viernes, 7 de marzo de 2014

Hay Que Eludir El Estrés En La Tercera Edad

Numerosas investigaciones han mostrado como determinados acontecimientos o circunstancias, bajo ciertas coyunturas, pueden cambiar el curso de la vida de las personas y también afectar el equilibrio de sus relaciones con el contexto físico y en particular en el ámbito social, lo que provoca respuestas de estrés y en todos los casos afectan de una u otra manera la calidad de vida y el bienestar de los implicados.

El estrés a cualquier edad, constituye un factor de riesgo para la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas; pero esto se torna particularmente sensible en la tercera edad, etapa del ciclo vital en que resulta de suma importancia su prevención y control.

El estrés (del inglés stress, 'tensión') es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.

El estrés es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia, a pesar de lo cual hoy en día se confunde con una patología. Esta confusión se debe a que este mecanismo de defensa puede acabar, bajo determinadas circunstancias frecuentes en ciertos modos de vida, desencadenando problemas graves de salud.

Cuando esta respuesta natural se da en exceso, se produce una sobrecarga de tensión que repercute en el organismo provocando la aparición de enfermedades y anomalías patológicas que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del cuerpo humano. Algunos ejemplos son los olvidos (incipientes problemas de memoria), alteraciones en el ánimo, nerviosismo y falta de concentración, en las mujeres puede producir cambios hormonales importantes como hinchazón de mamas, dolores en abdominales inferiores entre otros síntomas.

Es una patología emergente en el área laboral, que tiene una especial incidencia en el sector servicios, siendo el riesgo mayor en las tareas en puestos jerárquicos que requieren mayor exigencia y dedicación.

Un evento estresante es aquel ante el cual el sujeto es indefenso y que posee la capacidad para provocarle una respuesta de estrés. La respuesta de estrés puede ser considerada como la estimulación psicofisiológica que se produce en el organismo como consecuencia de la interacción con determinada situación que le ha servido de estímulo o disparador.

Por eventos vitales entendemos a aquellos sucesos o situaciones no habituales que implican cambios en las condiciones de vida de los sujetos y la necesidad por parte de estos de un esfuerzo de ajuste para adaptarse o dar respuesta a las nuevas situaciones.

El impacto del evento vital y las posibles afectaciones que puede provocar en la calidad de vida y el bienestar, se debe en parte a las características peculiares de ellos: carácter inusual, alta intensidad o efectos molestos sostenidos, ambigüedad, ocurrencia de manera abrupta y falta de información.

El estrés es un fenómeno que expresa las cambiantes y complejas relaciones que mantiene el individuo con su ambiente, que en este caso resultan "relaciones alteradas" en tanto que las demandas ambientales no pueden ser satisfechas por el sujeto en función de que sus recursos resultan insuficientes para ello.

No en todos los casos la simple presencia de un evento vital provoca la respuesta de estrés, sino que depende de manera particular de evaluación que hace la persona de la situación, de su nivel de sensibilidad y vulnerabilidad ante esta y de la efectividad de las estrategias de afrontamiento utilizadas.

Al hablar de evaluación nos referimos a la connotación que el sujeto otorga a la situación (amenaza, pérdida, reto), así como a la valoración de sus recursos para hacerle frente.

La vulnerabilidad puede ser comprendida como la mayor o menor susceptibilidad del individuo ante determinadas situaciones estresantes y estará determinada por: factores personales, compromisos, creencias y recursos. Factores personales:
·        Compromisos: Aquí nos referimos a aquello que resulta significativo, importante para el individuo.
·        Creencias: Se trata de aquellas ideas y representaciones que se incorporaron en etapas tempranas de la vida relacionadas con la forma en que vemos las cosas, a los otros, el entorno y sobre todo con el propio control personal.
·        Recursos: Los más importantes son: salud, recursos materiales, creencias positivas, habilidades sociales y apoyo social. De manera particular se destaca el papel que juegan en la evaluación que el individuo realiza de la situación (amenazante, reto, neutral).

El envejecimiento como evento vital evolutivo, trae aparejada una serie de cambios biológicos, psicológicos y sociales que necesariamente implican, para el sujeto, la necesidad de determinados esfuerzos de ajustes.

Aún cuando la tercera edad puede estar acompañada de diversos eventos vitales, que el sujeto puede evaluar como causantes de pérdidas y amenazas: muerte de contemporáneos, jubilación, nido vacío, algunas pérdidas de capacidades sensoriales, el envejecimiento por sí mismo no tiene que provocar estrés, lo que dependerá en primer lugar de la evaluación subjetiva que el individuo realice de su situación y de otros factores moduladores del estrés como las características de su personalidad, el sentimiento de control sobre su vida, el grado de independencia, la percepción sobre la disponibilidad de apoyo social y en general el sistema de actividades del sujeto.


El enfrentamiento del estrés y su prevención en la tercera edad, requieren de la disposición del sujeto para implicarse en procesos de captación de información y reflexión que le permitan el desarrollo de un proyecto de vida, para mantenerse activo y desarrollar un sistema de acciones que le posibiliten mejorar su bienestar y calidad de vida.

La ausencia de un proyecto de vida adecuadamente estructurado, resulta un factor de riesgo a controlar y evitar.

La prevención y el control del estrés en la tercera edad, ha de contemplar, en primer lugar, la transmisión de un conjunto de conocimientos a los sujetos que les posibilite el reconocimiento de los estresores más importantes que suelen aparecer en esta etapa de la vida y sus efectos sobre la salud.

En segundo lugar, un adiestramiento dirigido al control de las situaciones o condiciones que favorecen el estrés, y al desarrollo de diversas habilidades personales destinadas a favorecer el cambio en las estrategias con las que se abordan los problemas de estrés.

Cuatro tipos de estrategias serán desarrolladas:
1. Estrategias generales, cuyos objetivos son el mantenimiento y la promoción de un adecuado estado físico (realización de ejercicios, dieta balanceada y apropiada a la edad), red de apoyo social y la implicación en actividades para el disfrute del ocio y la distracción.
2. Estrategias cognitivas, dirigidas al desarrollo de una visión optimista, a la modificación y control de pensamientos deformados e ideas irracionales, y el control de estados emocionales negativos (ansiedad, depresión, ira).
3. Estrategias fisiológicas, encaminadas a la prevención y control de los estados de activación psicofisiológica como la relajación física, el control de la respiración, o la meditación.
4. Estrategias conductuales, como el entrenamiento asertivo, la solución de problemas, el auto-control, o la gestión del tiempo; cuya finalidad será la elevación de los recursos del individuo para la toma de decisiones y el enfrentamiento a situaciones conflictivas.

La tercera edad puede ser una etapa que se viva a plenitud, libre de estrés innecesario, si: se adoptan un programa y estilo de vida acordes a las condiciones y posibilidades individuales; se contrarrestan los mitos y visiones negativas, que impiden la participación en actividades estimulantes de variados intereses y la motivación para implicarse en diversas actividades físicas y sociales; y se conservan una visión optimista de la vida y una auto-estima positiva.

El acercamiento a Cristo Jesús, resulta de una alta relación que permite al sujeto, asegurar su futuro, entender que no esta solo y sobre todo en encontrar el consuelo y la sabiduría a sus retos en la Palabra bíblica.


Después de todo no hay stress que pueda ante la liberación que da Jesucristo.

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