viernes, 20 de julio de 2012

La Imprescindible Amistad


En la actualidad el problema de la marginación en los adultos mayores sigue manifestándose y quizá hasta aumentando. Desdichadamente este segmento de la población sigue ignorada por diferentes razones: falta de amor, de valores, de cultura, de tiempo y principalmente por cuestión social, como también incide el factor económico.

Pat Blair en su libro Como asumir la Tercera Edad, escribe "Muchas veces cosas como sentirse querido, deseado y necesitado por otros hacen que seguir viviendo merezca la pena. Sin el contacto con otros seres humanos, los problemas pueden crecer, las enfermedades toman una nueva dimensión y no disponemos de un baremo que nos permita poner en perspectiva nuestros problemas".

Lo cierto es que cuando envejecemos, ya no hay tantas personas a su alrededor con las que pueda entenderse y relacionarse. Algunos de nuestros amigos se han muerto. Tal vez has tenido que trasladarte del lugar donde antes vivías a otro. Además, a nuestra edad es más difícil hacer nuevas amistades: ya no tienes compañeros de trabajo, probablemente tengas una vida social menos activa que antes y desde hace muchos años carece del grupo de amistades tradicionales como por ejemplo la puerta del colegio de tus hijos o la asistencia a algún deporte. Muchos tan solo están en sus casas callados y sumergidos en sus recuerdos y sus pensamientos... no hay nadie a su lado.

Por todo ello, en la tercera edad valoramos especialmente los viejos amigos y nuestro lenguaje social e historia común nos unen más que nunca.

En el presente y para quienes tienen acceso a Internet, esta nos permite localizar personas con las que hace años perdiste el contacto. También existen todo tipo de club, sociedades y asociaciones para la tercera edad pero no en todos los lugares. En la ciudad donde yo vivo y en la generalidad de mi país (El Salvador) no los hay.

Indudablemente que ha cuanto más años, menos amistades. Un tipo de amistad muy especial es aquel que se forma traspasando generaciones. Abuelos y nietos comparten una afinidad tan especial que debe ser apreciada y celebrada y si no gozas del privilegio de ser abuelo, tal vez podrías convertirte en "tío" o "tía" adoptiva de un niño. Los miembros de la tercera edad, con nuestras arrugas e historias de un lejano pasado, resultamos muy fascinantes para los niños.

No existen unas reglas sobre cómo hacer amigos aplicables a todo el mundo. Todos somos diferentes y algunos somos más tímidos que otros. Además, con la edad es cada vez más difícil para muchos de nosotros saber cómo presentarnos a otras personas. Estamos más inseguros sobre qué podemos ofrecer a una relación de amistad y tenemos más miedo ante un posible rechazo. Por otro lado, generalmente no somos dueños de todo nuestro tiempo.

Tal vez sea difícil hacer amigos. Pero probablemente es más difícil todavía vivir sin ellos.

Tener amigos favorece la integración social, las personas se sienten acompañadas, aunque no exista un compartir presencial frecuente, brinda placer, nos permite crecer.

La amistad entre las personas, en todos los ciclos de la vida del ser humano, es especialmente valorada por nuestra naturaleza social, cultivarla es algo fundamental y muy importante en el desarrollo de la vida.

En tal sentido, los lazos de la amistad otorgan, además de satisfacción plena, apoyo emocional y seguridad, nos ayudan a desarrollar una autoestima alta y buena.

Es reconocido también que tener amigos favorece la integración social, las personas se sienten acompañadas, aunque no exista un compartir presencial frecuente, brinda placer, nos permite crecer y sentir apoyo en los momentos difíciles.

Un estudio Australiano de la Universidad de Flinders, determinó que tener un grupo sólido de amigos aumenta la expectativa de vida de las personas mayores, se pudo concluir que los amigos influyen de manera más directa en la prolongación de la vida que los familiares.

A los amigos los elegimos voluntariamente, es imposible depositar amistad en alguien que no es de nuestro completo agrado, esta particularidad hace que desarrollemos sentimientos especiales hacia ellos y les otorguemos un rol fundamental. Las pérdidas que se van experimentando, a medida que avanzamos en edad, de nuestros familiares más cercanos como cónyuges, hermanos, cuñados, etc.,  son enfrentadas de mejor manera con un buen amigo al lado.

