sábado, 27 de mayo de 2017

Después No, Ahora Hagamos Lo Que Podamos



En muchas culturas, los ancianos son los encargados de transmitir el conocimiento y los valores morales y espirituales a las siguientes generaciones. El rey David escribió: “Aun cuando sea yo anciano y peine canas, no me abandones, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a la generación venidera, y dé a conocer tus proezas a los que aún no han nacido.” (Salmo 71:18, NVI).

Las personas mayores que, pese a sus limitaciones, comparten altruistamente su experiencia y sus recursos con los demás son miembros valiosos de la comunidad. Demuestran que “la canicie es corona de hermosura cuando se halla en el camino de la justicia” (Proverbios 16:31).

Ahora bien, es posible que al ir envejeciendo nos preguntemos qué nos deparará el futuro. Siendo realistas, podemos tener una vida mejor al hacernos mayores, todo depende la actitud que cada uno tome.   

Tengo tan solamente un hermano en carne, José Salvador, él es ahora en el 2017 de 81 años, hombre activo, exponente de sus ideas por medio de las redes sociales, en estos días me paso una reflexión que le fue enviada por una amiga y así como mi hermano quiso compartirla en amor conmigo, ahora se las paso para compartirla en el amor de Cristo con ustedes.


  •  La vida es una tarea que nos trajimos para hacer en casa.
  •  Cuando uno mira... ya son las seis de la tarde; cuando uno mira... ya es viernes;
  •  Cuando uno mira... ya se terminó el mes, cuando uno mira... ya se terminó el año;
  •  Cuando uno mira... ¡ya se pasaron 50 o 60 años!
  •  Cuando uno mira... ya no sabemos más por donde andan nuestros amigos.
  •  Cuando uno mira... perdimos al amor de nuestra vida y ahora, es tarde ya para volver atrás.


No dejes de hacer algo que te gusta por falta de tiempo.
No dejes de tener alguien a tu lado, porque tus hijos pronto no serán tuyos, y tendrás que hacer algo con ese tiempo que resta, en donde lo único que vamos a extrañar será el espacio que sólo se puede disfrutar con los amigos de siempre. Ese tiempo que, lamentablemente, no vuelve jamás...

"Es preciso eliminar "El DESPUES"....

-        Después* te llamo.
-        Después* lo hago.
-        Después* lo digo.
-        Después* yo cambio.
Dejamos todo para *Después*, como si el *Después* fuese lo mejor....

Por qué no entendemos que...
-        Después* el café se enfría,
-        Después* la prioridad cambia,
-        Después* el encanto se pierde,
-        Después* temprano se convierte en tarde,
-        Después* la añoranza pasa,
-        Después* las cosas cambian,
-        Después* los hijos crecen,
-        Después* la gente envejece,
-        Después* el día es noche,
-        Después* la vida se acaba.

No dejes nada para *Después*, porque en la espera del *Después*, tú puedes perder…  
-        los mejores momentos,
-        las mejores experiencias,
-        los mejores amigos,
-        los mayores triunfos.

Acuérdate que el *Después* puede ser tarde. El día es hoy.

Ahora, quiero comentar a todo lector, no importando la edad, que no debemos de posponer nada.

Cuando somos niños no podemos esperar a ver llegar el día en que por fin seremos "grandes" y los años pasan con una velocidad asombrosa. Tal vez tú aún no te has percatado de ello, porque aun eres muy joven, pero un día de estos te detendrás a mirar hacia atrás y verás que el tiempo voló. 


Nos guste o no, el tiempo no se detiene. Cómo nos gustaría tener 18 años por siempre... o por lo menos que nuestro espíritu se mantenga siempre joven, sin embargo, nuestro cuerpo se desgasta y se va envejeciendo, aunque nos disfracemos de adolescentes...   

Estos últimos años, sin querer queriendo, he visto como casi toda la generación de mis padres y tíos han fallecido. Hoy día mi generación empieza a pasar por ese proceso, ya pasó de ser la generación "adulta" a aquella que llaman “adulto mayor” y aquello de llegar a "viejo", (aun sin serlo), parece más cercano de lo que creía. Esto me ha hecho reflexionar mucho en cómo la sociedad en la que hoy vivimos no cuida, ni honra a sus ancianos, como Dios nos pide que lo hagamos.

El avance de la ciencia es impresionante y las expectativas de vida se han prolongado. Hoy no sólo contamos con un grupo etario denominado la "tercera edad" sino con una "cuarta edad". Cada día hay hombres y mujeres que fácilmente sobrepasan los 80 años, pero ¿qué está pasando con ellos? Muchos viven en un abandono total y no necesariamente por falta de recursos, sino por falta de hijos que estén dispuestos a cuidarlos, acompañarlos y a ayudarles a vivir una vejez digna, rodeados de un ambiente que no se olvide de todas sus necesidades, incluyendo por cierto las espirituales.

Lo que se siembra se cosecha, lo que hagamos con nuestros padres y ancianos será nuestra herencia para el futuro. Hoy tenemos el deber y el privilegio de enseñar a nuestros niños y jóvenes a valorar y a respetar a nuestros ancianos, poniendo nosotros el ejemplo en primer lugar, al practicarlo con nuestros padres o con quienes queden vivos. Motivar a nuestros adolescentes y jóvenes a honrar y amar a nuestros ancianos es una de las tareas más loables a las que como padres y líderes podemos llevarlos.

Prov. 17: 6 dice: "La corona del anciano son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres".  Un anciano que lleva una corona de gloria significa que está siendo respetado, cuidado, protegido, sustentado y honrado, en primer lugar, por su familia.

Como iglesia hacemos obras de caridad y misericordia, pero ¡"la caridad comienza por casa"! ¿Estamos poniendo coronas de gloria a nuestros padres y ancianos?

"Reconoce debidamente a las viudas que de veras están desamparadas. Pero, si una viuda tiene hijos o nietos, que estos aprendan primero a cumplir sus obligaciones con su propia familia y correspondan así a sus padres y abuelos, porque eso agrada a Dios.".1 Timoteo 5:3…4

¿Tienes el privilegio de tener vivos a tus abuelos o padres o tu anciano pastor?, entonces hónrales como nos pide el Señor.  No dejes pasar más días, ve con ellos y demuéstrales en vida cuánto los amas, has algo por alegrar sus vidas y da gracias a Dios por el privilegio de tenerlos vivos para hacerlo.

Acuérdate que el *Después* puede ser tarde. El día es hoy.




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