viernes, 21 de diciembre de 2012

Moisés No Pasa De Moda



Al igual que muchas personas de edad avanzada, Moisés sintió que había ganado una jubilación tranquila. Él había sido fiel a su familia y había trabajado duro como pastor ovejero. Era un hombre viejo. Era el momento para que los más jóvenes lo relevaran.

Moisés hacía tiempo que había abandonado cualquier esperanza que tenía de ser un gran líder. Había sido criado en el palacio del Faraón. Había visto cómo el poder funciona. Se había familiarizado con las glorias de la corte del Faraón. Pero eso hacia mucho tiempo, antes de matar al egipcio. Desde ese fatídico día, había vagado por el desierto con sus ovejas.

Ya en sus ochenta años, Dios envió una zarza ardiente. Al principio, parecía bastante normal y entonces Moisés notó que la zarza no se consumía por el fuego. Eso llamó su atención. Y Dios le habló, diciéndole de su preocupación por los esclavos hebreos. Moisés estaba anonadado. Finalmente, Dios había escuchado el clamor de su pueblo, y ha decidido hacer algo. Moisés había estado esperando algo así desde que él había matado al egipcio, años antes.

Pero entonces Dios dejó caer la noticia. Dijo, "Yo te enviaré a Faraón, para que saques a mi pueblo de Egipto". Moisés no sabía si reír o llorar. Era Dios hablando en serio? Moisés pensaba... ¡Yo, un pastor de ochenta años de edad!

Moisés preguntó: "¿Quién soy yo para ir a Faraón? Yo no podría hacer algo así. Faraón me matara antes de hablarle. Puedo estar viejo de ochenta años, pero no estoy dispuesto a morir todavía. Además he sido pastor aquí en los montes tanto tiempo, que ni me acuerdo de cómo vestirme para la corte de Faraón. Elige a alguien más joven, Señor ".

Pero Dios le contestó solamente: "Yo estaré contigo".

Entonces Moisés dijo: "¿Quién eres tú?. Si me preguntan cuál es su nombre, ¿qué les digo?"

Dios respondió: "Yo soy el que soy".

Entonces Moisés dijo: "¿Y si no me creen? ¿Qué pruebas puedo ofrecer?"

En respuesta Dios hizo que Moisés arrojara su vara al suelo y se convirtió en una serpiente. Entonces Moisés se metió la mano en la camisa y salió leprosa. Luego vertió agua sobre la tierra seca y se convirtió en sangre.

Entonces Moisés dijo: "Yo no soy elocuente. ¿Quieres que libere a los hebreos e intimide a Faraón, pero sssii-tartatamudeo. ¿Cómo puedo hacer el trabajo que usted quiere?

Dios respondió: "¿Quién hizo la boca?" Moisés apunto: “Tu, eres el creador de todo”. Entonces si Dios puede hacer una boca, es que puede ayudar a una persona a hablar bien. ¿Ok?... Ok.

Finalmente, Moisés hizo su última objeción. "Señor, por favor, envíe a alguien más." Cuando por fin se quedó sin razones, afloró la verdadera razón. Él no quería ir.

Suena como la razón de muchos hombres. "Tengo mil razones para quedarme en casa, pero la verdadera razón es que yo no quiero ir".

Eso debió enojar a Dios. ¿Qué hizo Dios para convencer a Moisés? Él era un hombre difícil de convencer. Dios se le apareció en una zarza ardiente, empezó a hablar con él y Moisés respondía como si estuviera hablando con un vendedor de frutas.

Moisés era como un toro metido en un armario de porcelana. Había metido la pata con su lengua propia, ignorando por completo que fue Dios mismo quien había venido a darle un mensaje. Moisés estaba en un gran dilema y aun así seguía indolente.

Dios tuvo que decirle a Moisés: "No te acerques. No me mires. Quítate los zapatos, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es". Moisés se comportaba ignorante y torpe.

Moisés estaba “cortando varas”. Él vio la zarza ardiente. Él oyó a Dios hablar con él. Oyó el liderazgo que Dios exige de él. Oyó a Dios exigente de que sea obediente. Caminó hasta la zarza ardiente, admirado y seguía cortando varas.

En realidad, Moisés es mi tipo de hombre y por ello me parece reconfortante el como Dios trató con tanta paciencia con Moisés.

