viernes, 15 de enero de 2021

Ya Aburre Habla Siempre Lo Mismo Por Saúl Guevara

 


No es raro y a la gran mayoría de viejos nos pasa hablar bastante sobre lo mismo, es fácil oír “Cuando vivía en.…”, “Cuando yo estuve en.…”, “Cuando trabajaba en.…” pues así comienzan muchas personas mayores a narrar parte de su historia, con nostalgia, ilusión y deseo por encontrar alguien que los escuche, sin que le digan “otra vez lo mismo”. Pero para el escucha no resulta fácil, porque la historia se repite una y otra vez y terminan por contar siempre lo mismo.

 Proverbios 23:22 "Escucha a tu padre, que te engendró, y no desprecies a tu madre cuando envejezca."

 Para nosotros los cristianos, tenemos un mandato de escucharlos y debemos conocer por qué se da ese fenómeno de repetir lo mismo. Es que, el proceso de envejecimiento produce diferentes crisis: de identidad, de autonomía, de pertenencia... Y para afrontar la crisis de identidad muchas personas mayores disponen de este recurso que es el de retornar al pasado.

 Pero no siempre este retorno al pasado es bien entendido. Por ignorancia, una amplia mayoría cree que la tendencia que tiene la gente mayor a recordar su vida pasada no es más que una manía o un signo de deterioro cognitivo.

 La tendencia a recordar la vida pasada, puede considerarse como una actividad de la vida corriente de las personas de edad, útil e incluso necesaria para el equilibrio psicológico y afectivo. No porque el anciano rememore automáticamente esto ha de ser un bien para él, pero en muchas ocasiones sí. Las crisis propias de esta etapa de la vida explican que el presente se le presenta a la persona mayor como algo extraño, vacío de muchas cosas y dudas ante un mundo velozmente cambiante tecnológicamente.

 A veces el presente es vivido como un momento impregnado por el dolor producido por numerosas pérdidas acumulativas, ante el fallecimiento de sus familiares o amigos que lo rodean y se sienten solos aún en medio de otras personas, acechado por la amenaza de un futuro impredecible para él.

 ¿Por qué habría que extrañarse entonces de que la persona mayor busque en el pasado motivos y recuerdos para autoafirmarse y mantener su identidad y autoestima?

 Al volver atrás el anciano comunica que está vivo, que tiene una historia, que el libro de su propia vida se está terminando de escribir y las últimas páginas constituyen una oportunidad de asentar su testimonio de paso por esta vida, subrayando lo que fue realmente significativo, queriéndose a sí mismo y comunicando el mensaje contenido en la lectura de la propia experiencia. Es un modo de vivir hasta el final, de luchar contra la soledad.

 El recuerdo no está siempre libre de tensiones internas. En el pasado que se recuerda, los mayores reviven a veces acontecimientos penosos, experiencias negativas o no asimiladas. Narrarlas constituye entonces una oportunidad de reconciliarse con su propia persona. Revisar la propia vida es una actividad universal que puede permitir sanar la memoria o amargar una existencia.

 Para quienes viven con un mayor, no siempre resulta fácil estar oyendo lo mismo. Con frecuencia se le reprocha repetir siempre lo mismo. Aprender a escuchar el significado de estas repetidas narraciones y evitar que ellos se refugien en el pasado, constituyen retos para el que acompaña y ayuda a la persona mayor.

 Escuchar la narración repetida una y otra vez del pasado no significa oír siempre la misma historia, sino ser capaces de captar cada vez un mensaje nuevo; con esa acción prácticamente el anciano nos está diciendo: “contándote lo que ya sabes, me siento vivo y reconocido por ti, pongo orden en mi vida, me autoafirmo, me reconcilio y te considero importante para mí equilibrio afectivo”.

Por lo anterior, es que hoy en día, muchos consejeros y terapeutas han dado importancia al recuerdo y lo estimulan, invitando en sus sesiones individuales o de grupo a recordar viejos cantos, viejas anécdotas, historias que circulaban en los tiempos jóvenes, lugares particularmente relevantes.

 Entendamos que el pasado es importante. Su evocación constituye una consideración respetuosa y en él se puede encontrar sentido. La experiencia puede convertirse en fuente de esperanza que enseña para uno mismo y para los demás.

 La falta de tiempo no será nunca una razón suficiente para abandonar al mayor a una soledad afectiva que le llevará a morir antes de morir.

 Para nosotros los viejos, para todos nuestros viejos, la repetición continua de nuestro pensamiento es vida, no lo reprimas, foméntalo y para quienes viven con un viejo hónrelo y para ello nada mejor que practicar Santiago 1:19 “Mis queridos hermanos, pongan atención: Todos ustedes deben estar listos para escuchar, pero deben ser lentos para hablar y para enojarse” NVI

S.A.G. 15 – ENE - 2021

 

 

 

 

 

 

 

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