viernes, 14 de julio de 2017

Tened Gozo Cuando Te Encuentres En Pruebas



Santiago 1:2...4 - "Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada." NVI

La vida no es siempre un resplandor. En ella encontramos los días oscuros de la prueba, la tristeza y el dolor. El hombre es un péndulo entre la sonrisa y el llanto. Como dice el dicho popular en la vida unas son de cal y otras de arena.

La vida nos hace experimentar de todo: el amor y el odio, el dolor y el placer, la alegría y la tristeza, la traición y la fidelidad, el sabor de una victoria y la amargura de una derrota, la alegría de una conquista y la tristeza de una pérdida.

Como el problema cumbre de nuestra civilización es el crecimiento continuo de las dificultades, a los humanos no nos queda más remedio que crecer también, en valor, en fe y en creatividad para sobrevivir.

A veces Dios permite que diversos problemas nos sacudan para sacarnos de la mediocridad y hacernos transitar por el hermoso camino que Él ha dispuesto para nuestro bien.

Sepamos sacar partido a la dificultad

Cuentan que un comerciante chino tenía un pequeño negocio en la mitad de una cuadra. Un día una enorme empresa, propietaria de una cadena de almacenes, inició la construcción de un gran almacén en una esquina de la cuadra, mientras otra empresa similar lo hacía en la otra. El pequeño comerciante se halló aplastado entre dos enormes competidores. Llegó el día en que ambos negocios abrirían sus puertas. Las dos empresas colgaron enormes carteles que decían: "Gran inauguración". ¿Qué hizo el hombrecito del medio? Colgó un cartel sobre la puerta de su negocio que decía: "Entrada principal". Y ¿Sabe una cosa? Él llegó a ser muy afortunado gracias a la competencia y a su creatividad.

Y es que, en la dificultad del camino, se aprende y vive el gozo del triunfo. Los hombres de mentalidad creativa poseen una visión incapaz de reconocer cosas tales como tiempos malos o condiciones sin arreglo. Cualquier momento o cualquier situación es buena para sus poderosas embestidas. Tienen el talento de hacer algo con cualquier cosa.

Estos hombres permiten que las condiciones mismas sugieran ideas para convertirlas en parte del esfuerzo victorioso. Son sabios, formados por el andar de la vida y los tropiezos con sus levantadas a lo largo de su vida.

Debemos de aprender que las dificultades nos dan grandes oportunidades para desarrollarnos. Ellas son parte moral y esencial de toda la vida y nuestra fuerza se desarrolla al enfrentarse con ellas, al meditar en ellas y dominarlas. Enfocando las dificultades con un esquema mental positivo, siempre se puede obtener algún bien de ellas, por difíciles que sean.

Leí el testimonio de un esquiador que decía: "Cuando subimos en los telesillas que remontan los Alpes para admirar el paisaje, nos asomamos desde alturas vertiginosas y vimos algunas de las más hermosas flores que pueda haber. Resulta muy difícil creer que apenas unas semanas antes aquellas flores estaban sepultadas bajo muchos metros de nieve. La carga del hielo y las tormentas invernales habían contribuido a su brillantez y a su crecimiento".

¿Sabe?, Las cargas que soportamos pueden tener ese mismo efecto en nuestra vida. Cuando una persona se enfrenta a las tormentas de la adversidad, puede resurgir con mayor belleza. Es como los árboles que crecen en las cordilleras: azotados por el viento, sí, pero dotados de la madera más resistente.

Dios está en todas partes al mismo tiempo, por lo tanto, está también junto a usted, viendo lo que hace, sabiendo lo que piensa. Si usted sufre, es porque el dolor le traerá beneficios futuros y no por capricho de Dios. Usted deja que su hijo sufra en el sillón del dentista, porque esto beneficia a su hijo, aunque lo haga sufrir.

Muchas veces la manera de hacer más por un hijo es hacer menos. Dios actúa también así con nosotros.


Sin la angustia nunca conoceríamos la liberación. Por eso, en tanto que el Señor sea nuestro refugio, no es necesario desesperarnos por los sufrimientos, antes podemos esperar que esos tormentos se tornen en bendición y nos sirvan cual acicates para impulsarnos. No olvide que las mejores cosas de la vida, los goces más agradables, las cosas más valiosas de este mundo, han llegado a nosotros por medio de las lágrimas y la tribulación. De esta manera, ¡toda desgracia es una lección!

Cuantas veces no te ha pasado que sales a la calle y empieza tu día, quieres empezar de cero. Como si fuesen las ocho de la mañana y no las dos de la tarde, como si todo se hubiera borrado de tu cabeza en un abrir y cerrar de ojos, como si todo lo malo que has pasado no hubiera existido nunca, como si fuera el último día de tu vida. Intentas no pensar en aquello que siempre te ronda la mente. Pero piensas, siempre acabas pensando. Tu mente es independiente y camina en paralelo a tu cuerpo. No puedes controlarla, nunca lo consigues. Pero ya no lloras, miras todo con otros ojos. Aquello que te hacía daño ahora sólo te permite recordarlo de una forma distinta, de una manera mejor. Ya no guardas rencor, sólo das gracias. Ya no echas de menos, sólo recuerdas. Y es mejor así, porque la vida es perder y ganar, y no siempre se tiene ésta última. Así que hay que caerse, aunque sea cien veces, pero es imprescindible caerse. El único requisito es que no te quedes en el suelo, una vez que estés abajo debes aprender a subir.

Es cierta le teoría de que todo lo que sube vuelve a bajar, por lo que volverás a caer tantas veces como te levantes, pero. ¿qué sería la vida sin altibajos? Demasiado aburrida, no merecería la pena vivirla. Estar continuamente feliz aburre hasta a las moscas.

Por eso debes aprender a disfrutar esos días sin sol, con truenos y relámpagos que sean tan fuertes que te hagan temblar, porque cuanto mayor sea la caída, mejor será la subida. Cuanto más grande sea la tormenta, un sol más radiante saldrá después de ella. Sólo hay que aprender a disfrutarlo y entender que, al igual que nosotros, el cielo necesita llorar de vez en cuando.

Animo, todos pasamos dificultades, hagamos y saquemos de ellas nuestro mejor provecho, por ello Dios nos bendice siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario