Los
salmos nos lo advierten. “En la vejez seguirán dando fruto” Salmo 92:15. La
potencia de Dios se puede revelar en la edad senil, incluso cuando ésta se ve
marcada por límites y dificultades. “Dios ha escogido lo que el mundo considera
necio para confundir a los sabios; ha elegido lo que el mundo considera débil
para confundir a los fuertes; ha escogido lo vil, lo despreciable, lo que no es
nada a los ojos del mundo para anular a quienes creen que son algo. De este
modo, nadie puede presumir delante de Dios” 1 Corintios 1:27…28. El designio de
salvación de Dios se cumple también en la fragilidad de un cuerpo anciano,
débil e impotente. Así, del vientre estéril de Sara y del cuerpo centenario de
Abrahán nace el Pueblo elegido. Romanos 4:18…20.
·
Un Día para los mayores, ¿Por qué?
Para
el año 2025 se calcula que la población mundial será de unos mil doscientos
millones de personas y se estima que en 2050 llegarán casi a los dos mil
millones. La tendencia al envejecimiento de la población convierte en
protagonistas a aquellos que superan los 60 años. Por este motivo, el 14 de
diciembre de 1990, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 1 de
octubre Día Internacional de las Personas de Edad.
·
Ellos son el futuro.
Lejos
va quedando la imagen de las personas jubiladas que llevan una vida sedentaria.
Cada vez son más quienes dedican su tiempo libre a los otros. La ONU asegura
que “desempeñarán un papel cada vez más importante” como voluntarios, mediante
la transmisión de su experiencia o como cuidadores de sus familias. En el
ámbito laboral sus conocimientos son también muy valorados.
No
extraña que en 2001 se aprobara una resolución que permitió crear el Fondo
Fiduciario de las Naciones Unidas para el Envejecimiento. Su objetivo es apoyar
proyectos en beneficio de los ancianos que viven en países en desarrollo, sobre
todo, ya que en ellos reside la mayoría.
¿Pero
quiénes son las personas mayores? Las estadísticas se fijan en quienes ya han
cumplido 60 años, pero otros retrasan este periodo hasta los 65. En 1950, el 8%
de la población de las naciones más desarrolladas tenía esta edad. “Ahora son
el 14% y en el año 2050 serán casi el 25% de todos sus habitantes”, agrega las
Naciones Unidas para el Envejecimiento.
·
Una sociedad para todos.
En
estos escritos del Blog, siempre se insiste en la importancia de integrar a los
mayores en la sociedad. Hay que desterrar la idea de que la edad mayor implica
la retirada de la vida social. La propuesta de Naciones Unidas anima a los
países a colaborar para que los ancianos tengan una mejor calidad de vida y se
valgan por sí mismos.
Se
apuesta por crear las condiciones que favorezcan su independencia “tanto tiempo
como deseen o les permita su salud”. Naciones Unidas reconoce las
contribuciones de las personas mayores a la sociedad y cree imprescindible la
promoción del voluntariado para que pongan a disposición de otros los
conocimientos que han adquirido a lo largo de su vida.
No
en vano una de las reivindicaciones que cobra fuerza en todo el mundo es la
exigencia de declarar y respetar los derechos de la tercera edad, que se
vulneran a diario en muchas partes del mundo. En un reconocimiento a su
dignidad.
Los
años son a menudo un motivo de discriminación en diversos ámbitos, por lo que
se promueve el respeto y su inclusión en asuntos sociales, económicos o
culturales. Se defiende su participación en todas las cuestiones que les
preocupan.
·
Valores morales de la tercera edad
1.
Desde
la perspectiva del pasado, la ancianidad es la cadena transmisora
de la cultura. Esa cadena transmisora de la cultura es la tradición hecha vida
en los ancianos y es, a su vez, el equilibrio de la imprudencia a la que son
propensos los jóvenes. Esta cadena de transmisión es, a veces escrita, a veces,
oral y en ocasiones, simplemente vivida. Los ancianos son la escuela viva de
los jóvenes. Otro valor importante de la ancianidad, desde esta perspectiva del
pasado, es su "memoria", ellos son la memoria de sus sociedades. En
el joven, predomina el ideal del futuro, coloreado, además, por su fantasía
--no por la experiencia de la realidad—y los adultos mayores son el colorarlo
del ideal joven.
2. Los
valores de la ancianidad desde su presente. Nuestra sociedad los
desecha, son un estorbo. El paso del campo a la ciudad los ha dejado en la
calle. Pero el anciano representa la prudencia y la sensatez de la sociedad en
la que vive.
3. Visión
de futuro. A la tercera edad siempre se le atribuye una vista
iluminada especial, ya que las personas mayores tienen una gran experiencia y
que, como además disponen de espíritu crítico y tiempo suficiente, pueden sacar
muy sabias deducciones para el futuro. La naturaleza humana no cambia en lo
esencial. La vejez debilita las fuerzas del cuerpo, pero esto queda compensado
con el aumento de la sabiduría y de la experiencia que dan los años.
·
La vejez es vecina de la muerte, pero
la muerte no debe ser temida, antes bien, deseada como término natural de la
vida de este mundo y tránsito a otra inmortal y mejor.
Además, el
anciano tiene otra importante tarea: transmitir la Palabra de Dios a las nuevas
generaciones: “Con nuestro oído, ¡oh Dios!, hemos oído; nos contaron nuestros
padres la obra que tú hiciste en sus días” Salmo 44:2.
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