En
América Latina y aun en poblaciones estadounidenses con alta concentración de
migrantes, la falta de una estabilidad migratoria y la crisis que se vive en
todo nivel, está convirtiendo en soporte de sus nietos a los abuelos, ocasionándoles
una sobrecarga que acaba afectando a la salud física y emocional
Según
unos estudios realizados en Latinoamérica en el 2015 el 70% de los mayores de
65 años cuida de sus nietos, a los que dedican un promedio de seis horas diarias,
lo que supone en muchas ocasiones más tiempo del que los propios padres dedican
a sus hijos. Se puede decir e un una jornada laboras no remunerada.
El
problema es que muchos de ellos realizan este soporte de forma no voluntaria,
porque se ven obligados a hacerlo y no tienen la capacidad de poner unos
límites, convirtiendo esta práctica en un problema silenciado porque los
mayores tienen miedo de causar problemas a sus hijos o decepcionarles y callan.
Las
tareas diarias que tienen entre manos son muchas y arduas. En numerosas
ocasiones, incluso asumen el rol de los padres en cuanto a su educación.
Obligaciones que suponen para muchos una sobrecarga de trabajo que en algunos
países europeos ya ha sido reconocida. De hecho, los psicólogos y geriatras
están viendo cada vez más casos en consulta de personas mayores que sufren
agotamiento, estrés y ansiedad que puede acabar derivando incluso en depresión,
el bienestar del nieto se acaba anteponiendo al suyo propio, por lo que los
problemas de salud que ya sufrían se agravan: la hipertensión se acentúa, al
igual que la artrosis. También es habitual sufrir estreñimiento y dolor crónico
en las articulaciones y la espalda por el esfuerzo que les supone, así como
dificultad para dormir por la noche derivada de ese dolor. Es frecuente
descuidar la alimentación y estas personas tienen un riesgo de desnutrición que
puede afectar a enfermedades como la diabetes.
En
definitiva, los abuelos cuidadores tienen peor salud física que los no
cuidadores y hacen un mayor uso de medicamentos junto con más visitas al
médico. Pero no sólo se trata del sobreesfuerzo que tienen que hacer, sino de
lo que se ven obligados a dejar de lado por sus nietos, el tiempo libre
dedicado a sí mismos.
El
aumento de la esperanza de vida ha propiciado que haya más personas mayores con
más probabilidades de ser abuelos durante más tiempo. La dificultad para
conciliar entre la vida personal y laboral y la crisis económica, con sueldos
cada vez más bajos y la imposibilidad de contratar guarderías o cuidadoras,
están detrás de esta situación.
Con
las apuntadas carencias, los abuelos terminan convirtiéndose en población
blanco de fácil acceso porque siempre están disponibles para las demandas de
los hijos. Nadie les pregunta si pueden quedarse con los nietos o no, se da por
hecho que deben hacerlo y se ven obligados, todo porque priorizamos nuestras
necesidades a las suyas. En ocasiones se abusa de ellos y se les presiona para
que se hagan cargo.
Es
necesario para evitar dar más de lo que se puede el hablar y afrontar el
problema, sugiriendo alternativas y buscar un equilibrio.
Es
necesario poner unos límites, como, por ejemplo, que los fines de semana se
hagan cargo los padres o que se responsabilicen de las tutorías en los centros
educativos, fomentar las guarderías por parte de los gobiernos locales, etc.
Muchos
se sienten culpables por decir que no a algo, pero nuestros abuelos, nuestros
ancianos, tienen todo el derecho de vivir después de haber trabajado durante
tantos años y de contar con tiempo para el ocio.
Sin
embargo, esto no significa que compartir tiempo con los nietos no tenga
beneficios. Son muchos los estudios que aseguran que de esta forma se sienten
útiles tras haber llegado a la vejez y que cuidar de ellos les aporta
vitalidad, alegría, entretenimiento y compañía para combatir la soledad,
mientras que estrechan vínculos afectivos y familiares. Pero no sólo mejora su
estado de ánimo, ya que también les ayuda a mantenerse en mejor forma física e
incrementa su rendimiento cognitivo. De hecho, un estudio alemán publicado por
la revista 'Evolution and Human Behavior' asegura que aquellos que cuidan de
sus nietos ocasionalmente viven cinco años más que los que no lo hacen. De
acuerdo con esta investigación, el riesgo que tienen estas personas de morir en
los siguientes 20 años se reduce hasta un 37%. Además, los autores del estudio
explican que esta labor aumenta la esperanza de vida significativamente más que
estar sano y activo.
Distintos
tipos de abuelos
Generosos. Están
encantados con su papel de cuidadores y no les importa hacerse cargo de sus
nietos todo el tiempo que sea necesario. Son personas que han dedicado su vida
a cuidar a sus hijos y ahora vuelven a desarrollar ese mismo rol con el que
están cómodos con los nietos. De esta forma se sienten realizados y útiles
porque ven que están haciendo una labor de importancia. Tienden a
sobreprotegerles mucho y es posible que les quede un gran vacío cuando los
nietos crezcan y pasen a un segundo plano. Este perfil suele darse
principalmente en las abuelas más que en los abuelos.
Indiferentes.
Este
modelo se trata de aquellos abuelos que consideran que los nietos son
responsabilidad única de sus padres y que son ellos los que deben hacerse
cargo. Consideran que ya se han pasado toda la vida trabajando y que ahora les
toca disfrutar de su merecida jubilación y aprovechar su tiempo libre para
viajar, leer, hacer deporte... Por ello, no tienen problemas a la hora de decir
"no". Eso no significa que no quieran pasar tiempo con sus nietos y
que no disfruten de su compañía, pero en pequeñas dosis. Tampoco significa que
no quieran ayudar, pero siempre de forma moderada.
Esclavos.
Disfrutan
de la compañía de sus nietos y les encanta pasar tiempo con ellos, pero
consideran que hacerse cargo cada día de ellos durante tantas horas es
demasiado. Estas personas viven a expensas de los horarios marcados por sus
hijos y sus nietos y sienten que no disponen del tiempo libre suficiente para
dedicarlo a sí mismos y sus relaciones sociales. A pesar de ello, no lo
verbalizan porque se sienten en la obligación de ayudar a sus hijos, aunque en
muchas ocasiones se sienten sobrepasados por la dura tarea que les ha sido
encomendada.
Lo
cierto es que con los avances de una sociedad cada dia mas tecnificada y el
aumento de la perspectiva de vida, se ha detectado que los abuelos, han
cambiado. Son más activos e independientes; desarrollan sus propias actividades
sociales y culturales; viajan con frecuencia; cuidan su estado físico,
desarrollando una vida saludable con actividades deportivas o físicas adaptadas
a su edad.
Por
esos abuelos que sean como sean son calidad para sus nietos, debemos a prender
una nueva forma de relacionarnos, una forma donde se satisfagan sus necesidades
propias de la edad y que la relación hijos, abuelos y nietos, sea provechosa a
todos, evitando sobrecargarse.
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