viernes, 23 de abril de 2021

Los Viejitos Una De Las Mayores Fortalezas De La Iglesia Por Saúl Guevara


 “Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día.” 2 Corintios 4:16 NVI

 Las personas tienden a pensar que no pueden hacer mucho por Dios cuando llegan al ocaso de sus vidas. Pero recordemos que Dios no cambia sólo porque su salud no es buena o se siente débil o ya llego a su tercera edad. La fe que está dentro de cada uno no ha desaparecido, a menos que haya dejado de alimentarla con obras de fe. Lo que Dios nos ha llamado a hacer en la vida, no dependen de fortaleza física o financiera.

 La iglesia tiene en la gente “viejita” que ha caminado con Dios por años y años una de sus mayores fortalezas. Con su sabiduría y su fuerza de fe, siguen asidos a Dios, y aunque sus cuerpos estén un poquito “desgastados”, son fuertes, porque Dios es su fortaleza.

 Si está envejeciendo he aquí algunas cosas que debe pedirle a Dios que le ayude a ejecutar, para Su gloria: ser voluntario en albergues para desamparados, ir en viajes misioneros, cantar en el coro, escribir cartas a huérfanos, enseñar un estudio bíblico y pasar tiempo en oración.

 Esta es la respuesta para tú llamado:

 ·         Isaías 6:8 “Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí: Heme aquí; envíame a mí.”

·         Hechos 9:10 “Había en Damasco cierto discípulo llamado Ananías; y el Señor le dijo en una visión: Ananías. Y él dijo: Heme aquí, Señor.”

 ¿Acaso usted tiene objeciones o excusas para no servirle a Dios?

 

Me sorprenden mucho los diferentes llamamientos que Dios ha hecho en diferentes ocasiones y a diferentes individuos. Casi todos siguen un esquema idéntico: la presentación de Dios, el llamamiento específico, la objeción de parte del escogido, las señales de Dios y la respuesta.

 Analicemos bajo estos puntos en el llamamiento de Moisés:

 a)    Las señales de Dios.

 Éxodo 4:1. Dios tiene se vale de algunas señales: primero la vara que se convierte en serpiente, segundo su mano al meterla en su seno se volvía leprosa y al volverla a meter salía limpia y tercero las aguas del río se convertirían en sangre.

 A pesar de todo esto Moisés presenta una objeción en Éxodo 4:10. Cualquiera puede imaginarse que un hombre que creció en el palacio del Faraón tendría una educación suficiente como para hablar en cualquier momento y en forma precisa, pero Moisés cree que no puede hacerlo.

 Podemos deducir que allí no radicaba el problema, ya que más adelante se puede ver que sí pudo hablar con capacidad, en forma precisa, clara y firme. Su duda mayor era si en realidad él estaba en la capacidad de sacar a un pueblo entero de la opresión en que vivían. Por eso presenta una objeción a Dios en Éxodo 4:13, 14a.

 Se puede notar que Moisés ya no tenía argumentos o pretextos para objetar el llamamiento específico que Dios le estaba haciendo. Por último, le dice: "Manda al que debes enviar". La consecuencia fue que Dios se enojó.

 Vemos después que Dios en su ira no descarta a Moisés, sino que le ofrece un ayudante: Aarón. Y finalmente Moisés acepto el llamamiento de Dios.

 b)   La respuesta de Moisés.

 En Éxodo 4:18 vemos que Moisés toma la iniciativa de regresar a Egipto, para saber en qué situación estaba su pueblo, seguramente quería comprobar, si Dios en efecto estaba diciéndole la verdad.

 Luego se dio una acción interminable de prodigios, plagas y señales contra el Faraón y contra Egipto, hasta la liberación total de Israel.

 c)    ¿Qué de nosotros?

 Con seguridad Dios se ha presentado de una manera viva y desafiante en nuestra vida, para llamarnos a una misión o ministerio específico, pero igual que Moisés quizá hemos puesto demasiadas objeciones para no obedecer, tales como: ¿Por qué yo? ¿Qué les diré? ¿Con qué poder iré para que me escuchen? Además, no puedo expresarme bien, no tengo una ayuda idónea, es preferible que llames a otra persona. Nuestra lista de objeciones es interminable y tal vez ya hemos hecho enojar a Dios.

 Sin embargo, con seguridad Él nos ha dado suficientes señales para confirmar nuestro llamamiento, a pesar de eso seguimos dudando y no queremos dar una respuesta inmediata.

 Jesús dijo muy claramente: "Yo he venido para dar buenas nuevas a los pobres, a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos, a poner en libertad a los oprimidos y a predicar el año agradable del Señor". (Lucas 4:18…19).

 Debemos empezar por ser obedientes al Señor y trabajar en el área en la cual Él nos está llamando. 


  El hecho de ser viejo, nos da el derecho de hacer vida una de nuestras mayores suplicas bíblicas: "Aun cuando sea yo anciano y peine canas, no me abandones, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a la generación venidera, y dé a conocer tus proezas a los que aún no han nacido." Salmo 71:18 NVI

 Los primeros cristianos “pusieron al mundo de cabeza”. Su responsabilidad y la nuestra actualmente es la misma: rescatar a los que perecen, cuidar de los moribundos, ir a los desamparados y decirles que Jesús salva.

 Dios te prometió que estaría contigo aun en tu vejez, no te detengas por unas arrugas, el mundo necesita de sus viejos.

 Ponte hacer algo.

S.A.G. – 23 – ABR – 2021

 

 

 

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