obstante, algunos biólogos ya ven la posibilidad de un futuro diferente en el que los ancianos, en vez de una carga inevitable para la sociedad, serán sus dueños y señores.

En el futuro, las personas de edad avanzada serán de piel tersa, estarán en plena forma física y hablarán con voz firme y resonante. Serán personas mejor educadas, habrán viajado más y tendrán más dinero que cualquier otra generación de personas de edad avanzada. Y si están en buen estado físico y son muchos, seguro que no van a ceder su poder o su dinero a las generaciones jóvenes.

Existen razones para creer en esta imagen del futuro. Conforme envejece la población de EEUU, su peso político y financiero, claramente ha aumentado, ha conseguido promover una campaña de investigaciones científicas destinadas a modos de combatir los problemas que entraña envejecer.

Si bien la base biológica del envejecimiento sigue siendo un misterio, la genética molecular comienza a abrir nuevos caminos. Incluso los científicos europeos que se mostraban escépticos y dudaban que los aspectos biológicos del envejecimiento pudieran ser estudiados como tales, ahora reconocen que es posible hacerlo.

Por ejemplo, se pensaba que el cerebro "viejo" no podía repararse porque las células cerebrales no podían ni reemplazarse ni renovarse. Pero esta creencia está cambiando. El análisis de los efectos de traumas físicos repentinos y destructivos, como un ataque de apoplejía, llega a la conclusión de que con un tratamiento precoz los daños pueden ser evitados o subsanados. Y hay pruebas de que, al menos en el laboratorio, las neuronas tomadas de un cerebro en desarrollo pueden reproducirse indefinidamente.

Incluso a las neuronas se les puede "persuadir" para que acepten genes extraños. Si sabemos qué genes determinan los distintos aspectos del proceso de envejecimiento de las células del cerebro, ¿sería posible bloquearlos o anular su mecanismo de activación? Algunos investigadores están realizando experimentos que consisten en introducir genes correctores en el cerebro para tratar enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como el Parkinson.

Otros son de la opinión de que sería posible evitar que las neuronas viejas del cerebro murieran y "convencer" a las más jóvenes para que se reprodujeran y reconstruyeran las conexiones sinápticas.

En teoría, esto significa que el cerebro viejo puede adquirir la plasticidad del joven. La osteoporosis es la otra enfermedad que diezma a la población anciana: cuatro de cada diez mujeres y uno de cada diez hombres la padecen. Pero ya existen equipos que hacen estudios moleculares relacionados con esta patología. Otros científicos creen que ciertos métodos quirúrgicos de trasplante, completamente diferentes a los actuales, podrían llegar a ser los nuevos tratamientos para los ancianos del futuro. Imagínese una dolencia de riñón, afección bastante común que conduce a un tratamiento de diálisis, muy caro o a un trasplante. En el futuro es posible tener al alcance una alternativa mucho más barata y aséptica. El doctor simplemente tendrá que hacer un pedido de células de riñón al banco de células, compatibles con un determinado tipo de tejido y que se ajusten a unas determinadas necesidades. No será necesario que alguien done un riñón. La fuente de células serán embriones.

Cuando los investigadores comprendan en detalle estos mecanismos genéticos de diferenciación, tendrán en sus manos la posibilidad de hacer que una célula se desarrolle y se convierta en cualquier tejido. Quizá se consiga que estas células de laboratorio no contengan los antígenos que provocan el rechazo a los órganos trasplantados.

Las consecuencias que se deriven de estos descubrimientos son incalculables. Si los futuros ancianos son independientes, en buen estado físico, armados con cuerpos y cerebros "en forma", es posible que esta generación cumpla el papel de los sabios "ancianos" de las nuevas tribus nómadas en el mundo electrónico del futuro. No obstante, existen factores que pueden determinar la evolución de este fantástico futuro.

Las bacterias, los virus e incluso, estructuras más simples, tienen el poder de derrocar el orden social, infectando a los individuos de formas totalmente inesperadas. Nadie pronosticó el SIDA y nadie puede saber si aparecerán más bacterias resistentes a los antibióticos.

Las enfermedades infecciosas no respetan las fronteras, ni siquiera las fortalezas del mundo desarrollado y rico.

De pronto, la creencia de que los avances médicos nos proporcionarán remedios ilimitados para todo tipo de enfermedad resulta arrogante y pretenciosa. Quizá debamos estar agradecidos a estos poderosos microorganismos por recordarnos que del futuro real no sabemos nada.

Pero de una cosa si podemos estar seguros: “Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” Isaías 40:8 por lo tanto mi mejor consejo es: No Te Apartes De Dios

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