viernes, 22 de junio de 2012

El Amor De Dios A La Mujer Que Envejece


Todos tenemos temor o miedo a envejecer, pero esta situación se acentúa mas en la mujer, temen sentirse viejas y llegar a ser consideradas viejas. Pero el tiempo es inevitable para todas y más vale aceptarlo y disfrutarlo plenamente. Después de todo siempre son bellas.

George Christoph científico y escritor alemán escribió esta preciosa verdad: “Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos.”

Podríamos decir que en el momento que nacemos, en ese mismo momento ingresamos a la universidad de la vida, en esta universidad encontraremos a muchos maestros, profesores y consejeros, como a otras personas, que serán parte fundamental e importante en nuestra formación, contamos también con un maestro muy especial que nos acompañara toda la vida y me refiero al tiempo que no se detiene y a su paso va dejando crecimiento, sabiduría y una colección variada de historias unas bonitas, otras feas que van conformando una vida, por otro lado desde que nacemos envejecemos y los años van dejando surcos como señal inequívoca de la vejez corporal.

El viejo, es viejo cuando llega al extremo de hacer poco flexible y tolerante una cosa, especialmente un pensamiento o idea, se radicaliza en sus propias ideas, antiguas, arcaicas y se cierra a las cosas nuevas, porque lo nuevo le asusta; de igual manera la mujer es vieja cuando piensa sólo en ella misma, cuando piensa que lo merece todo y se olvida de los sentimientos de los demás y deja de luchar.

Porque según el viejo, otros deben de luchar por ellos, se ampara en experiencias pasadas, se le olvida que la vida es mejor comprendida cuando miramos hacia nuestra propia historia, encontramos algunas respuestas cuando miramos hacia atrás, pero se vive mejor si miramos hacia adelante, hacia un futuro que a lo mejor no alcancemos, pero quedará como herencia para las próximas generaciones.

Alguien dijo: “no le quite años a su vida, póngale vida a los años” y esto lo podemos conseguir si disfrutamos la osadía y el empuje de los jóvenes y les brindamos la luz de nuestros ojos para guiarlos en lugar de criticarlos o de pretender que piensen y actúen como nosotros. Si en lugar de sentarnos apaciblemente a repasar lo que fuimos, nos ocupáramos en buscar lo que aún podemos ser y hacer, nos daríamos cuenta que seguimos creciendo y envejeciendo y con sabiduría que se acrecienta día a día.

Crecer y envejecer con sabiduría no es envejecer.

Son muchas las cosas que nos hacen ver que no existe una edad que nos clasifique como viejos, pero la mujer tiende, mas temprano que el hombre, a crear la edad en su mente, en su actuar, en su forma de pensar; a muchas personas les preocupa envejecer, pero a ellas es mucho más preocupante ser vistas como vieja, no creer en la edad no es necesariamente no aceptar que hemos envejecido.

La vida nos da muy poco tiempo para pensar en los años mozos que se fueron, que se esfumaron, pero en cambio dejaron el producto de esfuerzos, beneficios y consecuencias de un trabajo arduo y constante que nos impidieron ver con claridad como los años pasaron por nuestro lado.

Podríamos asociar el miedo a envejecer con ideas equivocadas que nos hacemos acerca de la vejez, algunas de esas ideas nos llevan a pensar en ella como una etapa negativa de la vida, nos da miedo envejecer y la mujer teme en si misma el perder la lozanía y la frescura propia de la femineidad de la juventud y adultes, así como la fuerza física en un hombre.

Aun así, nos contradecimos cuando pensamos en la muerte, no nos gustaría morir jóvenes, pero nos da miedo llegar a viejos, no podemos tampoco negar que existen a favor y en contra en la vejez, pero muchos de esos contra los podemos evitar, tratando de que no sea una etapa de miedos, sufrimientos y hasta de abandono de nuestros seres mas amados.

Es labor de quienes aún no han llegado a la vejez, velar por que los mentores, los sabios de nuestra familia y de nuestro entorno, se sientan cómodos, motivándolos y convencerlos que si son capaces y que sí vale la pena, tratando de sacarlos de su propio pensamiento de autoconmiseracion expresado en un “no puedo o no vale la pena ya estoy viejo” al hacerlo estamos preparándonos para que al llegar a la tercera edad, la gente menuda que aprendió por ejemplos, nos trate a nosotros sus padres durante la vejez, como nos vieron tratar a sus abuelos.

Amados y amadas, esforcémonos por servir así con nuestros cabellos con las señales del tiempo, de los años vividos, cuando ya nuestros ojos cansados no nos den más permiso para leerles a nuestros nietos los cuentos y las enseñanzas bíblicas que los hicieron soñar entonces podremos vivir nuestra vejez al arrullo de risas, alegrías, enseñanzas, ejemplos y el amor que les estamos dejando por herencia, entonces nos daremos cuenta que no hay razón para temerle a envejecer, después de todo, nadie nos prometió la juventud ni la vida eterna.