Cuando yo entre por primera vez a una iglesia evangélica, una persona mayor se acerco y me dijo: “Dice el Señor, que terminaras sirviéndole a El, por tiempo completo”... “vieja loca”, le conteste... y pase un año y días sentado en las sillas sin recibir a Jesús, puedo decir que pase un año y días cortando varas. Todos los cultos terminaban con un llamado... pero yo no escuchaba y Dios paciente, de seguro solo sonreía y en sus adentros se decía “ya veras, ya veras”.

Incluso ahora, casi veinte años después, en algunos casos me quejo. Incluso en esta ciudad de Soyapango, que conociéndola bien resulta encantadora. Incluso en esa congregación bella de “el Renuevo” con su gente hermosa. Yo no quería venir aquí. Sin embargo, aquí estoy. Siempre recuerdo a aquella mujer que en mi primer día me dijo: “Dice el Señor, que terminaras sirviéndole a El, por tiempo completo” y le dije ofensivamente “vieja loca”... y ahora aquí estoy, loco, sirviéndole a Jesucristo.



¿No eres un poco como Moisés también? No vuelvas a decir: "¿Por qué yo? ¿Por qué debo hacer eso o lo otro? Envíe a otro o veces nos quejamos y decimos a Dios: "¿Quién eres tú, quién eres tú para pedir tanto de mí?"

Muchos no están con Jesucristo o no van a una iglesia porque tienen miedo de que nadie les va a creer. Tienen miedo de lo que la familia o amigos dirán si glorifican a Dios en su vida diaria. No nos importa si la gente piensa que estamos locos por el fútbol, pero si nos importa el que dirán si seguimos al Señor. Por favor, no dejes que ellos piensan por ti, Dios siempre tiene algo bueno para ti, búscalo, deséalo y encuéntralo.

No puedes darte el lujo de pensar que tienes pocas habilidades. Hay un montón de personas que podrían hacer un mejor trabajo, pero Dios quiere el tuyo con toda tu gracia y todos tus defectos.

No importa la edad, para Dios no es problema el ser niño, joven o viejo, El sabe que todos tienen buenas habilidades para hacerlo, tan solo hoy que podemos pensar en un año o un tiempo venidero digámosle: “Pídeme que haga algo, Señor, cualquier cosa”

De seguro antes de que te conteste Dios, te contestaste tu: “¿Que hago? ¿Que estoy diciendo? Tengo mis propias responsabilidades para afligirme y estoy pidiendo mas. Tengo pagos de la casa, la cuota del coche, pagos de luz , agua, teléfono, facturas de la universidad, problemas, problemas, problemas. Lo que sea para terminar diciendo: “Señor, yo tengo las anteriores buenas razones para no hacerlo”.

Hay un poco de Moisés en cada uno de nosotros, él ya no esta aquí. Pero tenemos que recordar que las objeciones de Moisés no eran el final de la historia. Por mucho que Moisés se quejó, él también le trabajó. Por mucho que le interrogó, también obedeció. Luego fue nariz a nariz con el Faraón. Pronto estaba llevando a Israel de Egipto y hacia la tierra prometida.

Así como somos de parecidos a Moisés en sus quejas y preguntas, seamos también como Moisés en su obediencia. Después de que hemos dado a Dios todas nuestras excusas, vamos a ponernos bien los pantalones y las mujeres sus vestidos y a empezar a movernos. Después de haber molestado a nuestra esposa (o esposo) y aburrido a nuestros amigos con nuestras quejas, vamos de ahora en adelante a procurar mejorarles su vida, llevémoslos a Jesús.

A todos el Señor nos ofrece la finalización de nuestra esclavitud, ahí esta la Tierra Prometida. Él nos está llevando, dejemos que El, quite nuestros miedos y con El, tendremos un lugar donde estaremos a salvo y seguro.

NO ES EXCUSA tu edad, 60, 75, 80, 100 y ¿QUE? Él nos lleva lejos de todas las mentiras y los compromisos que nos han esclavizado, nos lleva a un lugar donde podamos mantenernos erguidos y caminar libre. Él nos está llevando a cabo de la oscuridad a la luz. Presta atención a su llamado, obedece al Padre y te convertirás en un heredero del Reino de Dios. Y RECUERDA: MOISÉS VIVIÓ 120 AÑOS.

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