El no habernos hecho de amigos, depara el llegar a la edad adulta sin alguien con quien celebrar o intercambiar experiencias, consolarse, entregar mutua atención, tener un referente con el cual seguir cultivando la vida.

Los que hemos experimentado alguna vez la satisfacción de compartir un cafecito o una cena con un gran amigo o amiga,  sabemos lo que es quedar con el corazón lleno de sensaciones placenteras, que quedan grabadas en nuestra memoria como recuerdos positivos, que son rememorados cada vez que queremos volver a sentir la sensación del placer vivido.  Estos recuerdos se transforman en poderosos recursos para sortear los momentos de tristeza y de soledad. Aquellos que no han tenido esas vivencias no tienen que recordar.

En cualquier tiempo de nuestras vidas podemos cultivar la amistad, no es difícil encontrar personas que durante su juventud y edad adulta estuvieron tan abocadas a cumplir correctamente compromisos y responsabilidades que al llegar a la tercera edad solo dan cuenta de lazos familiares. Sin embargo siempre es posible empezar, hoy existen muchas vías para poder encontrar amigos, la integración social en este ciclo de la vida es fundamental.

Atrevámonos y despojémonos de miedos y desconfianzas miremos a nuestros pares como potenciales amigos, ellos sin siquiera proponérselos podrían transformar nuestras vidas, prolongar nuestros años activos y ahuyentar las enfermedades, solo es cuestión de voluntad.

Filipenses 3:12..13: "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que  prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,  prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús"

Cultivar la espiritualidad es otra forma de allegarnos a la amistad. La amistad y la espiritualidad no se desarrollan plenamente, si no se les da el lugar que corresponde en la vida diaria.

Partimos de la premisa de que el ser humano es cuerpo, alma y espíritu y consideramos al espíritu como el enlace de la amistad que nos acerca y nos une a Dios, que es también espíritu. Por eso la dimensión espiritual en un ser humano es tan importante y afecta (bien o mal) a las otras dimensiones, la física y la del alma (sentimientos, intelectualidad).

De una satisfactoria vida espiritual dependerá una saludable vida emocional y física, aunque no puede decirse lo mismo para el caso inverso: no todo el que tiene salud o se siente satisfecho emocionalmente, vive una vida plena. Puede ocurrir que aun teniendo paz en estas dos áreas, sin embargo todavía se experimente un vacío existencial muy difícil de llenar. La crisis de la espiritualidad es la crisis de la modernidad. Es el hombre sin Dios, arrojado en el mundo, de que nos habla la filosofía existencialista.

No se puede vivir ignorando lo espiritual: vivir sin lo espiritual, es vivir a medias. Romanos 8:6: "Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz "

La opción que se nos plantea es vivir la edad madura como un almendro florecido o como una higuera estéril; una higuera estéril ya no sirve. Sus ramas se secan, su hermosura se extingue, su razón de ser ya no existe. Ya no dará fruto, ni sombra, ni abrigo. Es arrancada y quemada en el fuego...

Eclesiastés 12, compara a la vejez con un almendro florecido, por el color blanco de sus flores, como coronando una cabeza encanecida por los años. Y es verdad que se oscurecen los que miran por las ventanas (v.3: los ojos); y se van cerrando las puertas de afuera (v.4: los oídos); y cesan las mulas (v.3: los dientes), y crecen los temores (v.5), y se perderá la fortaleza de antaño (v.5), y la alegría de vivir disminuye (v.4)... Es el ciclo de la vida, y hay que aceptarlo y afrontarlo con paz... Depende de uno cómo decida vivirlo y depende también de uno, cómo ayude a los demás a afrontarlo... Porque una higuera estéril ya no sirve de nada, pero un almendro florecido no sólo es bello, sino que anuncia que pronto volverá a dar fruto... ¿Y es posible?... Si es posible, porque mientras hay vida, hay esperanza.

¡Ánimo, a cultivar amigos y ser felices!

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