viernes, 7 de julio de 2017

Los Cristianos Están Obligados A Proveer Una Nueva Vida A La Vejez



Muchos hemos visto en nuestros padres o abuelos como ya una vez viejos, pierden su independencia. Cada vez son mayores las cantidades de personas que sobrepasan los sesenta y cinco años que se miran en una emergencia y están solas en sus casas.

Levítico 19:32Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová.RV

El honrar significa tener como motivo de orgullo el ser viejo (no todos lo logran), como también el tener dentro de nuestros grupos sociales, familia, iglesia, trabajo, etc., personas de esta edad. Y el temor a Dios, nos lleva a la acción de enaltecer o premiar los méritos de ellos. Mucho se escucha sobre la anterior cita bíblica, existirán y se habrán predicado miles de sermones alrededor del tema, estudios bíblicos sobre ellos, pero la verdad de la verdad es que no pasan de ser palabras y por eso es que decimos que “Los Cristianos Están Obligados A Proveer Una Nueva Vida A La Vejez”

No digo en ningún momento que hablamos mentiras no, lo que quiero decir es que la verborrea como mal de muchos cristianos, sirve de escape para abordar nuestras verdaderas responsabilidades, desde la familia pasando por la iglesia, hasta llegar a todos los amitos sociales.

Si consideramos el crecimiento de la población en todo el mundo, dentro de ellos, los mayoritarios son los que están envejeciendo, lo que representa que la escala de desafíos está creciendo exponencialmente, afectando no sólo los sistemas de salud, sino también las economías, las políticas gubernamentales y por supuesto, las familias.

Las Naciones Unidas prevén que, a la mitad de este siglo, el número de personas mayores de sesenta años será el doble, superando en número por primera vez en la historia a niños menores de cinco años. La explicación de esta tendencia demográfica es directa: las tasas globales de fecundidad han disminuido, en un promedio de 5 hijos por mujer, en 1950/1955, a 2,5 niños por mujer en 2010/2015.

A diferencia de las sociedades eminentemente de consumo, las sociedades humanas ante este crecimiento del envejecimiento de los ciudadanos no deben considerarlo como una carga económica. Ellos pueden desempeñar un papel positivo como consumidores activos, un potencial que muchas industrias ya han reconocido y han comenzado a aprovechar.

Pero eso no mejora el aparentemente intratable desafío subyacente, un reducido grupo de personas queriendo afrontar la situación de apoyar a un número creciente de destinatarios. Este desequilibrio ya ha llevado a algunos gobiernos a aumentar la edad de jubilación y cambiar sus políticas de pensiones para retrasar o reducir los beneficios y mantener a la gente en la fuerza de trabajo.

Pero para mantener a la gente trabajando más tiempo, es crucial mantenerlos sanos; por ello, la industria sanitaria debe desempeñar un papel importante en los esfuerzos para hacer frente a los retos del envejecimiento de la población. La vejez debe considerarse no sólo como una etapa inevitable de la vida, sino como una oportunidad para que las empresas y los sistemas de atención sanitaria ayuden a las personas a prosperar.

Con este fin, las empresas de atención de salud deben cambiar el enfoque de sus esfuerzos de investigación y desarrollo hacia las condiciones que prevalecen entre los pacientes mayores, incluyendo enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades del corazón, glaucoma, artritis reumatoide y cáncer. Tales esfuerzos también son vitales para encontrar formas de detener más eficazmente el deterioro de la productividad e independencia de las personas, preservando su fuerza física, su agudeza mental y sus sentidos como el oído y la visión. Esto es importante no sólo para los pacientes mayores, sino también para sus familias y otros en estado de desventaja.

Un área particularmente prometedora es la medicina regenerativa, que tiene muchas aplicaciones potenciales - incluso para prevenir o revertir la pérdida de audición. En la actualidad, un tercio de las personas de entre 65 y 70 años (y la mitad de las personas de más de 75 años) experimentan pérdida significativa de la audición, a menudo causada por daño o pérdida de las células del oído interno que detectan y transforman ondas sonoras en señales que se registran en el cerebro.

Pero tales avances científicos y sus tratamientos significarán poco si no son asequibles o accesibles a la gente común. Y la trayectoria actual, con la carga de los crecientes costos del cuidado de la salud cada vez más a los pacientes, no es alentadora. Para invertir esta tendencia, la industria de la salud debe trabajar con todas las partes interesadas para apoyar la sostenibilidad financiera de los sistemas de atención de la salud, para que puedan manejar mejor la creciente demanda de atención.

No estoy diciendo con todo esto, que el cristiano debe de abandonar su comisión de difundir el evangelio, que quede claro que no, lo que trato de decir es “apliquemos el evangelio y sus hechos”. En sus inicios la Iglesia Primitiva en su obligación de atender a las personas en condiciones similares a los ancianos de ahora, decidió que dentro de la iglesia se escogieran a personas, no cualquieras, no, sino que personas idóneas, “de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo” lea Hechos 6:1...7

¿Y por qué personas con esas características?

Porque el número de cristianos crecía a miles y así el número de viudas, al igual que ahora crece el número de personas en la etapa de la vejez. En aquel entonces igual que ahora, el éxito requeriría de estrategias innovadoras para mejorar los resultados de los beneficiarios de una manera financieramente sostenible.

Por ejemplo, la iglesia puede trabajar con los Gobiernos Locales para ofrecer servicios que mejoren las diferentes áreas como salud mental, empredurismo, fomento de las artes, rescate cultural, jardinería, etc. Asegurar la disponibilidad de trabajadores voluntarios capacitados o consejeros para responder a las preguntas de los beneficiarios, en fin, tantas áreas en que podría ayudar.

Mas halla de estar dentro de las paredes del templo, el cristiano actual tiene que entender, de realizar en su mente que la comisión manda a ir por el mundo con la palabra y con hechos.  

Abordar las necesidades del envejecimiento de las poblaciones es uno de los retos que enfrenta el cristiano y su iglesia. Un modelo exitoso reduciría la angustia de nuestra población anciana, aumentaría su esperanza de vida, mejorará la calidad de vida y traería paz y alegría en los ancianos.

El proporcionar y/o adquirir una comprensión más completa del proceso de envejecimiento, también podría orientarnos hacia actividades y obras para honrar a esos viejos de los cuales algunos ya somos parte y otros tendrán la bendición de Dios de llegar a ser. Incluyendo a los jóvenes.

Mientras transformamos nuestro entendimiento no olvidemos y tengamos presente que: Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová.RV   



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