Mujer no le temas a la vejez. Al leer el capítulo 54 de Isaías nos encontramos con una verdadera revelación de amor incondicional de Dios a su pueblo a quien compara con una mujer delicada, frágil, abandonada y de edad avanzada... "No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidaras de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria" (Versículo 4)

Que maravilloso es el Dios Jehová, quien te ofrece protección, si caes te levanta, sacude tus ropas y toma tu mano para guiarte a paso seguro y te promete más aún perdonar el pecado cometido en los años irreflexivos de juventud y guiarte con paciencia y sumo cuidado en los años de tu vejez, promete hacerte olvidar toda amargura, pesar, abandono y soledad y más aún sigue prometiendo... (versículos 5 y 6) "5 Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.  6 Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo"

Cuántas ancianas solas, tristes, abandonadas hasta por sus hijos algunas. Pero hay un Dios fuerte y celoso que dice: Yo soy tu marido, tu Hacedor, Jehová mismo se proclama tu Dios y tu Redentor. El toma el lugar de tu esposo y lleva tu vida mujer en sus amorosas y fuertes manos ¡Qué has de temer si tu confianza es puesta en Dios mismo soberano y todopoderoso! "Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre" (Salmos 118:8).

Jesús tomó como ejemplo a una viuda muy pobre que entraba al templo y depositaba todo lo que tenía como ofrenda (Lucas 21:1..4), Jesús que estaba allí observaba como los ricos daban ofrenda en un acto soberbio y más que por generosidad por altivez, para que todos notaran su riqueza, más esa sencilla mujer, que seguramente en todo momento pasaba desapercibida, sola, viuda, seguramente tristemente vestida, humilde, mirada en menos por muchos, fue vista por Jesús, valorada y puesta como ejemplo por sobre todos los demás. Simplemente ella dio de su corazón, con humildad, deposito todo lo que tenía y no de lo que le sobraba, hizo una ofrenda real, genuina, de grato aroma para el Señor, de esta forma Cristo hizo real en ella la palabra de Salmos 138:6 "Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, más al altivo mira de lejos".

En toda la palabra de Dios encontramos los más variados pasajes que dan cuenta del amor infinito y atención especial que brinda el Todopoderoso a las mujeres viejas, otro ejemplo de ello es Dorcas (Hechos 9: 36..43) ...Dorcas enfermó gravemente y murió, y sus vecinos alarmados y muy entristecidos recurren a Pedro que se encontraba en las cercanías de Jope y lo traen hasta donde reposa el cuerpo de Dorcas, el discípulo llega allí e inmediatamente busca dirección divina a través de oración y Dios revela a Pedro el testimonio de Dorcas y más aún Dios la encuentra digna de volver de la muerte y de ser resucitada allí mismo. Sin mediar más Pedro da la orden y aquella anciana frágil, generosa y trabajadora vuelve a vivir ¡Alabado sea el nombre del Señor!

Por qué creer que las dádivas de Jehová están reservadas para algunos pocos que pueden trabajar en la obra si Él, no hace excepción de personas (Hechos 10:34), ¿por qué pensar que el trabajo ministerial está reservado exclusivamente para los jóvenes?, ¿por qué pensar que los ancianos y ancianas deben ocupar un lugar recesivo dentro de los planes de Dios si durante toda la historia bíblica los ancianos han sido los protagonistas?

Para poder apreciar esto más de cerca pondremos el ejemplo de una anciana que fue bendecida y que a través de esta bendición fue cambiado el curso de la historia bíblica: Génesis cuenta de un matrimonio de ancianos Abraham y Sara. La historia de este matrimonio comienza en el Capítulo 11 de Génesis, pero la historia de su descendencia aún continúa como una promesa hecha por Dios, quien prometió a Abraham darle una descendencia tan grande que no podría jamás ser contada (Génesis 16:10). ¿Cómo podría ser esto si ambos eran ya de edad avanzada? Y más aún Sara nunca había concebido pues era estéril. ¿Por qué Dios querría elegir a un par de ancianos para bendecidles con esta tremenda promesa? ¿Por qué buscar este matrimonio viejo, cansado, ya en el ocaso de sus días? ¿Por qué no buscar a un matrimonio joven, vigoroso y fértil?

¿Sabes por qué?

Simplemente porque Dios no ve tu condición física, psicológica, tu fuerza, nada de eso, El no necesita de características carnales especiales para llevar a cabo sus propósitos, El sólo ve tu corazón y con eso basta. No importa la edad que tu tengas, ni tu condición, El no ve tu apariencia externa, El ve tú corazón.

Vamos mujer eres bella, amada, preciosa pero sobre todo esto eres amada de Dios, levanta tu rostro y añade vida a tus años.

No Olvides: Por El Solo Hecho De Ser Mujer Eres Bella.

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