viernes, 25 de diciembre de 2020

Honrar Al Anciano Una Meta 2021 Por Saúl Guevara

 

 


Época de fin de año y ahora con Covid-19, pero, aun así, esto no quiere decir que es el final, por lo tanto, de una forma u otra la vida continua y la eternidad de la Palabra de Dios se manifiesta: “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor” Levítico 19.32

 Honrar al anciano es un mandato de Dios, pero en nuestras generaciones nuevas ese respeto y honra va haciéndose cada día más y más deplorable, en esta ocasión de fin de año, quiero usar dos anécdotas para nuestra reflexión hacia el año venidero y nuestra actitud a nuestros mayores.

 Hace años viajando en autobús, sucedió un hecho con un anciano al que mi compañero de asiento reacciono con risas… ¡Qué tonto se veía mientras se reía del pobre anciano en el autobús!

 Momentos antes el hombre se había levantado de su asiento y le preguntó al conductor si faltaba mucho para llegar a la parada tal. “¡Señor! ¡Usted se equivocó de rumbo! ¡Debía haberse subido al servicio que va en el sentido contrario!” contesto el conductor; el oírlo y la sorpresa en el rostro del abuelito fueron los detonantes de la risa de mi compañero y otros, que no paraban de hacer bromas burlescas acerca del incidente.

 Es feo decirlo, pero cuántos adolescentes y jóvenes le faltan el respeto a la gente mayor. Y no solo mediante burlas y chistes, sino también al no escuchar siquiera sus consejos ni prestarles atención cuando cuentan sus anécdotas de vida.

 Hay que enseñar a nuestras nuevas generaciones desde su infancia que la juventud no dura para siempre. Si bien es cierto que debemos mantener un corazón alegre y juvenil, los años pasan y, aunque no nos guste, iremos envejeciendo. Cuando llegue esa época, ¿sería de nuestro agrado que los jóvenes nos valoren o nos desprecien?

 Dios nos enseña a respetar a nuestros mayores. Y no solo a los ancianos, sino también a las personas que tienen más años y experiencia que nosotros. Respetar no significa obedecer ciegamente sus instrucciones ni someterse incondicionalmente sin pensar en lo que estamos haciendo. Respetar quiere decir escuchar con atención, ser amables, acompañar a los mayores en sus necesidades, valorar sus consejos y aprender de sus historias de vida.

Si tenemos abuelos, no los olvidemos ni dejemos de visitarlos. Preguntémosles acerca de su vida. Seguramente descubriremos muchas cosas que no sabíamos y tendremos la oportunidad de aprender de sus aciertos y errores.

 El inverso de lo anterior puede ser el siguiente cuento:

 Tere Tamboritos era una niña alegre y artista con un gran sueño: llegar a tocar la batería en un grupo musical. Pero para conseguirlo había un gran obstáculo: Tere tenía que practicar mucho para hacerlo bien, pero justo al lado de su casa vivían un montón de ancianitos, muchos de ellos enfermos, en una residencia; y sabía que el ruido de tambores, bombos y platillos podía molestarles muchísimo.

 Tere era una niña muy buena y respetuosa, y buscaba constantemente la forma de practicar sin molestar a los demás. Así, había intentado tocar en sitios tan raros como un sótano encerrado, una cocina, un desván e incluso una ducha, pero no había forma, siempre había alguien que se sentía verdaderamente molesto; así que, decidida a ensayar mucho, Tere pasaba la mayor parte del tiempo tocando sobre libros y cajas, buscando nuevos sitios donde practicar.

 Un día, mientras veía un documental de ciencias en la televisión, escuchó que, en el espacio, como no había aire, el ruido no se podía transmitir, decidió convertirse en una especie de astronauta musical. Con la ayuda de muchos libros, mucho tiempo y mucho trabajo, se construyó una burbuja espacial: era una gran esfera de cristal, en la que una máquina sacaba el aire para hacer el vacío y en la que sólo estaban su batería y una silla.

 

Tere se vestía con un traje de astronauta que se había fabricado, se metía en la burbuja, pulsaba el de la máquina para sacar el aire y... ¡se ponía a tocar la batería como una loca!

En muy poco tiempo, Tere Tamboritos, "la astronauta musical", se hizo muy famosa. Acudía tanta gente a verla tocar en su burbuja espacial, que tuvo que poner unos pequeños altavoces para que pudieran escucharla y poco después trasladó su burbuja y comenzó a dar conciertos. Llegó a ser tanta su fama, que desde el gobierno le propusieron formar parte de un viaje único al espacio y así se convirtió de veras en la auténtica astronauta musical, superando de largo aquel sueño inicial de tocar en un grupo.

  Y cuando años después le preguntaban cómo había conseguido todo aquello, se quedaba un rato pensando y decía:

 -Si no me hubieran importado tanto aquellos ancianitos, si no hubiera seguido buscando una solución, nada de esto habría ocurrido.

S.A.G. 25 - DIC – 2020

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