viernes, 4 de marzo de 2022

Entendiendo La Vejez Por Saúl Guevara

 

La edad avanzada no implica pérdida de derechos, ni tampoco infiere que debe haber un trato diferente. Los adultos mayores son sujetos activos y con potencial a desarrollar en diversas actividades, deben vivir en condiciones dignas y disfrutar de su autonomía e independencia.

 Para muchas personas la vejez es un proceso continuo de crecimiento intelectual, emocional y psicológico. Momento en el cual se hace un resumen de lo que se ha vivido hasta el momento. Es un período en el que se debería gozar de los logros personales y contemplarse los frutos del trabajo personal, útiles para las generaciones venideras.

 El envejecimiento es un proceso afecta a todos y requiere una preparación, como todas las etapas de la vida. Constituye la aceptación del ciclo vital, único y exclusivo de uno mismo y de todas aquellas personas que han llegado a este proceso.

 Saber que todos envejecemos, prepararnos para hacerlo bien y sacarles mayor provecho posible a esos años, es un aspecto importante de nuestra educación.

 El envejecer es un proceso dinámico, gradual, natural e inevitable. Este proceso es impreciso. Nos vamos dando cuenta de él por el reconocimiento de nuestro cuerpo cambiante, del espejo, de la mirada del otro y de la exclusión de la sociedad en la mala interpretación del proceso productivo.

 La vejez comienza alrededor de los 65 años y se caracteriza por un declive gradual del funcionamiento de todos los sistemas corporales.

 A diferencia de lo que muchos creen, la mayoría de las personas de la tercera edad conservan un grado importante de sus capacidades, tanto físicas como mentales, cognitivas y psíquicas.

 También es cierto que la vejez es una etapa caracterizada por la multiplicidad de pérdidas y la elaboración de duelos que acontecen esas pérdidas. El sujeto que envejece va perdiendo interés vital por los objetivos y actividades que le posibilitan una interacción social produciéndose una apatía emocional sobre los otros y al mismo tiempo, el sujeto se encierra en sus propios problemas. Esta situación conlleva al aislamiento progresivo del anciano.  

 Como parte del imaginario social, circulan una gran cantidad de ideas erróneas acerca del envejecer y la vejez, funcionando como mitos y prejuicios, perjudicando de esta manera el buen envejecer.

 Estos prejuicios en la mentalidad de la gente, funcionan determinando actitudes negativas frente al proceso del envejecer, acentuándose aún más con los viejos.

 Estas ideas y prejuicios no surgen por casualidad, sino que son producto del tipo de sociedad a la que pertenecemos, una sociedad materialista, basada en la productividad y el consumo, con grandes adelantos tecnológicos y donde la importancia de los recursos están puestos en los jóvenes.

 La sociedad actual, valora todo aquello que le resulta productivo, por lo tanto, fácilmente se considera que las personas mayores no aportan nada o que por el contrario representan una carga. En consecuencia, se hace una valoración negativa y poco respetuosa de las personas mayores.

 La sociedad moderna excluye a nuestros mayores, provocando en ellos malestar y complicaciones, falta de ilusión, de alegría, de ánimo. Llevándolos a la soledad, sin integrarse en el grupo social o familiar como mero sujeto pasivo que subsiste entre recuerdos y nostalgias. La falta de comunicación de afectividad y la incomprensión, son factores determinantes y creadores de tristeza y de enfermedades.

 En la sociedad actual prima lo joven, lo bello, lo pasional, el hedonismo puro y todo sujeto que no se incluya en este rol de comportamiento es apartado de la sociedad.

Por la edad o el aspecto físico se los arrincona, se los jubila y abandona a su suerte, perdiendo desde el poder adquisitivo hasta la dignidad, deteriorándose su calidad de vida.

 Cuando el sujeto ya deja de trabajar, con o sin jubilación, pasa a engrosan las filas de los llamados "pasivos", obligándolos a replegarse sobre si mismos a un reposo forzoso. Todo porque la persona no se encuentra preparada.

 Si bien para muchos es el momento de disfrutar del tiempo libre, para otros es un momento de estrés, ya que el retiro les supone una pérdida del poder adquisitivo y por ende en la autoestima.

 Es necesario que a lo largo de la vida las personas, según sus tendencias e intereses, amplíen de círculo de actividades, de manera tal que, al llegar a la vejez, puedan ocupar el tiempo que tienen a su disposición. Es un momento propicio para dedicarse a actividades que no pudieron realizarse antes.

 La mayor parte de los ancianos, salvo impedimentos físicos graves, se encuentran en disponibilidad de fortalecer y desarrollar actividades que les despiertan placer. El despliegue de ellas, ya sean intelectuales, culturales o físicas, retrasan el deterioro mental y anímico que ocurre en el proceso fisiológico del envejecimiento.

Esta es una etapa en la se adquiere un nuevo rol: el de ser abuelos, rol que conlleva la idea de perpetuidad. Los abuelos cumplen una función de continuidad y transmisión de tradiciones familiares, culturales y sociales. Por ello jubilarse y envejecer no justifica que nos retiremos de la vida social, implica una forma diferente de participación.

 Los fantasmas del envejecer están relacionados con los prejuicios de nuestra sociedad, que se ciernen sobre ellos signándoles a tener conductas acordes a lo determinado por dicho imaginario.

 ¿Qué nos pasa como sociedad que no podemos ver que nuestros mayores representan el compendio de la memoria, de la experiencia y por lo tanto de la sabiduría, valores necesarios para que la sociedad se desarrolle?... ¿Qué nos pasa como sociedad que no podemos recuperar las pautas de respeto a la experiencia y el afecto hacia las generaciones de mayores, de cuyo consejo y testimonio dependen también la estabilidad y la columna vertebral de nuestro cuerpo social?

 Ser mayor no es estar retirado, es una forma diferente de participación, que es indispensable para nuestro propio crecimiento y el de nuestros hijos.

 Y no olvidemos: 1 Pedro 5:5 "Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes"

S.A.G. – 04 – MAR – 2022

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